En febrero, el gobierno de Kirchner anunció la elevación del nivel del embalse de Yacyretá en siete metros más del nivel actual, lo que implica inundar miles de hectáreas adicionales de tierra, desplazando a muchos miles de personas, que se suman a las que ya han perdido su forma de vida y se han empobrecidos lejos de alcanzar los beneficios que la obra prometía. La obra es símbolo de corrupción, despilfarro y destrucción ambiental, y se sumará a otros proyectos desempolvados para ser realizados en la Patagonia y en noreste argentino.
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