Julio López
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Jueves 18 de octubre de 2007 | finalizó el 8º encuentro de murgas en suardi

"Una lucha sin alegría es una lucha perdida"

¡Arriba Che!, decían los pasacalles, consigna que más de una vez partió de la garganta de algún murguero que agitaba a sus pares. Es que a 40 años de la caída en combate de Ernesto Guevara, estos militantes de la alegría jugaron al hombre nuevo por 3 días, buscando vivir utopías, construyendo un pequeño mundo soñado. Fue el octavo año consecutivo del Encuentro Nacional de Murgas, que arrancó como una simple invitación de una joven murga del oeste santafesino: Sincaretas de Suardi, que se propuso invitar a otras murgas para poder intercambiar experiencias.

Las regionales del Movimiento Nacional de Murgas, surgido de estos encuentros, organizan colectivamente las diversas tareas que implica este masivo acontecimiento. Es así que murgueros y murgueras de Buenos Aires, Córdoba, La Plata y Santa Fe se encargan de las tareas de cocina y limpieza, de la planificación de actividades y de garantizar la concurrencia de delegados a las asambleas, además de las presentaciones y talleres artísticos. Todo desde la autogestión y con relaciones de horizontalidad entre sus integrantes. Entre los ejes principales que se debatieron en las asambleas se destaca la lucha por el feriado nacional de carnaval, corsos gratuitos y populares en todos los barrios del país, y el compromiso social de las murgas y los murgueros, como militantes barriales. Posiciones que se sintetizan en la otra consigna de este encuentro: "Una lucha sin alegría es una lucha perdida", extraída de una glosa de presentación de la murga Los Guardianes de Mugica.

Del primer Suardi, realizado en el año 2000, participaron 200 personas de un puñado de agrupaciones de carnaval, cifra irrisoria comparada con las 1200 que asistieron este año, provenientes de 8 provincias, además de la concurrencia de la murga jóven uruguaya “Tate Quieto”. La diversidad de estilos enriqueció las jornadas: desde los centro murga porteños, más amantes de estilos tradicionales, hasta los mendocinos, que recurren al circo y al teatro y no utilizan bombo con platillo, pasando por expresiones que fusionan ritmos de murga y batucada como La Lusiferika, de Santa Fe.

El evento arrancó el sábado por la tarde, después de un almuerzo colectivo, con una charla en homenaje al Che. A continuación se llevó a cabo la primer asamblea del encuentro, de carácter organizativo. A las 19 hs concentraron en la entrada del pueblo, por donde marcharon bailando hacia la plaza principal, donde un escenario esperaba a las agrupaciones. Por la noche se realizaron 14 presentaciones, entre las que sobresalieron se puede mencionar a Los Que Quedamos (Ituzaingó), Espíritu Cascabelero (Lanús) y Cachengue y Sudor (Capital), las tres integrantes de Murgas Independientes, un frente que trabaja todo el año haciendo diferentes actividades y en febrero organiza un circuito de corsos autogestivos.

Murga Falta un Tono, de Jujuy

El domingo se realizaron numerosas asambleas en el camping, además de talleres de canto y maquillaje, que se mezclaban con los sonidos de bombos, ya sea de rejuntes de percusionistas, o de murgas que ensayaban sus presentaciones. Por la noche, se realizó otro corso con las 24 presentaciones restantes. Esta vez se destacaron, Resakados del Trueno (San Miguel), con sus letras demoledoras y sus “mascotas” (como se los llama a los murgueritos), Okupando Levitas, de Rosario, y Falta un Tono, una murga jujeña que en su primer Suardi se llevó todos los aplausos. También vale mencionar a los Piratas y los Locos de Fiorito, que con un enorme esfuerzo visitaron por segunda vez el encuentro y sus pibes alegraron durante los tres días.

En total se presentaron integrantes de más de 90 agrupaciones, en la mayoría de los casos compartiendo las presentaciones. También hubo una radio abierta, organizada por Fisurados por la Historia, de Córdoba, un museo murguero y proyecciones de cortos.

Tal vez el gran ausente haya sido el silencio, ya que en el camping no se registró momento alguno en el que los bombos dejen de sonar, incluido el infaltable himno campamentero “si no duermo yo… acá no duerme nadie”, entonado a las 7:30 de la mañana del lunes, pocos minutos después de que finalice el corso, que primero cantaban unos 50 murgueros desfilando por las carpas de los ingenuos que pretendían dormir, al menos un par de horas, y que al poco tiempo pasaron a ser 300 trasnochados que tal vez por resignación, se unieron a la procesión.

En el cierre del encuentro Marcos Griffa, integrante de la murga "Sincaretas" de Suardi, comentaba: “es un placer tremendo ver como este encuentro empieza a andar solo, pero ese andar solo no esta andando solo sino que con muchas manos y muchos gestos acompañados”. Y al preguntarle por su murga decía: “Nuestro compromiso está en recuperar, desde la murga, la palabra de aquellos vecinos que no la están teniendo”.

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Entrevistas:

Cobertura: Rama y Federico Sager ((i))


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