Julio López
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hace 6402 días
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Elecciones, represión y yerbas varias

A pocos días de las elecciones nacionales, las mas enmarañadas de la historia, se desató una fuerte ofensiva represiva por parte del estado argentino. Primero fue el desalojo de Sasetru, Padelai y del espacio recuperado en Banco Mayo de la Asamblea de parque Lezama Sur de capital; luego vino la detención de piqueteros en Salta, aquellos que protagonizaron los levantamientos de Mosconi y Tartagal; después le tocó a Zanón y fue evitado el desalojo por las grandes movilizaciones en Neuquén, incluído el paro provincial de la CTA. Más tarde vino el desalojo para Brukman y la brutal represión a los manifestantes; también el lunes hubo detenciones en Jujuy... Y aquí, en este marco, es donde secuestran a Susana Ábalo.

Semejante escalada se da a poco tiempo de unas elecciones para no elegir que fueron convocadas sobre la sangre de Darío y Maxi, días después de las masivas movilizaciones contra la represión sufrida en Puente Pueyrredon. En estas elecciones lo que buscan es recomponer las instituciones y los partidos que fueron golpeados con la salida de la población a las calles aquel histórico 19 y 20 de diciembre. Y esta represión busca asentar las bases de “gobernabilidad” para el próximo gobierno.

En Rosario, en las rápidas respuestas a la represión y desalojo en Brukman y frente a secuestro de Susana, se gritó bien fuerte “acá estamos, no nos vamos a ir”. Estas acciones -la toma de Humanidades en defensa de Brukman, la de Derecho para que aparezca con vida Susana, y las enormes movilizaciones que se dieron durante la semana- expresaron que aquella unidad lograda el 19 y 20 aún sigue viva. Demostraron que el gobierno aún no ha logrado dividir y aislar a los sectores en lucha y no les va a ser fácil aplastarlo. Es decir, aunque hayan logrado satisfacer a un sector de la sociedad con las elecciones, aplacar a algunos sectores de desocupados con los planes Jefes y Jefas, y ganar a una parte de las fábricas ocupadas con leyes de expropiaciones truchas, lo que no consiguieron es aislar a los sectores que están en las calles para poder reprimirlos impunemente y sobreponerse a la crisis institucional y política que los atraviesa. Aún no lograron dividir y, menos que nunca, reinar.

Y contra esta política de dividir -por un lado concediendo “conquistas” (como estas elecciones) y por el otro reprimiendo- frente al desalojo de Zanón, Brukman y el secuestro de Susana no solo dimos una rápida respuesta sino que empezamos a avanzar en un camino que tiende a buscar acciones unificadas contra esta escalada represiva. Y que, además, nos permita avanzar en nuestra organización y prepararnos para enfrentar los ataques del próximo gobierno que, salga quien salga de la primera y segunda vuelta, ya tiene firmado el programa con el FMI.





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