El gobierno, el duhaldismo y la derecha plantean en ningún caso acceder a las demandas planteadas por los estigmatizados como piqueteros "duros". Mientras barajan diversas variantes de represión, un plan nacional de lucha de veinte organizaciones piqueteras viene reclamando el aumento de los magros 150 pesos que cobran los "beneficiario/as" del plan jefas y jefes. Durante toda la semana se realizaron diversas protestas para exigir, también, que se universalicen los planes, a todo aquel que no tenga trabajo, que liberen a los presos por luchar, que se generen fuentes de trabajo y apoyan a los sectores ocupados en huelga, como el personal de Garraham en lucha por un salario mínimo de 1.800.

Hubo medidas en varios lugares del país: acampes en Plaza de Mayo y en la base del Puente Pueyrredón, marchas por la city porteña, liberación de peajes en la Autopista Buenos Aires-La Plata, la del Oeste y la Panamericana y cortes de ruta Jujuy, Salta, Tucumán, Córdoba, Ente Ríos, Misiones y Mar del Plata. La semana que pasó concluyó con un masivo acto enfrente a la Casa Rosada, desde donde se repitieron los motivos que llevan a que las organizaciones de desocupados independientes del Estado estén planteando que no se puede vivir con el subsidio que desde hace dos años se mantiene intacto. En los barrios pobres el hambre sigue siendo cotidiano, mientras cifras oficiales admiten que se cuenta con un superávit de 1.500 millones, la mitad de la población no accede a cubrir la canasta básica que es de 1.800 pesos.

Estas acciones reivindicativas fueron impulsadazas por el Polo Obrero, la Corriente Clasista y Combativa, la Unión de Trabajadores Piqueteros, el Frente Popular Darío Santillán, el MTD Aníbal Verón, la CTD Aníbal Verón, FTC Nacional, FTC Mesa Nacional, Movimiento Teresa Rodríguez La Dignidad, MTR-Coordinadora de Unidad Barrial, entre otras organizaciones.

Desde el gobierno han decidido promover la represión judicial, amenazando con detenciones de líderes. En el Chaco y Santa Cruz recientemente se reprimió aunque con casi nula repercusión mediática. De la misma manera que Gines llamó terroristas a los trabajadores del Garraham, el ministro del Interior y Kirchner hablaron de "partidos de ultra izquierda que sacan pocos votos" que fomentan las luchas. En tanto, siguen sin responder en ningún momento a las demandas planteadas. La misma administración que se vanagloria de "defender los Derechos humanos" responde a la movilización popular con el más puro macartismo: señalar y perseguir comunistas como el senador republicano estadounidense que en plena guerra fría veía conspiraciones soviéticas en cualquier reclamo popular, por mínimo que sea. Será la proximidad de la llegada de Bush al Atlántico argentino que genera este estilo importado del norte de señalar como parte de un eje del mal a los que no se alinean con la política oficial.

Los encuestólogos y editorialistas de los principales diarios trabajan con perseverancia para que "el problema piquetero" se trasforme en "una pesadilla" para "la sociedad" que desperdicia sus horas en embotellamientos de tránsito y sufre la violencia visual de tener que ver pobres en el centro, organizados y con seguridad propia, ¡horror! palos y capuchas. Los hidrantes, helicópteros, infantes y centenares de policías con pechera naranja fluo son la respuesta oficial. Sin embargo, ni escribas ni gobernantes o aspirantes a serlo, logran explicar como con tanto hostigamiento de parte de la prensa y del Estado, que distribuye discrecionalmente a favor de sus punteros la ayuda social, los movimientos de desocupados siguen existiendo: alrededor de todo el país, levantando comedores, emprendimientos productivos, educando y formando personas, haciendo asambleas, organizando los barrios y brindando una posibilidad de dignidad frente a las opresiones cotidianas del poder.
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