El dolor nunca pasa, qué duda cabe. Pero el tiempo, que no cura ninguna herida, hace algunas cosas buenas. A veces, unas pocas, y no por sí mismo sino por la lucha, trae justicia. El paso del tiempo también, más tarde o más temprano, nos hace conocer a las madres. 10 meses pasaron y Estela, la mamá de Santiago, que ya había participado de marchas, esta vez sumó además su voz leyendo una poesía, acompañada en el escenario solo por familiares de desaparecidos: su hijo Sergio; Nora Cortiñas y Taty Almeyda (Madres de Plaza de Mayo LF), Rubén, el hijo de Jorge Julio López y Mónica Alegre, la mamá de Luciano Arruga. Por La Retaguardia. Más información en Indymedia Derechos Humanos |