Julio López
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Jueves 28 de Septiembre de 2006 | Día por la despenalización del aborto en América Latina y el Caribe

Las que mueren son mujeres

Un embarazo puede ser uno de los más hermosos momentos para miles de personas...pero también puede ser la peor de las pesadillas, para muchas mujeres: adolescentes, violadas, discapacitadas mentales, madres pobres de muchxs hijxs. La realidad es que muchas mujeres por diferentes circunstancias no pueden hacerse cargo de un bebé. Para ellas, la única solución es el aborto.

Alrededor de cuatro millones doscientas mil mujeres se someten a abortos e América Latina y el Caribe anulmente, esto informado por la Organización Mundial de la Salud en el año 1998; pero estas cifras como la pobreza aumentan año a año. Algunas de estas mujeres, de clase media y media alta, se realizan la operación en clínicas privadas con todas las condiciones de higiene necesarias. Sin embargo, las mujeres pobres se ven obligadas a realizar estas practica en condiciones de riesgo que pagan muchas veces con sus vidas o que las deja estériles de por vida. En ambos casos, lo que une a estas mujeres es la clandestinidad.

Esta realidad, que los sectores más conservadores preferirían esconder, no puede ocultarse por la cantidad de mujeres que decidieron hablar. Ejemplo de esto es la pasada campaña “Yo Aborte” impulsada por varias organizaciones de mujeres. “En Argentina acontecen aproximadamente medio millón de abortos ilegales al año, lo que representa un estimado 40 por ciento de los embarazos. Esta proporción muy alta de embarazos que terminan en abortos es una ilustración siniestra de la falta de acceso a información y servicios efectivos de planificación familiar. Los abortos inseguros han sido durante décadas la principal causa de mortalidad materna.” (Decisión Prohibida informe de Human Rights Watch).

La falta de información es una forma de discriminación. Negarles a a las mujeres el derecho a disponer de su propio cuerpo es discriminación. Impedirles acceder al sexo sin el terror y la culpa de quedar embarazadas también es discriminatorio. La Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), determina que la violencia contra la mujer es una forma de discriminación que impide gravemente que goce de derechos y libertades en pie de igualdad con el hombre. La CEDAW es ley en la Argentina (Ley N° 23.179), que fue ratificada en el año 1985 y adquirió jerarquía constitucional a partir del año 1994. La Convención realizó un observación denominada Recomendación General N° 19, solicita a los Estados firmantes que impidan la “coacción con respecto a la fecundidad y reproducción; y para que las mujeres no se vean obligadas a buscar procedimientos médicos riesgosos, como abortos ilegales.”

En nuestro país mueren dos mujeres pobres por día, por abortos inseguros, muchas de ellas tienen otros hijxs que dejan irremediablemente huerfanxs. El último caso reflejado por los medios masivos fue el de Norma , madre de seis hijxs que vivían en la extrema pobreza. La muerte de Norma se conocía mientras el Episcopado Argentino emitía un documento titulado “El aborto es cuestión de vida o muerte” donde decía: “que no hay que sembrar la cultura de la muerte”. Y sin embargo, el Episcopado siembra la cultura de la muerte cada vez que pone la vida del feto por sobre la vida de la madre, cada vez que se opone al uso de los métodos anticonceptivos. Cada vez que dice que el preservativo no previene el vih. Todas estas veces el Episcopado siembra la cultura de la muerte, pero no es él quien cosecha la muerte sembrada, sino las miles de mujeres que mueren por infecciones o temen ir al hospital porque pueden ser denunciadas a la policía.

Mientras los medios masivos muestran al aborto como una noticia más. Mientras el episcopado emite documentos y el estado implementa un deficiente programa de Salud Sexual y Procreación Responsable, que no llega a las mujeres de los sectores más carenciados. Mientras se escriben numerosos textos a favor y en contra del aborto. Las camas de ginecología de los hospitales públicos se colman de mujeres desangradas, infectadas, con sus úteros perforados. Porque el aborto legalizado o no, existe. Algunos se realizan en clínicas privadas, otros con agujas de tejer, sondas, perejil o pastillas sin ninguna supervisión médica. Mientras todo esto sucede hay una realidad innegable: POR ABORTOS CLANDESTINOS LAS QUE MUEREN SON MUJERES.

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