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Un año de la tragedia de Iron Mountain: el recuerdo y la causa
Por (reenvio) Roly Villani - Friday, Feb. 06, 2015 at 12:37 PM

Jueves 05 de Febrero de 2015 / Recuerdan a sus compañeros Facundo Ambrosi y Sebastián Campos, dos de los diez fallecidos en el siniestro de Barracas, sobre el que aún no se completaron las pericias. "Recién ahí se tomó conciencia de que existimos", dicen.

Un año de la traged...
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"Fue un año de mierda, porque Facundo estaba todo el día acá y lo extrañamos a cada rato, estábamos acostumbrados a trabajar de la manera que lo hacía él." Jeniffer Maceiro tiene 25 años y se le quiebra la voz cuando habla de Facundo Ambrosi, el joven bombero que falleció en el Hospital Argerich tras estar 12 días internado por las heridas que sufrió en el incendio y derrumbe del depósito de Iron Mountain (IRM), el 5 de febrero de 2014. Facundo y Sebastián Campos son los dos bomberos voluntarios que perdieron la vida en ese episodio y pertenecían al Cuartel de Vuelta de Rocha, en pleno corazón del barrio de La Boca, a unas cinco cuadras del incendio.

Ese día fatal, exactamente un año atrás, un muro se derrumbó sobre el grupo que intentaba abrir un portón metálico para combatir las llamas y mató a seis bomberos de la Policía Federal –entre ellos una de las primeras mujeres que ingresó al cuerpo–, los dos voluntarios de La Boca y dos rescatistas de Defensa Civil del gobierno porteño.

Sebastián Campos tenía 35 años, estaba casado y era padre de una nena recién nacida. Facundo le decía "El Flaco", y la ausencia de estos dos jóvenes en el cuartel fue muy dolorosa este año. "Algunos muchachos renunciaron, otros estuvieron mucho tiempo sin venir –cuenta Rodrigo Ambrosi, hermano de Facundo y también voluntario–. Muchos dejaron porque las familias se asustaron, pero yo no tengo hijos, el diablo me dio muchos sobrinos, y por ellos yo tengo que seguir adelante. Alguien tiene que apagar los incendios."

"Jeni" es tercer oficial. Pese a su corta edad, tuvo ascensos meteóricos. Dicen sus compañeros que es la primera en llegar, esté de guardia o no, cuando se escucha la sirena. "Vivo a dos cuadras del cuartel", casi que se justifica. "La ley dice que el bombero voluntario tiene que cumplir 36 horas semanales y ella está 24 por día, porque aunque esté de franco, si escucha la sirena viene –explica Sergio Velázquez, uno de los directores del cuartel–, de modo que tiene una continuidad que le permite crecer todo el tiempo." Pero pese a esa gran performance, estuvo a punto de renunciar. "Cuando fue lo de Facu quise dejar todo, pero no me dejó mi hijo –explica ella–. Abel quería que siguiera y él mismo es muy buen bombero, va a ser muy bueno, como el padre", concluye.

Jeni está a cargo de la Brigada Infantil Facundo Ambrosi, que tuvo en 2014 más de 30 chicos del barrio aprendiendo el oficio. En el cuartel funciona también un centro de jubilados y un hogar de día en el que los chicos aprenden manualidades, música y artes plásticas.

Pese a que tuvieron un equipo de psicólogos para contenerlos, en poco tiempo los bomberos de Vuelta de Rocha decidieron seguir ellos mismos con un tratamiento improvisado: "Las noches en la guardia eran hablar y hablar –dice Velázquez–, las heridas las curamos entre nosotros." Mucha gente, dicen, se enteró el 5 de febrero que en la Ciudad había bomberos voluntarios. "Fue inmensa la cantidad de mensajes por Facebook, los llamados que tuvimos. Recién ahí se tomó conciencia de que existimos. Ahora nos ven en un recital y nos preguntan: '¿Sos voluntario?, ¿estuviste en Barracas?'"

A la hora de pensar hacia adelante, sin embargo, el reclamo es concreto. "Queremos el cumplimiento de la Ley 1240", dicen casi a coro. Esa norma porteña, sancionada en 2003, regula el funcionamiento de estos cuerpos y obliga a la Ciudad a proveerles gas, electricidad, teléfono y obra social. Algo que sigue durmiendo el sueño de los justos, porque la mayoría de los voluntarios de Capital se autofinancian y les cuesta enormes peleas cobrar los subsidios que les corresponden por ley. Eso si, las palmadas en el hombro, cuando apagaron el fuego, caen sobre las cenizas.

La empresa

"Iron Mountain confía en que la justicia podrá alcanzar el esclarecimiento total de este incidente, y refuerza su compromiso para aportar toda la información necesaria."

El lento derrotero de una causa judicial con idas y vueltas

Cuando se produjo el incendio del depósito de Barracas de la firma Iron Mountain, la causa quedó a cargo del juez Nacional en lo Criminal de Instrucción 18 Pablo Ormaechea y de la fiscal Marcela Sánchez, de la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción 37. Las pericias quedaron a cargo de Bomberos de la Policía Federal, el INTI y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). El objetivo: saber si se trató de un incendio intencional, ya que la firma dedicada al archivo, con sedes en diversas partes del mundo, tenía en Barracas un sistema contra incendios, cámaras de seguridad y aspersores que nunca se encendieron. La causa empezó con la carátula de "incendio" y luego fue cambiada por "estrago".

Con esa hipótesis de la intencionalidad, surgió una nueva causa, impulsada por el gobierno nacional a través de la AFIP, para investigar lavado de dinero, ya que en el depósito había documentación de cientos de empresas.

Todavía no hay resultado de pericias pero fuentes judiciales aseguran que este mes podría haber información sobre aquellas que realizaron en conjunto entre Bomberos y personal del INTI. Hubo demoras porque era mucho el trabajo que había que hacer y diversos los detalles para estudiar en el depósito, después de que apagaron el fuego. Y este mes empiezan las otras pericias, las que están a cargo de la UTN, a pedido del juez. Algunos familiares de las diez víctimas fatales se retiraron de la querella y concretaron un acuerdo económico con la empresa –tal fue el caso de parte de la familia de Pedro Barícola, representado por el abogado Miguel Arce Aggeo– pero la causa no termina porque lo que se investiga es un delito de acción pública y porque quedan dos querellas de parientes de bomberos y una de DirecTV, una de las empresas que tenía su documentación en el depósito.

"Resaltaba por su espíritu de entrega"

"Facundo nació en este cuartel, aprendió de los grandes jefes que hubo en Vuelta de Rocha, y su padre fue el último jefe de Bomberos que tuvimos –le contó a Tiempo Argentino Sergio Velázquez, uno de los directores de ese cuartel–. Cuando hubo que nombrar un jefe nuevo, decidimos que tuviera una impronta joven y Facundo estuvo en la nueva conducción, cuyo jefe es Antonio Sette, porque era un jefe operativo por excelencia, sabía dónde estaba todo, cómo se hacía cada cosa”.

El 17 de febrero, cuando se confirmó la muerte de Facundo, Antonio Sette, señaló: "Facu la estuvo peleando muy duro todos estos días. Era multidonante de órganos, lo cual no hace más que resaltar su espíritu de ayuda y entrega al otro", agregó
Nora Fernández, madre de Facundo, estuvo unos meses viviendo en el cuartel. No quería quedarse sola en la casa, porque en un año había perdido a su esposo Ricardo (el jefe de bomberos del cuartel) y a su hijo. "Yo no pido justicia, porque eso lo piden los familiares de uno que fue asesinado o atropellado, nosotros somos familia de bomberos y sabíamos que tarde o temprano te puede tocar, es tu vocación, vos sabés que te enfrentás al fuego, a la muerte", dice.

La alegría que todos reconocen que hubo este año es el nacimiento de Bruno, el tercer hijo de Facundo. "Me llevo muy bien con Luján, su última mujer –dice Jenni–, yo me siento más amiga de Facu que ex mujer, pero lo extraño muchísimo." Jeni y Facundo tuvieron a Abel cuando los dos tenían 17 años. "Compartíamos la murga, fuimos novios desde muy chiquitos y yo no me movía de al lado de él", recuerda Jeni.

Sirenas en homenaje

El homenaje principal para las víctimas será frente adonde estaba el galpón, en el santuario que puede verse sobre la calle Azara, casi en la esquina con Benito Quinquela Martín, en el barrio de Barracas. A las 9:15, hora del episodio, todas las estaciones de bomberos del país harán sonar sus sirenas.

Diez fueron las víctimas de ese día fatal: cinco pertenecían al Cuartel I de Bomberos de la Policía Federal: Damián Veliz, Eduardo Conesa, Maximiliano Martínez, Anahí Garnica (quien fue la primera mujer bombero de la Policía Federal Argentina) y Juan Matías Monticelli; también fallecieron Leonardo Arturo Day, jefe de Departamento Zona I de la Superintendencia Federal Bomberos; Sebastián Campos, de Vuelta de Rocha; José Luis Méndez, del cuartel de Villa Domínico; y Pedro Baricola, de la Dirección General de Defensa Civil de la Ciudad de Buenos Aires. Facundo Ambrosi agonizó durante 12 días, y falleció finalmente el 17 de febrero.

fuente http://www.infonews.com/permalink/184538

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