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Lunes 21 de agosto de 2006 | La excusa del imperio

Un terrorismo que dice enfrentar a otro

Palestinos asesinados en la Franja de Gaza
Palestinos asesinados en la Franja de Gaza

A lo largo del planeta, la presencia de un modelo busca imponerse de la manera que sea. En algunos casos los negocios son suficientes, aunque el daño generado a sus pueblos en distintos momentos se vuelve resistencia. Cuando con los negocios no alcanza aparece la fuerza. Cuando con la fuerza no alcanza se asusta a la población: aparece la criminalización, se fomenta la discriminación y la ignorancia, que no solo logra que poblaciones atontadas voten continuidades, sino también, la despacificación social, la desunión y el incremento del individualismo.

En la guerra fría, la industria cultural occidental machacó sistemáticamente la enemistad y la criminalización del Marxismo y del fantasma del comunismo exhibiendo las peores atrocidades del estalinismo, fomentando todo tipo de reduccionismos. Caído ese enemigo aparecen nuevos miedos: el musulmán terrorista, el inmigrante, y otros diversos personajes se presentan como enemigos de la vida occidental. Obviamente no siempre los movimientos rebeldes son el enemigo, muchas veces aparecen como “potenciales aliados” útiles para enfrentar a algún régimen, posiblemente dictatorial, pero cuyo verdadero motivo para enfrentarlo es la búsqueda de negociados a través de la “liberalización de la economía” del lugar en cuestión.

La incorporación de nuevos países a mercados comunes, en inferioridad de condiciones con respecto a las potencias, siempre permite elevar los niveles de explotación y de incremento de ganancia de quienes más tienen. Lo mismo ocurre cuando un país de mediano desarrollo se derrumba: La caída del bloque soviético generó en esos países una “fuga de cerebros”, profesionales formados en esos países brindaron sus conocimientos a las potencias capitalistas, a la vez que estas incorporaron mano de obra barata y la posibilidad de generar inversiones de alta rentabilidad en estos “nuevos mercados”. Lo mismo ocurre con un país devastado por una guerra y su posterior “reconstrucción”. ¿Qué ocurrirá en el Líbano? La puja, casualmente está entre posibles contrincantes bélicos: por un lado Irán, por el otro las potencias capitalistas. Hoy Israel insiste en la posibilidad de volver a invadir el Líbano. Mientras tanto sigue el genocidio palestino en la Franja de Gaza.

Apoyado en la reiterada criminalización de “todo aquel que lleva turbante”, en especial en el Islam, el ojo criminalizador hoy está enfocado principalmente en Irán. Las ambigüedades con respecto al uso de proliferación nuclear, y al enriquecimiento de uranio, que si bien no es recomendable para el mantenimiento del medio ambiente, su utilización no existe solo para la fabricación de armamento sino también para el desarrollo energético (sin ir muy lejos nuestros vecinos de Brasil enriquecen uranio y tanto Argentina como Venezuela están en tratativas de hacerlo también, aunque en un grado mínimo y con fines que claramente no son armamentísticos). De esta manera, Estados Unidos, busca generar una legitimidad, que no siempre se apoya en verdades, como cuando con mentiras justificó la invasión a Irak, comprobándose después la inexistencia de armas de destrucción masiva en ese país.

Otro caso que, aunque con menor difusión, también está recuperando importancia, es Somalía. Este país vive actualmente una nueva etapa de injerencia extranjera, no es la primera, pero esta vez tiene características militares y por supuesto económicas. El privilegiado territorio somalí cuenta con importantes recursos y una situación geográfica estratégica que ha sido codiciada desde fines del siglo XIX por diversas potencias y clanes regionales. En 120 años, este país ha sido víctima del colonialismo clásico, de la pésima descolonización, de la Guerra Fría, de la lucha entre caudillos provinciales, de enfrentamientos armados con países limítrofes, de una guerra civil, de boicots económicos, dictaduras, separatismos, sequías, hambrunas, una invasión norteamericana y el islamismo extremista. Hoy la supuesta “amenaza terrorista” vuelve a llamar la atención de la “comunidad internacional” sobre la región. Aunque escondidos detrás de esta “amenaza”, hay muchos intereses en juego, hay compañías ansiosas de recuperar el tiempo perdido y de continuar explotando los yacimientos petrolíferos de gas, el acuífero y la pesca. Etiopía, de mayoría cristiana ortodoxa, pugna por detener el avance del islamismo y ha preferido llevar su guerra con Eritrea fuera de su territorio al campo somalí.

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