En estos tiempos de inmediatez y velocidad, en donde hay que llegar primero sin siquiera pensarlo, en donde la velocidad es un símbolo de poder y los autos a veces se convierten en instrumento de impunidad, son incalculables las cifras de accidentes de transito y muertes evitables. En este caso la víctima fue Gastón Reparáz, que el viernes 25 de mayo por la noche, iba de regreso a su casa en moto cuando fue atropellado por un conductor que venía a 100km, por la avenida Maipú, donde la máxima permitida es de 60. Gastón fue trasladado al Hospital Vicente López y falleció al día siguiente. Ni la policía municipal de Vicente López, ni la bonaerense, que en este municipio, como en muchos otros, tiene una lista de casos de gatillo fácil sin resolver, estuvo presente para evitar esta desgracia.

A dos semanas de su muerte, los familiares, vecinos y amigos cortaron esta noche Avenida Maipú frente al consejo deliberante, casualmente a pocos metros de donde ocurrió el accidente. Y marcharon pidiendo justicia. En la protesta también participaron familiares de víctimas por casos similares. Dos banderas llenas de caras de chicas y chicos jóvenes encabezaban la marcha.

El caso de Gastón no es un hecho aislado, sino que se vienen sucediendo accidentes que se cobran víctimas inocentes. Hace un mes ocurrió también en este municipio de zona norte, y en paralelo con el caso de Gastón, un accidente en Lanús con conductores corriendo picadas, ocupó un lugar en algunos de los medios masivos. Sin embargo, los medios, muchas veces suelen quedarse con la tragedia ignorando cuestiones estructurales. No sería extraño ver que después de ese informe, una publicidad de un auto caro exaltando la velocidad borre por completo, las posibles enseñanzas de dicha tragedia, que vuelve a repetirse una y otra vez.

Gastón tenía 18 años, tocaba el redoblante en una murga de Olivos y le gustaba la cumbia. Pero por sobre todas las cosas era un pibe que tenía una vida por delante y que merecía seguir viviendo. El caso de Gastón no es el único, pero nos puede ser de referencia para alertar sobre un problema más de esta sociedad. Después de todo, mientras sus familiares, vecinos y amigos cortaban la avenida Maipú mas de un conductor apurado manifestaba su rechazo, simplemente por perder unos minutos, y pasaba a alta velocidad cuando tenía un espacio libre. Esa actitud dolía aún más a sus manifestantes.

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