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EL DÃA DESPUES... del "Tramparéndum"
Por Cecilia Arana ((i)) Bolivia - Wednesday, Jul. 21, 2004 at 1:46 PM

Análisis desde Indymedia Bolivia.

¿El parlamento interpretará las respuestas y generará la ley?, ¿qué cambia
el referéndum?, ¿qué pasará mañana? Una crónica menuda del 18 de julio, en
la que queda registrada la transmisión conjunta que IndyMedia y la radio
Wayna Tambo realizaron durante doce horas para cubrir el desarrollo de la
misma en todo el país. Las últimas semanas, la preocupación que la
maquinaria publicitaria del Presidente Mesa transmitió, radicaba en las
acciones violentas que amenazaban boicotear el referendum sobre los
hidrocarburos. Una vez concluída la jornada, queda por fin expuesto el
miedo profundo que el referendum genera: la ambigüedad de las preguntas
ocasionará confusión en las respuestas. Un referéndum que no resuelve
nada.

Una semana antes del 18 de julio de 2004, fecha fijada por el presidente
Carlos D. Mesa Gisbert para llevar a cabo el referendo sobre los
hidrocarburos, las expectativas sobre una jornada violenta iban en
aumento. No tanto porque algunos de los líderes sociales más beligerantes
de la esfera política como Felipe Quispe, secretario ejecutivo de la
CSUTCB (Central Sindial Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia), o
Jaime Solares, el similar de la COB (Central Obrera Boliviana), hubieran
incrementado las amenazas de boicot y quema de ánforas; sino porque la
maquinaria de publicidad y propaganda del presidente Mesa comenzó a
echarle leña al fuego. Comerciales de un minuto mostraron durante meses a
un presidente de barbas y cabello entrecano que explicaba con barroca
elocuencia cada una de las cinco preguntas del referendum, para,
finalmente, recordarle a cada uno de los televidentes que era su turno de
levantar su mano bajo el eslogan “Te Toca a Ti”. Teniendo en cuenta que
por años el Presidente fue presentador de televisión y periodista dueño de
su propio canal, resultaba extraño verlo en los nuevos comerciales de las
últimas semanas posesionado por un tono de guerra, cargado de emoción, con
el que “exhortaba” a los “sediciosos” que intentaban “secuestrar” el
derecho de los ciudadanos bolivianos al sufragio, a jugar el juego de la
democracia.

Así que para el tan esperado domingo 18 de julio, los temores de bloqueos,
boicots y enfrentamientos, se fueron esfumando con el paso tranquilo de la
jornada. Una de las primeras señales sucedió temprano en la mañana, cuando
Roberto de la Cruz, dirigente de la COR (Central Obrera Regional), y quien
había promovido durante las semanas previas la abstención y el boicot,
además de compuesto una canción titulada “el Tramparendum”, se dirigió al
recinto correspondiente para votar. En la capital del oriente, Santa Cruz,
el clima generó una mañana desolada en los recintos de votación, mientras
que en la capital de occidente y sede de gobierno del país, La Paz, y su
gemela, El Alto, las filas de votantes circularon sin problemas desde las
8 de la mañana hasta las 4 de la tarde. Tan sólo a la altura de Senkata,
en la ciudad de El Alto, única salida a la ciudad de Oruro y el sur del
altiplano, algunas personas movilizadas bloqueron el camino, impediendo el
tránsito de personas o vehículos, en señal de protesta rotunda y
abstención activa. Paralelamente, la Coordinadora del Gas, conformada en
buena parte por organizaciones que expulsaron a la transnacional Bechtel
con la Guerra del Agua del 2000, estaba llevando a cabo en Cochabamba un
referendum por la nacionalización, como otro esfuerzo por la recolección
de un millón de firmas con las que se solicitaría un nuevo referendum
sobre nacionalización de los hidrocarburos.

Achacachi y Senkata, abstención y bloqueos Para el medio día en Achacachi,
el punto fuerte de Felipe Quispe y el movimiento aymara del altiplano, la
mayor parte de la gente que se acercaba a votar eran personas de la
tercera edad que hablan aymara y no conocen el castellano, pero que habían
acudido “porque si no votaban no recibirían el bonosol”, explicó a
IndyMedia un jurado de una de las mesas de votación instaladas en este
municipio. Dos días antes, después de cuatro años de ausencia, la Policía
había regresado a Achacachi, recibida con fiesta por los vecinos del
pueblo, quienes en su mayoría pertenecen al MAS, partido encabezado por
Evo Morales, quien de la oposición pasó a la alianza con el gobierno. Los
uniformados regresaban al municipio no por los vecinos sino por las
comunidades rurales que han demostrado ser una de las más rebeldes del
altiplano, y ello con el fin de “preservar el orden”—comentaron los
canales de televisón— y evitar que lo dicho por Felipe Quispe se hiciera
posible.

Por medio de la emisora Wayna Tambo, y para la red de Radios Libres de
América Latina, Eugenio Rojas, comunario de Achacachi, decía a IndyMedia
que “en septiembre y octubre nos hemos levantado para que no vendan el
gas”, y agregó, “el referendo no es nada para nosotros, la nacionalización
tampoco significa nada, luchamos es por el poder, por construir nuestro
Estado”. Eugenio Rojas explicó, además, que quienes votaron fueron los
ancianos, por miedo a perder el bonosol, y los maestros, para obtener la
ficha electoral, pero que “estamos organizándonos porque el aymara y el
quechua no duermen, esto es una pelea muy grande”, y lo que sigue es
buscar la unión con otras nacionalidades pues no se le puede volver a
entregar el poder a los partidos como el NFR o el MAS. “Hay que volver a
la redistribución política. Hay que reconstruir el ayllu, pero no sólo el
aymara, sino el de los hermanos chimanes, guaraníes, quechuas, porque no
podemos usurparles sus tierras ni sus formas de Estado, hay que unirnos
con ellos”.

A comienzos de la tarde, los rumores sobre quemas de ánforas e intentos de
boicot volvieron a correr por diferentes zonas: desde Alto San Antonio en
la ciudad de La Paz, Ciudad Satélite, en la ciudad del Alto, y Punata, en
el departamento de Cochabamba, la militarización que hasta esa hora se
había mostrado discreta, comenzó a aumentar. Sin embargo, en Villa
Ingenio, uno de los barrios de El Alto que sufrió una gran represión y una
valiente resistencia durante las jornadas de octubre que llevaron a la
fuga al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, el rumor sobre quemas y
boicot no circulaba. Las filas continuaban largas y fluyendo con
tranquilidad, y pese a la confusión del transcurso de la mañana, debido a
las listas de nombres de cada una de las mesas, en la tarde la votación de
los habitantes de Villa Ingenio se llevó con más tranquilidad de la
esperada. “Le dicen sí al referendo pero no a las cinco preguntas”,
concluyó el reportero de InyMedia tras un sondeo con los votantes.

A finales de la tarde, minutos antes de cerrarse buena parte de las mesas
instaladas en el país, un vecino de la zona de Senkata llamado Juan Pérez,
denunció irregularidades en una de las mesas allí ubicada. Según su
reporte, un político de la zona estaba impulsando la votación con
fotocopias de carnés de identidad, hecho totalmente fraudulento que
invalida dichos votos. Comentó, además, que “la gente está muy confundida,
pero apoya las tres primeras preguntas y no a las dos últimas”, y además
discute en cabildo abierto, reunidos a la intemperie en la extranca de la
zona, los pasos a seguir después del referendum. A la misma hora, al otro
lado de la ciudad, en la antípoda de Villa Ingenio, en el barrio Calacoto
de la acomodada zona sur, la votación concurría en calma. Los primeros
escrutinios mostraban un mayoritario sí a las cinco preguntas, además de
una numerosa afluencia, nunca vista en las elecciones anteriores.

A la misma hora, desde Ajllata, en la provincia Omasuyos, a poco tiempo de
Achacachi, Felipe Quispe aparecía en el canal de televisión Gigavisión
afirmando que todo sigue en rutinaria normalidad, pues nadie había ido a
votar. Agregó, ante la pregunta de la periodista, que no pensaban quemar
ánforas, pues “para qué quemar vacío”. Mientras tanto, el referendum
paralelo de Cochabamba también se preparaba para concluir, con un
balance—que incluye jornadas de recoleción de firmas anteriores— de 35 mil
firmas apoyando la nacionalización inmediata de todos los hidrocarburos
bolivianos. Comentaba a la transmisión conjunta de IndyMedia y Hauyna
Tambo uno de los asistentes a este referendum que dijo llamarse Marcelo,
“las cinco preguntas han sido hábilmente hechas para confundir a la
gente”, asegurando que “el sí va a ganar en esta zona porque sí, porque la
gente cree que es así, porque creen en la propaganda del gobierno, pero no
porque entienden las preguntas”. Informó además que la mayoría de las
personas que habían votado en aquel referendum paralelo son habitantes de
la zona sur de la ciudad de Cochabamba, uno de los sectores más populares
y combatientes, protagonistas de la Guerra del Agua del año 2000 y apoyo
importante durante las luchas de octubre de 2003.

La Paz, de norte a sur Para el atardecer, la votación había concluido. En
la parte rural de La Paz, en los confines de la zona sur, las mesas de
Chasquipampa mostraban una mayoría de sí a las tres primeras preguntas y
no a las dos últimas, pese a que muchos vecinos no pudieron votar pues los
jurados decidieron cerrar antes ya que sus refrigerios nunca llegaron.
Así, esta zona que también lloró muertos y heridos en octubre debido a las
protestas que encabezaron contra Sánchez de Lozada, optó mayoritariamente
por: exigir la abrogación de la ley de Sánchez de Lozada, la recuperación
de los hidrocarburos en boca de pozo y la refundación de YPFB, pero
impedir que el gas sea utilizado para negociar una salida al mar y lanzar
al traste la ley de hidrocarburos de Mesa que busca recuperar el 50% de
regalías sin tocar los contratos ya existentes. Por su parte, en Warisata,
el pueblo que con un enfrentamiento tipo david vs. goliat— ante la brutal
represión del gobierno por un bloqueo de caminos que atascó a un grupo de
turistas— hizo estallar el conflicto que culminó con la semana de octubre
que derrocó a Sánchez de Lozada, lo que saltaba a la vista era un gran
ausentismo, y, al igual que en la cercana Achacachi, los pocos votos
contabilizados habían sido de personas de la tercera edad y empleados
públicos, que en su mayoría han votado nulo al escribir nacionalización.
Un estudiante del lugar declaró a IndyMedia: “Ahora estamos esperando qué
va a pasar, va a haber revolución o seguirá la política del Mesa. Yo veo
aquí a mucha gente que ha votado pero están descontentos, han votado por
el bonosol y los maestros para tener su ficha.”

Entrada la noche llegó a La Paz un grupo de habitantes del Chaco, la zona
en donde yacen las multimillonarias reservas de hidrocarburos del país.
Tras 42 días de remontar los Andes desde su baja y apartada región,
llegaban dispuestos a quedarse, familias con hijos, en una de las
principales iglesias de la sede de gobierno, la San Francisco, para con
una huelga de hambre volver a contarle al gobierno y a los medios de
comunicación el abandono en el que han vivido. “La población ha votado por
la nacionalización”, dice, “allá la garrafa de gas es a 65 bolivianos y en
La Paz a 22. El gobierno tiene que ver que esto es una cosa justa, no
hemos venido por limosna, hemos venido por lo que nos toca”, explicó a la
radio el dirigente de este viacrucis. “Que se firme de una vez compromisos
con nuestros dirigentes, ya no creemos en las palabras, que se firme algún
documento”, concluyó.

Para esa hora, dos de los dirigentes sociales más importantes de la
jornada sacaban ya sus conclusiones. Felipe Quispe, desde el altiplano,
afirmaba que “el pueblo ha perdido una vez más y las transnacionales han
ganado”; mientras que Oscar Olivera, dirigente de la Coordinadora del Gas
que convocó el referendum paralelo en Cochabamba, reconocía el éxito
númerico del referendum pero advertía la fugacidad del triunfo. Para
Olivera, la victoria del referendum se debe a la fuerte militarización y
al chantaje a los trabajadores, que convirtió este mecanismo decisivo en
una obligación. “Pero es el pueblo el que va tejiendo su horizonte, el
referendum termina hoy pero la lucha sigue, es irreversible”, comentaba
Olivera a IndyMedia y Wayna Tambo. “Este refrendum no va a cambiar la vida
de la gente y la lucha continuará porque la gente se va a dar cuenta que
no ha cambiado nada. Hay que darle tiempo al tiempo”, concluyó el
dirigente cochabambino.

El fracaso del sí Más allá del éxito estadístico del referéndum, que deja
en cifras gruesas, aún sin detallar, un sí que se eleva por encima del no,
la principal preocupación del Presidente ex presentador, de ahora en
adelante, será el peso de su propia ilusión, el espejismo que ha creído
real, la manipulación de un sí mayoritario que sin embargo es meramente
estadístico, pues no refleja la insistente demanda de nacionalización de
los movimientos sociales, actores políticos ineludibles de la Bolivia
actual. Aunque Mesa suena convencido y satisfecho cuando, en declaraciones
a la prensa la noche del 18 de julio, aseguró que el triunfo del sí en el
referéndum marca “el fin de una etapa histórica de los hidrocarburos y una
nueva etapa en la que el Estado toma las riendas”, la vaguedad de lo
estadísticamente aprobado por medio de las cinco preguntas que planteó y
publicitó, no resolverá las luchas políticas entre los diferentes
proyectos de país que cada forma de concebir al riqueza hidrocarburífera
representa.

Y aunque el triunfalismo que la maquinaria publicitaria y propagandista
que el gobierno pondrá a funcionar, temporalmente podrá tener éxito en
sugerir la ilusión del referéndum como resolución contundente de la
confrontación política, serán los sucesos que se desenvuelvan durante las
próximas semanas los que definan el desenlace de este proceso. Ni su
propio canal ni su sensato sentido de la imagen pública podrán salvar al
presidente Mesa de estrellarse contra el suelo, pues, o los movimientos
sociales se lo harán saber en las calles y caminos, o el póker que se
juega en el parlamento— donde finalmente se resolverá el destino de los
hidrocarburos y en donde Mesa depende de la bancada del MAS y Evo Morales,
pues carece de tienda política— se encargarán, más pronto que tarde, en
devolverle a este protagónico, locuaz y fotogénico presidente el sentido
de realidad.

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