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La Loma: La tortura
Por Mónica Romero, enviado por Hernán Mascietti - Tuesday, Jul. 27, 2004 at 6:55 PM
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Como muchos saben, la noche del 16 de septiembre de 2003 no fué nada agradable para los 45 niños que estaban por dormir en La Loma, ni para los ancianos y embarazadas que se ven el la foto que dió vuelta el mundo, esto es lo que pasó aquella noche. Todavìa no pasa nada con la denuncia, cuyo juez es el mismìsimo juez Oscar Alberto Blanco (desde el proceso juez de instrucciòn penal) quien mandò a reprimir esa noche.

FORMULA DENUNCIA POR TORTURA Y OTROS

Sr. Juez de Instrucción
Poder Judicial de la Provincia de Salta
Gumercinda Mónica Romero, DNI 13.455.694, presento denuncia de los hechos ocurridos el día 16 de septiembre de 2003 en el lugar llamado La Loma, explanada alta al frente de la ciudad de Hipólito Irigoyen. Muchos nacimos allí, vivimos allí, hace más de treinta años que vamos al lugar a hacer disfrute de todo lo que hay, a visitar nuestro cementerio indígena y a socializar a nuestros niños como a nosotros nos hicieron nuestros padres. Amamos esa tierra porque allí nacieron y vivieron nuestros padres que vivían en una comunión y comunidad ejemplar. El día 10 de septiembre fuimos a habitar esa tierra que ya ocupábamos como nuestra, de día, a plena vista de todos (los caminos por los que entramos se ven desde la ciudad), nunca hubo alambrado ni hicimos violencia sobre ningún cerramiento porque nunca hubo cerramiento. El martes 16 de Septiembre, antes del mediodía vino un personal de Seguridad del Ingenio con dos policías uno era de apellido Flores dijo que venían a observar y nos preguntaron el nombre y quienes éramos, contestamos que éramos la Comunidad, lo anotaron y uno de ellos dijo que no estén volteando los árboles y nos dijo que no hagamos nada que dejemos así como están, que nos fuéramos y se fueron (los policías y la seguridad), y luego a las tres de la tarde vinieron dos policías de Irigoyen y uno de ellos dijo que vino a hacer una inspección ocular. Para ese momento se encontraba el Dr. Hernán Mascietti (que había recomendado hacer una exposición sobre lo ocurrido a la mañana) y ahí ellos nos dijeron que podíamos hacer la exposición policial respecto de lo ocurrido por personal del ingenio en horas de la mañana. En el camino el Dr. les explicó que la única forma que la gente se iría es si mostraban orden judicial escrita. Entonces bajamos juntos hasta la comisaría, hicimos unos papeles incluyendo cuantas familias se encontraban allí (el Dr. Mascietti volvió a su estudio porque tenía clientes que anteder), pero no nos tomaron la exposición, dijeron que volvamos a las seis y media de la tarde para hacer la exposición. En todo momento los policías constataron que no había cerramiento y en todo momento les dijimos que éramos poseedores de muchos años (ancestralmente) de esa tierra, en todo momento vieron que había mujeres embarazadas y niños jugando por doquier. Volvimos a la comisaría de Hipólito Irigoyen a la siete de la tarde y el suboficial Borjas nos atendió y tampoco quiso tomarnos la exposición respondiendo que no tenía orden para tomar la exposición, que en ese momento iba en camino el comisario para desalojar. Le preguntamos si tenía la orden judicial y dijo que no sabía. Después puede venir a hacer la exposición , dijo burlándose. Como pensábamos que ya estaban desalojando a nuestros hermanos, nos fuimos rápidamente a La Loma. Llegamos pero todo estaba tranquilo. Se hizo de noche al momento y el fogón era lo único que nos alumbraba. Pusimos a reunión en una mesa con los hermanos de la comunidad y comenzamos a hacer un acta, que ya habíamos planeado, de compromiso ecológico para cuidad la diversidad de ahí arriba, con una vela en la mesa. Eran las ocho de la noche cuando de repente vemos luces de linternas alumbrando el canal a metros de donde estábamos entraron corriendo y a los gritos “¿donde está la bandera argentina?”, “¿donde está ese abogado que se hace el malo?”, y el comisario daba las órdenes a los gritos “Júntenlos” “Que no se escape nadie” “agarrado” “desalojen” “desalojen”. Nosotros respondimos preguntando si traían la orden judicial, que la muestren, al menos recuerdo que lo hice yo y Haydee Cuñandipa, la vice presidenta de la comunidad, y otras mujeres más, también pidieron lo mismo, a la vez que estaban tratando de agarrar a sus hijos y los de otros para que no sean pisados o atropellados por la policía. Entraron algunos vestidos de civil, de pantalón corto y de remeras celestes o blancas o rayadas. Otros policías entraron de protector y escudos. Empezaron a empujar a hombres y mujeres (ellas arrastrando entonces los niños o cuidando la panza) con el palo y, también sacaban fotos. A estas fotos las sacaban cuando un policía se ponía atrás y empujaba, y justo en el momento en que el hombre hacía un gesto de caída para balancearse con las manos, le sacaban la foto; esto debe estar en el expediente y debe constar allí el gesto de susto, que también debe constar en la foto que las manos están abiertas y no cerradas. El comisario no contestó a ninguna de las peticiones de mostrar la orden judicial. Tampoco mostraron en ningún momento consideración por haber niños allí ni ancianos ni embarazadas. Los niños estaban asustados por los gritos y lo violento y agresivo de la situación policial que empujaban con el palo. Quedamos aterrados en un centro donde nos alumbraban con linternas mientras sentíamos que intentaban agarrar a otros. Había dos grupos en el centro, separados por una distancia de un metro aproximadamente, en uno había hombres y en el otro estábamos las mujeres con los niños. A los hombres les hacían poner las manos en la nuca y a otros los esposaban luego. Pisaban nuestras pertenencias, las carpas y bolsas y ollas. A Andrés Cuñandipa, lo tiraron al suelo de forma violenta y sin ningún motivo. No había policía femenina que hayamos visto y le pegaron. En todo momento seguíamos pidiendo que no les peguen y que muestren la orden judicial, el comisario respondía que a nadie pegan a nadie. Porque la pedía con insistencia a mi también me agarraron para llevarme a lo que me agarró fuertemente Haydee Cuñandipa del otro brazo y nos llevaron a las dos. En ese momento sentimos gritos de dolor y preguntamos a quien estaban pegando y el comisario de bigote respondía que a nadie pegan a nadie, que nadie le hacía nada a nadie. Parecía haber terminado el procedimiento cuando, ya todos esposados o con las manos arriba, fueron escoltados por policías que llevaban el arma desenfundada y sentimos disparos. Y todos pensamos que habían matado a alguien o que lo habían fusilado a algún hermano, con una profunda pena, además de la bronca de que nos sacaran de nuestras tierras de esa forma así. Era solo otra tortura más. Luego veía que los empujaban con fuerza a nuestros hermanos en las camionetas policiales, luego supimos que el golpeado fue, además de Cayo, Jorge Luis Tolaba. De todo esto hay un video también en donde los que no fueron detenidos, fueron a la comisaría y gritan que allí hubo disparos, maltratos y todas esas toruturas. Por eso es que ahora vengo a hacer denuncia formal por Incumplimiento de los deberes de funcionario público, porque en el sumario no fue juntado el conocimiento que presentamos el día 10 de Septiembre a la Policía de Irigoyen en el que decimos que ya poseíamos esa tierra de forma pacífica y pública desde hace muchos años, también por no poner en el sumario que el lugar no está cerrado ni que habían niños ni embarazadas, y por lo que el fiscal o SS considere con la ley. También vengo a entablar formal denuncia para que investigue el por qué se dio la orden de forma telefónica cuando en realidad no había urgencia y qué quiere decir “urgencia” a la luz de la constitución nacional la cual prohíbe al juez dar orden de detención si no es por escrito, si no hizo un real abuso y tortura de ese concepto en violación e insulto al orden constitucional. También pido que investigue al juez por el desconocimiento del derecho, ya que la constitución nacional nos ilusiona que reconoce “la posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan”, además que los delitos realizados por personas originarias deben respetarse en su cultura y tradición jurídica (ley 24071). También vengo a entablar formal denuncia para que investigue por qué se realizó el procedimiento de noche cuando el código lo prohíbe, que investigue SS que eso constituye tortura en connivencia de que hubo inteligencia para entrar de noche, cercarnos con los ancianos, embarazadas y niños (algunos todavía bebés), entrar a los insultos y, después de “reducir” a los pacíficos, hacer disparos al aire; al solo fin de crear el terror, de esta inteligencia no puede ser otro el responsable que el comisario Carvajal a cargo o los comisarios a cargo que intervinieron en el procedimiento, quien preparó el procedimiento y lo dirigió, más los responsables de las vejaciones, que deberá investigar. También pido que investigue supuesto delito de racismo, ya que todos sintieron que nos hacen esto por ser “chaguancos”. También pido que tome las denuncias de Adriana Graciela Rodríguez, realizada el 22 de septiembre del presente año y la de Claudia Fernanda CUELLAR, realizada tambien el mismo día 22 de septiembre de 2003, ambas en la comisaría de Hipólito Irigoyen, como complemento indispensable de esta denuncia. Sabemos, por nuestra dirigencia indígena nacional que nos mantiene informado, que en otras provincias se hace JUSTICIA, que es lo que pedimos que este hecho que conmovió al mundo en cinco idiomas y que aún hoy tiene aterrorizados a nuestros niños y hermanos, sean juzgados y penados por la ley, TODOS SUS RESPONSABLES.
SERA JUSTICIA

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