“Para crear necesitamos el caos no el orden. Picasso decía que cuando tenés la tela en blanco vos la vas a destruir con tus colores, con tus trazados, pasás por distintos momentos de caos hasta llegar a la producción final. El caos es creativo”. Así lo afirma del director de Ático Implicarte, psicólogo social y maestro en pintura, grabado, xilografía, aguafuertes e instalaciones con objetos, entre otras artes. Su infancia transcurrió en Colegiales y se formó en un colegio salesiano, con algunas singularidades: “Mi abuelo paterno era anarquista, con diagnóstico de delirio de persecución –paranoico- y vivía en casa. El abuelo materno era intendente de Escobar por el partido peronista. Uno anarco y otro cuello duro. Mi viejo era un gendarme socialista que renunció a esa fuerza luego de la “Fusiladora”, afirma Oscar. “Cuando fue el bombardeos del ’55 yo era muy pibe y veíamos pasar los aviones desde la terraza, acá, en la calle Amenábar”, recuerda. A la vez, el director de Ático Implicarte, narra que “para ir al colegio salesiano pasaba por el campito donde tenía relación directa con la villa, la murga y el barrio de los gitanos. La sede de Ático está en Colegiales y para mí fue volver a encontrar mi casa en el lugar de origen donde hago las actividades que tienen que ver con la calle, los manicomios, la cárcel y la murga. Yo sigo estando en la murga de Colegiales en la cual está toda la familia: mi hija, mi nieta, mi ex pareja, estamos todos. Respecto de su infancia, Oscar Ciancio evoca que: “Mi niñez fue feliz por lo activa y por las transgresiones. No era lo mismo estar en la villa que en mi casa o en el colegio de los curas donde era un total transgresor. Me echaron de ese colegio, a mi vieja no le gustó nada y mi abuelo me llenó de regalos”.
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más | por Oscar Castelnovo |