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(Adelanto) Mapuche vs. Benetton: juntando fuerzas
Por sebastian hacher ((i)) -
Tuesday, May. 25, 2004 at 8:09 AM
sebastian@riseup.net
Mañana comienza en Esquel el juicio que determinará legalmente si Atilio y Rosa Curiñanco usurparon o no terrenos del latifundista italiano Benetton.
Los Curiñanco, una familia Mapuche originaria de la zona, fueron desalojados hace casi dos años de la tierra que eligieron para vivir. La parcela que ocupaban, una pequeña porción de su territorio, fue reclamada como propia por Benetton, dueño de 900.000 hectáreas en la región.
Mientras abogados y fiscales preparan sus alegatos, familias de diferentes comunidades Mapuche comenzaron a reunirse anoche para acompañar a los Curiñanco durante el Juicio.
Esta mañana, antes del amanecer, un centenar de hombres, mujeres, ancianos y niños llegados de todas partes de la Patagonia, subieron a un cerro de las afueras de la ciudad para celebrar un Nguillatum, una ceremonia tradicional Mapuche .
La bruma todavía cubría los cerros, y la ciudad todavía dormía cuando en la Loma del Tero ardían los primeros fogones. Atilio y Rosa Curiñanco fueron los encargados de recibir a los invitados, preparar el Muday –una bebida tradicional a base maíz- y organizar el transporte para que todos puedan llegar.
Algunos, como el Lonko Segundino, viajaron 200 kilómetros para venir desde su comunidad. En su caso, desde el año 1932 que no venía el Pueblo, pero hoy no podía faltar. De Vuelta del Rio llegó la familia Fermín, que viene de resistir e impedir un nuevo desalojo. De la estación Leleque, las familias que se organizaron para evitar ser expulsados por Benetton y el estado de Chubut. También vinieron desde la comunidad Prane, donde la resistencia lleva cuatro generaciones; de Bariloche, donde los jóvenes comenzaron a organizarse y recuperar su identidad; de Lago Puelo, donde resisten un intento de desarraigo en manos de la municipalidad de El Bolsón.
Hubo, incluso, quién cruzó la Patagonia entera para venir.
“No se metieron con uno de nosotros, se metieron con todos los Mapuches”, señalaba Mauro Millán, el Werken de la Organización 11 de Octubre. “Estamos -decía- transitando momentos difíciles, y la lucha Mapuche es muy grande, estamos dejando una huella para las próximas generaciones. La lucha es muy difícil, pero estamos emergiendo, así como brotan las plantas, los árboles, las montañas, porque todavía hay Nehuen (fuerza) en nuestra Mapu (tierra)”.
Mapuche significa gente de la tierra; ellos se consideran para de ella, y la ceremonia que vivimos hoy es para conectarse con las fuerzas de la naturaleza, para pedir, pero también para agradecer y prometer.
“Mañana –decía Atilio Curiñanco- llega la hora de la gran disputa con los Benetton. Yo me siento fuerte. El pensamiento de ustedes, que hoy los ha traído hasta acá, es para un triunfo. Y de alguna manera esto ya es un triunfo; que a Benetton le quede claro que no es tan fácil correrme. A mí Benetton no me mostró ningún papel diciendo que él era el propietario, ni siquiera está mensurada la tierra.....Nos faltó el respeto a todo el pueblo Mapuche. Ellos no respetan nada.... Yo no tengo temor a nada, ni a estar en el último rincón de la cárcel. Tengo mucha fe en el Futa chao (dios), en todos los Nehuenes (fuerzas), y en los espíritus de nuestros antepasados”.
Los discursos terminaron con los mayores dándole fuerza a Atilio y Rosa, que recibieron la bendición de los ancianos con muchísima emoción.
Mañana, quizás antes de que salga el sol con el que hoy terminó la ceremonia, ambos se enfrentarán a un tribunal que poco tiene que ver sus tradiciones y sus valores.
Allí, una vez mas, volverán a decir su verdad, esa que muchos no quieren escuchar.