En los últimos años Argentina se transformó en un gran proveedor de una particular mano de obra barata para las empresas multinacionales y/o terciarizadas de estas, planteando una de las clásicas paradojas que trae el capitalismo: el de generar puestos de trabajo, basados en la super explotación de quienes acceden a tan vital actividad.
En Córdoba, y a la par de incentivar a cualquier costo la instalación de servicios de atención y ventas telefónicas, se han generado unos veinte mil puestos en calls centers. En esta apuesta, el gobierno provincial favorece y permite la exención total del pago de los impuestos sobre los Ingresos Brutos, de Sellos e Inmobiliario durante 10 años y la UNC estimuló el ingreso de miles de jóvenes bajo el sistema de pasantías, donde la mitad de los sueldos de lxs empleadxs es subsidiada por el gobierno de la provincia de Córdoba. Las características centrales de esta actividad son la precariedad laboral, el estar bajo el riesgo inminente del “Burn Out” (cabeza quemada), deterioros en la salud, la casi nula representatividad gremial y posibilidad de expresarse sindicalmente en un convenio colectivo de trabajo que lxs contemple como trabajadorxs de un sector delimitado y en constante crecimiento.
A lo que hay que agregar como dato macabro de la realidad laboral en Córdoba, es la escaza oferta de trabajo para jóvenes, lo cual genera que lxs trabajadrexs de call centers se encuentren en una constante rotación entre las empresas sin chances de poder acceder a otro empleo de “mejor calidad”.

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