Julio López
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Martes 8 de Marzo de 2016 | Día Internacional de la Mujer

¡Queremos todos nuestros derechos!

Hace más de cien años que se conmemora el Día Internacional de la Mujer en distintas partes del mundo. No siempre fue el 8 de marzo. Muchas son las historias que explicarían el por qué de esta conmemoración mundial.

Fue en la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, donde las delegadas estadounidenses Lena Morrow Lewis y May Wood Simons presentaron la moción, que fue apoyada por Clara Zetkin y aprobada por las asistentes al congreso quedando como establecida el 8 de Marzo como el Día de la Mujer Trabajadora. En otros países, se conmemoraba el día con diferentes fechas pero en 1914, en vísperas de la Primera Guerra Mundial, se fijó el 8 de Marzo como fecha universal dedicado a la mujer luchadora. Posteriormente la celebración cambió al 19 de marzo en 1911 y abarcó más países como Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. La consigna de lucha de miles de mujeres fue la petición de los derechos de la mujer, el sufragio femenino universal, el acceso a cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y la no discriminación laboral.

Días después, el 25 de marzo de 1911, más de 140 mujeres trabajadoras murieron en un incendio en una fábrica textil en la ciudad de Nueva York. Antes de la Primera Guerra Mundial mujeres rusas conmemoraron el Día de la Mujer el último domingo de febrero de 1913. Mientras que en otros países de Europa lo conmemoraron cerca del 8 de marzo de 1914 en protesta contra la guerra.

Finalmente, en 1917 las mujeres de Rusia comenzaron una huelga el 23 de febrero del calendario de ese país, equivalente al 8 de marzo del calendario universal, como reacción a la muerte de dos millones de soldados en la guerra. Debido a esto el Zar ruso tuvo que abdicar y las mujeres obtuvieron el derecho a voto.
En 1975 las Naciones Unidas conmemoró el Día Internacional de la Mujer un 8 de marzo y a partir de ese año se mantuvo hasta la fecha en todos los continentes.

Hay una rica genealogía de luchadoras que se levantaron y denunciaron la situación a la que eran condenadas por el simple hecho de ser mujeres. Entre ellas está Flora Tristán considerada por muchas como la madre del feminismo moderno.

Flora Tristán nació 7 de abril de 1803 en París, hija de Mariano Tristán y Moscoso y de Thérese Leisney. Sus padres obtuvieron una partida de bautismo pero nunca exibieron su certificado de matrimonio, y será este detalle el que signará su destino.La muerte de su padre, cuando Flora sólo tenía 4 años, sume a la familia en la pobreza. El estado francés revolucionario no reconoce a la viuda ni a los hijos negándoles cualquier bien o derecho.

La carencia obliga  madre e hija a mudarse a una casa modesta en un barrio de muy mala reputación. Sin embargo Flora recibe una buena educación.  A los diecisiete años Flora entra a trabajar en un taller de litografía. El dueño, André Chazal, de veintitrés años se interesa por ella. Su madre la alienta porque ve en esa situación una posibilidad para salir de la miseria, peor Flora la ignora.

Pero la situación económica se hace cada vez más apremiante por lo que Flora decide enviar una carta a Chazal donde se informa de su interés por él. El 3 de febrero de 1821 se realiza la boda, exclusivamente civil. Dos años después les nace un hijo, pero Chazal gana cada día menos y bebe cada vez más. A fines de 1825 tienen una hija, Aliñe. Poco después Flora abandona con sus hijos ese simulacro de hogar. Mientras se refugian en casa de su madre, Chazal se desaparece dejando una importante cantidad de deudas.

Flora se emplea como colorista, luego en una confitería, después como modista pero no dura mucho tiempo en ningún trabajo. AL mismo tiempo su tío, Pío Tristán, uno de los generales vencidos con las últimas tropas españolas en Ayacucho entregaba su espada a Bolívar, Flora se embarca para Inglaterra dejando a sus hijos con la abuela.

Decepcionada del matrimonio comienza a trabajar como criada de una familia inglesa, por lo que debe viajar a Inglaterra. En 1828 reaparece en París solicitando a la Justicia la separación de bienes respecto de su marido. Pero no es aceptada su petición porque Chazal no posee bienes. Flora escribe entonces a Pío para reclamarle su parte en la herencia de los Tristán y Moscoso. Recibe una amable carta y un subsidio anual de 2500 francos.

En 1831 Chazal reaparece, quiere llevarse a uno de los hijos, Ernesto, de 8 años. Luego de varias peleas consiguen llegar a un acuerdo: Ernesto, a cambio de un compromiso de separación de cuerpos. Pero Chazal no se conforma: quiere también a Aliñe, y cuenta con la complicidad de la abuela. Se inicia entonces una lucha legal por la custodia de los hijos que duraría 12 años. En abril de 1833 se embarca rumbo a Perú a buscar su herencia, sin éxito.

En Perú ve con gran admiración el enorme poder de las mujeres en la sociedad limeña. Como por ejemplo a Pancha Zubiaga, “La Maríscala”, esposa del caudillo Gamarra, que reunía en sus manos las riendas del poder. En 1835 Flora está de vuelta en París con las manos vacías. Empieza a frecuentar a los sansimonianos, a los socialistas, a los utopistas Owen y Fourier, y decide hacerse escritora. Sin embargo lo que la proyecta a la notoriedad es su conflicto con Chazal.

Este descubre el paradero de Aliñe y la rapta; pero la niña se le escapa y Flora denuncia a Chazal por incesto. El caso se hace famoso y pronto todo París no habla sino de ella. Flora aprovecha para presentar una petición a la Cámara de Diputados: que se restablezca el divorcio. En 1838 aparecen las Peregrinaciones de una paria, relato de su viaje al Perú, con opiniones muy personales sobre sus habitantes, y no pocas inexactitudes, junto con vibrantes alegatos en pro de los derechos de la mujer.

La fama de Flora alcanza su culminación cuando el tribunal decreta la separación de cuerpos y Chazal, fuera de sí, le cierra el paso en la calle y le dispara un balazo en el pecho. Méphis o el proletario. Novela filosófica, autobiográfica y social, que acaba de publicar, es arrebatada por el público en las librerías. En 1839, ya recuperada, vuelve a Londres y al año siguiente, en Paseos por Londres, hace una descripción descarnada de la miseria de las clases bajas en Inglaterra adelantándose con ello a otros estudiosos de su tiempo.

Flora pasa su tiempo visitando centros obreros, asistiendo a reuniones políticas y literarias, y escribiendo. Elabora un sistema político: para empezar, la clase obrera debe formar un sólido bloque; debe luego adquirir poder económico y, a través de él, poder político. Flora toma de los sansimonianos la idea de fundar bancos que den crédito a los trabajadores, pero introduce una variante fundamental: el capital de esos bancos deberá ser aportado por los mismos obreros.

En 1843 una suscripción pública le permite publicar La Unión obrera, todo un sistema político basado en los principios de unidad y autonomía económica de la clase proletaria. Al año siguiente inicia el “tour de France”: una mujer sola recorre todos los centros fabriles de Francia, predicando a los trabajadores el imperativo de unidad y recogiendo adhesiones. En 1844 fallece víctima del tifus con solo 41 años, dejándonos plasmadas sus ideas y sus vivencias en su prolífica obra, de la cual destacan Peregrinaciones de una paria, Paseos en Paris, Selección de Cartas, una recopilación de cartas del Libertador Simón Bolívar, Unión Obrera así como otros dos libros a favor del divorcio. 

“La ley que esclaviza a la mujer y la priva de instrucción os oprime también a vosotros, hombres proletarios. A vosotros, obreros, que sois las víctimas de la desigualdad de hecho y de la injusticia, a vosotros corresponde, pes, establecer al fin sobre la Tierra, el reinado de la justicia y de, la igualdad absoluta entre el hombre y la mujer”. Flora Tristán

Sin embargo más de 100 años después de la primera conmemoración del Día de la Mujer Trabajadoras seguimos reclamando aborto legal, seguro y gratuito, el fin de la violencia de género, soberanía alimentaría, respeto a los recursos naturales, políticas publicas que respondan al creciente número de femicidios. Por estas razones, miles tomaremos las calles del todo el mundo, para gritar bien fuerte: ¡No queremos flores, ni bombones. Queremos todos nuestros derechos!

 



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