Julio López
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Viernes 4 de Enero de 2008 | El aborto es un tema de salud publica

La clandestinidad y la hipocresía matan

El 10 de diciembre de 2007 asumió el cargo de Presidenta de la Argentina Cristina Fernández de Kirchner, sucediendo a su marido, que asumió en el año 2003 con un 25 por ciento de los votos. En los días sucesivos se produjeron reuniones entre el gobierno y la Iglesia Católica que derivaron en un reunión protocolar el 20 de diciembre. Seis días más tarde, el 26 de diciembre, la Ministra de Salud -Graciela Ocaña- mientras era reporteada por un diario nacional sobre la problemática del aborto clandestino, manifestó “...me parece que es un tema de política criminal, no es materia del ministerio...” Es imposible negar que estos hechos están relacionados y son una muestra del alineamiento del actual Gobierno con los sectores más conservadores de la Iglesia, frente al creciente reclamo de las organizaciones feministas y de mujeres sobre la legalización del aborto.

No es un detalle menor que la Ministra de Salud se haya pronunciado al respecto negando que el aborto clandestino y la muerte de mujeres por esta practica corresponda a un tema de salud publica. Ocaña es la sucesora de Ginés González García, quien se manifestó a favor de la despenalización del aborto, lo que le valió el enfrentamiento con la jerarquía eclesiástica, que hubiese deseado, fervientemente tirarlo al mar con una soga en el cuello (como tiraban a lxs desaparecidxs durante la última dictadura militar). En aquellos momentos, el gobierno de Kirchner salió a respaldar al Ministro, lo hizo, en gran medida porque había sido elegido con el 25 por ciento de los votos y necesitaba apoyarse en los sectores progresistas para mantener el poder. Pero ahora, con una elección ganada con el 45 por ciento de los votos, Cristina Kirchner muestra el rostro conservador de su gestión.

No es un detalle menor que la Ministra haya dicho que es una cuestión de política criminal. Estos dichos se enmarcan en la diferencia entre despenalización y legalización del aborto. La política criminal es la que lleva a cabo el gobierno con respecto al derecho penal, por ejemplo, si se aumentan las penas por tenencias de armas, de drogas o por secuestros. En el caso del aborto, la despenalización significa que el aborto deja de ser delito y no tiene sanción penal. En cambio, la legalización además de sacar esta practica del código penal, lo reglamenta para que sea seguro, libre y gratuito. Obligando, por ejemplo, a las obras sociales a cubrir su realización, conjuntamente de practicarse en los hospitales públicos.

Cuando la Ministra dice que el aborto es un asunto de política criminal, marca un retroceso por parte del Estado en contraposición con la postura tomada por otros gobiernos, como por ejemplo el de Ghana un país empobrecido de África Occidental. El asesor especial del presidente de esa nación, refiriéndose al aborto inseguro manifestó en la Mesa Redonda Global realizada en Londres en el año 2004: “Se ha permitido que un problema de salud publica, y que tiene una solución conocida, se convierta en un campo de muerte para las mujeres”. Al igual que lo manifestado por innumerables organizaciones nacionales e internacionales que abordan esta problemática. “El aborto inseguro es una de las más grandes causas que contribuyen a la mortalidad materna en el mundo: una tragedia humana que bien podría evitarse y que pone de relieve el fracaso de gobiernos nacionales y de la comunidad internacional para abordar un tema de salud publica que perpetua una de las más grandes injusticias sociales...” (Steven W. Sinding – Director General de la Federación Internacional de la Planificación Familiar)

Por otra parte, los dichos de Ocaña, muestra el peligro de confundir el género con la conciencia de género. El hecho que la presidenta sea mujer, que la ministra de salud también lo sea no significa que tengan "otra sensibilidad frente a los problemas" como se encargaron de afirmar los medios masivos. En realidad, la presidenta y la ministra repiten y hacen suyos los discursos de la Jerarquía eclesiástica y los mandatos patriarcales que le niegan a la mujer el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. En otras palabras, que sean mujeres no significa nada.

Esta postura deja de manifiesto que para el actual gobierno la muerte evitable de mujeres en su mayoría pobres no esta en su agenda. Mientras tanto ciento de ellas pierden su vida por causa evitables y otras miles sufren secuelas medicas dejando de manifiesto que no solo se trata de un tema de salud publica sino de derechos humanos. El derecho de las mujeres a una vida digna. Comenta esta editorial


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