A cuatro días de la captura de Saddam Hussein, el texano James Baker III, ya concertó un acuerdo sobre la reducción de la deuda de Irak con el presidente francés, Jacques Chirac, y el canciller alemán Gerhard Schroeder: dos de los principales opositores a la invasión anglosajona diseñada por el cuarteto neoconservador Cheney-Rumsfeld-Wolfowitz-Perle.

Pocos días antes de la captura de Saddam, el presidente George Walker Bush había nombrado como "enviado personal" al abogado petrolero James Baker III, uno de los cerebros del poderoso grupo Carlyle, consagrado a grandes negocios de venta de armas y energéticos donde también se encuentra enrolado el padre del actual Presidente.

James Baker III, ostenta el haber unido a la diplomacia en francesa, alemana y norteamericana en pocos menos de una semana: "Es esperanzadora la visita de James Baker III a Berlín. Llevará a la administración Bush a cambiar su postura sobre la concesión de contratos en Irak", sostuvo Peter Struck, ministro de Defensa alemán. En tanto que en el mismo tono conciliador, Dominique De Villepin, canciller galo, señaló después del acuerdo Baker-Chirac, que usaría sus buenos oficios con el Club de París, el club de acreedores de 19 miembros, para restructurar la deuda del "nuevo Irak" en la etapa postSaddam. Yuri Fedotov, viceministro del Exterior de Rusia, mostró su disposición a negociar la deuda de Irak con su país por 8 mil millones siempre y cuando fuera a través del Club de París. ¿Qué se habrá cocinado antes y después del arribo del "enviado personal" del presidente número 43, que haya catalizado la captura poco gloriosa de Saddam para que se concrete el reparto del vellocino de oro de los tiempos modernos?

Coincidentemente, el actual presidente rotatorio del Consejo de Gobierno Iraquí, el prelado chiíta Abdel-Aziz Al-Hakim, se encontraba también en París, al igual que Baker III, y no tardó en otorgar todas las garantías a Francia de que tendría un rol relevante en la "reconstrucción".

En la semiótica de la geopolítica medio-oriental no pasó inadvertido que la Cuarta División del ejército estadunidense que capturó a Saddam haya sido acompañada por los peshmergas kurdos adscritos; Jalal Talabani, fue el primero en dar la noticia al mundo por conducto de IRNA, la agencia de noticias de la teocracia de los ayatolas. Ahora se entienden en todo su esplendor las "felicitaciones" eufóricas de los gobiernos de Francia y Alemania por la captura de Saddam, acribillado con todos los epítetos despectivos. En forma no menos interesante, el legislador Jim McDermott, reveló en una estación de radio, en Seattle, que la captura de Saddam, cuyo escondite era conocido por el ejército desde hace mucho tiempo, estaba diseñada para ayudar al presidente Bush: "Todo iba muy mal, y obtuvieron un verdadero regalo de Navidad" . A propósito, legisladores y gobernadores "demócratas" se han estado soltando de la lengua con datos aterradores para mentes sanas, como ha sido el caso del puntero por la candidatura presidencial del partido Demócrata, Howard Dean, quien fustigó que Arabia Saudita haya advertido al presidente número 43 sobre los atentados terroristas del 11 de septiembre sin haber tomado las providencias necesarias ¡Cuanta maldad!

Lo real es que días antes de la llegada de James Baker III a Irak, que coincidió con los días de la captura de Saddam, Paul Dundes Wolfowitz, polémico subsecretario del Pentágono y diseñador de la "guerra preventiva y permanente" que derivó en la guerra en Afganistán y la invasión a Irak, había puesto en la lista negra de los suculentos negocios de la "reconstrucción" de Irak por 18 mil millones de dólares a Francia, Alemania y Rusia.

Zeev Schiff, comentarista estrella de asuntos militares en Israel, asevera que a Saddam pudiera ser ofrecido un arreglo: cadena perpetua en lugar de la ejecución, a cambio de descubrir las armas de destrucción masiva que presuntamente hubiera escondido en Siria. El serio periódico libanés An-Nahar (16-12-03), pregunta: "¿Qué sigue? ¿Saddam realizará un arreglo?", en referencia a los asertos de Schiff en el periódico israelí Ha'aretz.

¿Se habrá prestadao, conciente o inconscientemente, al juego releccionista del presidente número 43, para que se convierta en el presidente número 44, gracias a las negociaciones trianguladas con el abogado y petrolero texano indispensable James Baker III? En muy poco tiempo se sabrá.

Artículos relacionados:

Según un alto militar de EE.UU., Saddam nunca dirigió a la resistencia iraquí I ´Como fue capturado Saddam I Saddam, Noriega y los escándalos de Halliburton. I EE.UU. y su inmunidad para realizar crímenes de guerra y genocidios. I El euro no para y la Reserva Federal espera agazapada. I