A 38 días de iniciada la huelga de los trabajadores de la pesca en Puerto Madryn, paralizando todo tipo de actividad en el Parque Industrial Pesquero -históricamente una de las principales actividades económicas de la zona- el Sindicato de la Industria de la Alimentación (STIA) cerró con la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (CAPIP) un acuerdo de aumento del 30%. Comprometiéndose las partes a rediscutir y negociar los valores cada tres meses a partir de la fecha, pero considerando como límite máximo, las variaciones que pueden producirse en el índice inflacionario oficial publicado por el INDEC. El acuerdo se formalizó en Rawson, en la Casa de Gobierno, de espaldas a la incansable lucha que los trabajadores de la pesca vienen sosteniendo desde hace más de siete meses por un aumento del 100%.
Los momentos de mayor tensión se vivieron el miércoles último cuando alrededor de 300 trabajadores tomaron el Consejo Deliberante de Madryn por 2 días dejando en evidencia las fuertes diferencias que existen entre las bases con los dirigentes sindicales del STIA y expresando que su lucha es por un aumento del 100%. La toma finalmente se levantó y el Sindicato y la Cámara firmaron el mismo acuerdo con el que habían cerrado el conflicto pesquero hace una semana en Comodoro Rivadavia. Allí donde también tras semanas de cortes y paro los trabajadores reclamaban un aumento salarial el acuerdo final fue: un valor básico de 6,50 pesos la hora conformada para las categorías más bajas, y un asegurado de 1.014 pesos para las categorías 2 y 3. Tras el acuerdo en Comodoro las empresas pesqueras de Madryn (Alpesca, Harengus, Pereyra Argentina y Pescapuerta) se negaron a cumplir con los $ 7.80 de básico que exigían más de 3000 trabajadores.
Durante el desarrollo del conflicto el gobierno provincial no intervino en ningún momento para presionar a las empresas, que exportan por millones de dólares, para que cumplan con el reclamo salarial. Mientras tanto, el conflicto seguía dilatándose en el Ministerio de Trabajo de la Nación, a donde se había trasladado desde hace más de quince días.
Detrás de este conflicto, quedan sin embargo, semanas de solidaridad, organización y unidad entre los trabajadores de Madryn en los piquetes, las movilizaciones, los escraches a los empresarios, y en las tomas de plantas y el Consejo, que seguro no serán en vano para alcanzar el reclamo exigido. Una experiencia de lucha ejemplar para la región, que ha contribuido también en las reivindicaciones salariales que mantuvieron durante este tiempo los trabajadores metalúrgicos y de la cerámica. ::Leer artículo completo y comentar::
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