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“TRATAMOS DE VOLVER A NUESTRA RAÍZ DESDE EL CEMENTO”
Por Hernán ((i)) - Saturday, Apr. 03, 2004 at 8:32 PM
herscan@yahoo.com.ar

Fakundo es un joven mapuche de Furilofche (Bariloche), uno de los tantos jóvenes que vive en los barrios altos. Esos barrios en los que reina la exclusión y que forman el cinturón mapuche de la ‘Suiza Argentina’ de Perito Moreno. Fakundo es mapunky igual que Ana o Berna pero él no es poesía, aunque a veces escribe algunos versos y los publica en su fanzine, Tayiñ Weychan. En mayo de 2003 hablamos sobre la vida en el cemento, la hipocresía y l@s mapunkies ka mapuheavies, la entrevista estuvo dominada por la efervescencia de la irrupción mapuche no folcklorizada en el festejo del 101 aniversario de esa ciudad.

¿Cómo se da esa síntesis del heavy y el punk en la vida del mapuche urbano?

FW: El punk y el heavy ayudaron a llegar hasta donde estoy. Por la cuestión de las letras, cuando vos te pones a analizarlas te sentís identificado y después eso como que te lleva a cuestionarte cosas, a preguntarte, a tratar de ir más allá. Por ahí en un momento estás metido pero tocas de oído. Por ahí tenés las opiniones de las bandas que escuchas y después eso te lleva también a cuestionarte vos.

Cómo fue es tu caso, primero te hiciste cargo de la identidad mapuche y después te fuiste metiendo en este movimiento heavy punk o fue al revés.

FW: Yo siempre me hice cargo de que era mapuche, porque mi vieja nos enseñó eso. Al estar en la ciudad, en todo este ámbito, conocí un par de gente (mapuche), que quizá hoy sean criticables, pero fue un puente igual. Porque por ahí yo decía: “Soy mapuche”, pero más allá de eso no iba. Conocí a esta gente y seguí conociendo gente... y (empecé) a conocer el pensamiento, algunas posiciones que tenían, que por ahí después en la práctica pueden ser contradictorias o no, pero conocí ese lado.

Entonces ahí la música me siguió ayudando también. Por ahí lo que te identifica con esos pibes es que, reconocidos o no como originarios, por lo menos acá en Bariloche son heavy y punk. Vos los ves que ellos son de apellido Paynefil o tienen la cara y hoy están en esa situación. Entonces te identificas con todos ellos. La postura crítica del heavy y el punk hacia el sistema, a toda una forma de vida, y la lucha mapuche, que también tiene una visión crítica hacia eso, es lo que hace también un punto de unión. Y es por ahí que a mí me llamó la atención y me pudo hacer unir esas cosas.

Cuando estaba en Buenos Aires veía que la movida heavy punk no existía más, sino que andaban los punk por un lado y los heavies por el otro y se cagaban a trompadas también. En cambio acá no se ve tanto eso, que hayan recitales heavies punk se da acá. La otra es que de última terminan acá siendo parientes los heavies y los punkies y andan en la misma y tienen las mismas vivencias. Tienen un mismo pasado en común: son mapuche y hoy comparten la misma realidad, por más que no estén metidos a pleno en la lucha mapuche.

¿Las bandas reflejan la problemática mapuche?

FW: ¿Acá? Hasta en cierto sentido, porque hay un par de bandas heavies que quizá hablan de la cuestión mapuche pero están muy influenciados por lo que fue Hermética. Entonces los locos están con La Revancha de América o algunas otras historias así. Malón, que también tiene un tema; los tontos de Almafuerte que tienen algunos temas que hablan sobre la cuestión indígena; o alguna vez escucharon Yanakonas. Entonces desde ahí han escrito algunas cosas, han reflejado algunas cuestiones, porque por más que son mapuche están influenciados por eso (las bandas). Por ahí eso es lo que los lleva a escribir pero no asumen un mayor compromiso todavía. Y está el tema de las confusiones. Porque en algunos heavies se da todavía mucho la cuestión nacionalista, entonces a partir de ahí lo reflejan, piensan que los Pueblos Originarios son la raíz de la patria. Es decir, cualquiera.

¿En Bariloche la movida heavy punk abarca a varios sectores sociales o se concentra en los barrios altos?

FW: Por lo menos yo lo que más conozco son los de los barrios, pero después sí, hay heavies conchetos o algunos que se la dan de punk que son conchetos, pero también andan un par de gente que por ahí tiene algunas posibilidades más pero no tienen esas actitudes que tiene la gente del centro o de los kilómetros. Donde más se ve es en los barrios, en el 34 Hectáreas están los punk, en el San Francisco están los heavies. Abarca más que nada eso, de ahí también que los piqueteros se reflejen en los punk.

El otro día vi un video sobre los guluche (programa El Mirador de TVN) y mostraban esta relación de los mapuche urbanos en Santiago con movimientos como el hip-hop y el punk.

FW: Sí. Yo lo que conozco de allá es David Añiñir, que yo sé que es mapunky, mapuche punk.

¿Qué es eso: mapunky?

FW: Él tiene un poema incluso que se llama Ana mapunky o Berna mapunky y habla de eso, de una fusión. Como cuando dice ‘mapurbe’, los mapuche urbanos, los mapunkies: los mapuche punk. Hace una cierta conexión. Ponele, el punk cuando nació, nació desde un sector de la sociedad – por más que haya sido por allá lejos – con una postura frente al sistema. Y por ahí que muchos de nosotros nos hayamos criado en la ciudad, que hayamos vivido en la ciudad y nos hayamos relacionado con esas cuestiones es lo que nos lleva a hacer esta conexión.

¿Es mucha la gente que hace esa relación?

FW: ¿En Bariloche? Hay un par... más que nada los jóvenes, pero igual tampoco somos tantos los jóvenes mapuche que estamos acá en Bariloche. No somos ¡uh! la manada.

Pero se hacen sentir.

FW: Sí, puede ser. Quizá los que estemos más empapados en la cuestión mapuche o un poco más metidos, los otros pibes también que son mapuche, se reconocen, pero todavía no están tan metidos en los conflictos sino que tienen otras cuestiones. Tienen todas las necesidades de la gente de la ciudad que no llega a fin de mes y están más preocupados en eso. Por ahí no han asumido la cuestión mapuche como una lucha también sino que siguen en otras luchas. El mapuche hoy en día tiene que vivir esa.

¿Y cómo los toman otros mapuche que tienen una visión más idealizada, que mapuche es el que vive en el campo, cuando los ven a ustedes con esa estética y actitud heavy punk?

FW: Por ahí dicen: “Ah, son pendejos”. Lo que dicen muchos es: “Ah, porque están en la edad de la rebeldía”. Obviamente somos rebeldes, somos rebeldes a un sistema, somos rebeldes a una forma de vida a la que fueron obligados a estar nuestros padres: a ser laburantes, a salir del campo cuando eran pibitos... Nosotros no vamos a estar felices y contentos, y nos sentimos reflejados en la actitud del punk. En la ciudad qué otra te queda, si vos ves que en general te levantas allá arriba, ponele en el 34 Hectáreas, que te cagas de hambre, que en invierno no llega la leña, todas esas cuestiones... no creo que estés re contento. Nosotros nos identificamos con eso y tampoco importa mucho lo que digan los demás... creo que también es otra forma de vida.

Yo no creo que sea una moda sino que es la cuestión del barrio también. Nos criamos en el barrio, el barrio sigue estando en Territorio Mapuche, entonces desde ahí tratamos de volver a nuestra raíz desde el cemento. Por ahí suena como una idea medio poética, pero es así, desde el cemento volvemos a nuestra raíz. Esos barrios siguen estando en Territorio Mapuche, estaba nuestra gente antes. No es tanto una cuestión de moda sino que – por lo menos yo cuando empecé a identificarme con esto – ya existía esta movida, ya estaban. Entonces no creo que sea una cuestión de moda sino una cuestión real, concreta, algo que se da naturalmente.

¿Y cómo es asumir y vivir la identidad mapuche en una ciudad? Encima con las particularidades de Bariloche, una ciudad turística, preparada siempre para mostrar una cara linda.

FW: ¿Cómo por ejemplo lo de ayer?

Por ejemplo.

FW: Lo que pasa que en una ciudad así a la cuestión mapuche se la toma como una cuestión folklórica: qué lindo los mapuche, por ahí hasta te chupan las medias o te quieren ver atrás de un vidrio. Pero la cuestión es que los mapuche hoy estamos en los barrios, hoy somos los piqueteros, los delincuentes... la alcaidía está llena de mapuche. La cuestión concreta, los mapuche reconocidos o no, representamos la vergüenza del Bariloche postal y turístico. Y allá abajo (en el Centro Cívico), para vender usan nuestras cuestiones. Se acercan y dicen: “Ah, esto es de los mapuche. ¡Hay qué lindo! ¡Mirá!”. Y andan todos con una fajita, con un makun (poncho mapuche). Y eso te da rabia, porque cuando les conviene se acuerdan que existimos y cuando les conviene sos la peor basura. Como los medios ayer que en la movida decían: “Adelante viene la columna del Pueblo Mapuche con la consigna ‘Identidad, Territorio, Justicia’ y más atrás viene la gente encapuchada de los barrios altos de la ciudad con reclamos sociales”. Cuando el reclamo es el mismo y ellos nos estaban apoyando y estamos viviendo lo mismo. Quieren hacer esa diferencia, cuando a ellos les conviene nos ponen la cuestión folklórica, pero después, cuando le cantás la posta, la justa, ahí los chabones se persiguen un montón... y les salta la ficha de que son cualquiera.

¿Qué sabés de los mapunkies en Gulumapu?

FW: Sé que algo existe, incluso hay un colectivo cultural Odiócratas que la mayoría son mapuche punk y alguno, seguramente, de la movida hip-hop, que es lo que más se ve allá. Los locos generan cosas desde ahí, incluso editaron un disco, “Newen Peñi”, que es un compilado por los presos políticos. Sé que una movida hay dentro de los que es el mapuche en la ciudad, el warriache, el mapurbe. Y acá algo se está tratando de hacer, hay algunos fanzines dando vueltas.

Hay organizaciones que plantean que la única lucha válida es en el campo y que en algún momento de la historia los mapurbe van a tener que dejar la ciudad.

FW: Eso es más una cuestión de elección, yo en algún momento quiero volver al campo, me gustaría que mi familia pueda volver también. Pero son procesos, porque antes de plantear eso los mapuche se tienen que reconocer y después reafirmar la cultura, tratar de rescatarla. Igual no creo tener la solución ni que esas organizaciones tengan la solución con ese discurso del Pueblo Mapuche, creo que va a pasar mucho tiempo para poder plantear esas cosas. Porque acá hay realidades que son concretas. En la ciudad por ahí se trata de organizar, nacen proyectos, ideas de reafirmar la cultura. Mientras que en el campo lo que se da más es la defensa de la tierra.

Creo que volver al campo es una necesidad que le surge a la mayoría de los mapuche. Mientras seguimos estando en esta cultura y el heavy punk es una forma de contraponerse frente a la cultura dominante, opresora. Es como una respuesta a todo eso. No podés soportar esto toda la vida ver que tus hermanos se caguen de hambre o esas historias. Entonces muchas veces buscas soluciones y encontras algo de qué agarrarte.

¿Qué herramientas te dio la cuestión heavy punk que te sirvieron para ponerlas en práctica en la lucha mapuche?

FW: En el punk la cuestión que se da mucho el anarkopunk, eso me sirvió para pensar algunas cuestiones de cómo se manejaba la sociedad, de ahí conocí la cuestión anarquista. Entonces para entender algunos conceptos, entender algunos manejos del sistema, algunas cuestiones de la izquierda, algunos análisis de lo que es el sistema capitalista. Y en el heavy... no sé, más o menos lo mismo. La cuestión de las ideas, de las posturas, de la rebeldía frente al sistema, eso es en lo que me ayudó. Hoy como mapuche sigo manteniendo esa rebeldía y no me dejo de considerar heavy punk. Antes que nada soy mapuche, pero en la ciudad tomo estas herramientas.

La música es como que te refleja cómo estás adentro. Y es la música que te pone los pelos de punta, te hace poner alegre, te da fuerza, eso es lo que por ahí te ayuda cuando estás en la ciudad. Te agarras de eso. Buscas algo que te sostenga. De repente estás mal y escuchas un tema de La Polla, escuchas un tema de Hermética y te da fuerza. Decís: “Bueno, no soy el único pavo que está en contra, que no le cabe este sistema, y los mapuche no somos los únicos que estamos en esto sino que hay otra gente que también está en lo mismo. Por ahí con otra forma de pensar, con otra cultura, con otra lucha, pero tenemos un mismo enemigo”.

¿Sirve como un puente con la sociedad no mapuche también?

FW: Claro, sirve como un puente. Nosotros tomamos eso de otra cultura, de una contracultura, y esos puntos de unión es lo que nos hace formar ese puente. Sirvió para unirnos con los no mapuche y también para conocer la cuestión mapuche.

¿Querés agregar algo más?

FW: A los warriache, que traten de manejarse, de ver un poco más el tema de su identidad. Tienen una identidad, tienen cosas de qué agarrarse. Porque vos ves muchos punkies que ya se zarparon de escabio, están para atrás, la cuestión no es esa sino que hay otras cosas. Como mapuche aún estamos vivos, en la ciudad, en el campo, en todos lados.

Hernán Scandizzo

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