Joao Havelange, Ex presidente de la FIFA

El orgullo aparece con cada victoria, los ganadores festejan, los perdedores se esconden. Nadie parece quejarse cuando la Avenida 9 de Julio se corta en un día hábil si es porque ganó la selección. Las publicidades brillan, con ideas ingeniosas mientras ídolos como Messi te venden desde un Yogurt o una gaseosa, hasta un par de zapatillas. Algunos simplifican echándole la culpa al fútbol, otros se enceguecen y se olvidan de todo lo demás. La Selección puede ser amada u odiada por un partido.

El 26 de junio de 2002, Brasil jugaba con Inglaterra, si Argentina no hubiera quedado eliminado y hubiera ganado su grupo, como indicaban los pronósticos hubiera jugado con Brasil mientras la policía disparaba balas de plomo contra Kosteki, Santillán y otros 30 manifestantes. ¿Qué hubiera pasado? ¿y si ganaba Argentina? ¿Se llenaba la 9 de julio con hinchas festejando con banderitas? ¿Mataría Franciotti a hinchas que festejaban o a Periodistas de TyC o Fox sports? ¿Se imaginan a Tití Fernandez o Alejandro Fantino entre los Gases esquivando balas de plomo? Sin embargo, Eduardo Duhalde, uno de los responsables políticos de la masacre, no solo sigue impune, sino que se lo vió en Alemania presenciando un partido de la Selección.

Tula está en Alemania, Duhalde tambien fue

El Mundial de Fútbol, sin dejar de ser un evento cultural y deportivo maravilloso, también tiene esas contradicciones. En medio de situaciones difíciles reafirma el actual sistema de Estados-Nación. Los himnos antes de jugar, intentan sostener esta farsa, que el mismo capitalismo también contradice: alcanza con ver a Jugadores de un país jugando para otro, como David Trezeguet defendiendo los Colores de Francia, Pernia los de España o Franco los de México, y que hablar de Azamoah, el Jugador Ghanés que juega para Alemania. Si bien es solo un juego, no parece distanciarse mucho de las usurpaciones de tierras, las guerras, y demás miserias realizadas por los estados. La más conocida cerveza argentina, que se jacta de ser bien nacional y defender los colores de la selección siendo su sponsor, vendió su principal paquete accionario a una empresa brasilera hace pocas semanas.

Sin embargo también aparecen pequeñas revanchas. Países como Togo, Angola, o Ghana, se hacen presentes con sus situaciones particulares ignoradas. Guerras civiles, hambre y opresión aparecen, aunque como datos secundarios, aunque al espectador promedio solo le importe la pelota o que gane su equipo. Nada de esto va a cambiar sus situaciones, pero quisas podría disparar llamados de atención, aunque posiblemente la FIFA y diversos organismos internaciones quieran aprovecharlo para sus beneficios y tapar las atrocidades de las cuales fueron cómplices.

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