Julio López
está desaparecido
hace 6423 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

¿El funeral del ALCA?
Por Pablo Ramos | APM - Monday, Nov. 07, 2005 at 7:37 PM
pramos@perio.unlp.edu.ar

IV Cumbre de las Américas

No hubo avances en la conformación del área de libre comercio continental. El tanteador nos indica que 29 naciones apoyan el tratado y cinco se oponen. El ALCA puede resucitar con otra forma


Cerró la Cumbre de las Américas en la ciudad argentina de Mar del Plata como se preveía: sin acuerdo con respecto a la entrada en vigencia del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA). El documento final es el reflejo de un intento diplomático para que el encuentro de máximo nivel gubernamental no concluyera como un fracaso; así, cuidó de mencionar las dos posiciones encontradas sobre esta iniciativa.

El objetivo enunciado de esta cumbre estaba reflejado en su título: generar empleo para superar la pobreza y garantizar la gobernabilidad democrática. En forma tácita, un importante grupo de naciones concurrió a esa playa ubicada unos 400 kilómetros al sur de Buenos Aires para poner blanco sobre negro la fecha de inicio del ALCA.

¿Quiénes son sus principales impulsores? La nación que impulsó este espacio económico es Estados Unidos en tiempos de George Bush padre. Y el puntapié inicial se dio en la Cumbre de Miami en 1994, con Bill Clinton como presidente. Por eso, el principal impulsor del ALCA es Washington. Y luego le siguen las naciones más afines con la Casa Blanca: Canadá, México, toda América Central y el Caribe –a excepción de Cuba.

¿Y quiénes sus detractores? Los cuatro integrantes del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) –Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay- y Venezuela.

Conviene aclarar el estado actual de situación antes de arribar a alguna conclusión. Canadá es –junto a Estados Unidos- el único desarrollado del continente. Tiene un nivel de vida que supera los 25.000 dólares y ninguno de los serios problemas que atraviesan las naciones latinoamericanas. Además es un estrecho aliado de Estados Unidos, y necesita diversificar los mercados de exportación, hoy peligrosamente concentrados en su poderoso vecino del sur. Además, debido a los altos costos de su “estado de bienestar” la economía canadiense ha perdido competitividad frente a competidores de Oriente.

Estados Unidos no busca tanto incrementar sus exportaciones como convertir definitivamente a Latinoamérica en el campo de acción de sus empresas. Dentro de la división tácita del mundo por áreas de influencia, desde la Doctrina Monroe, donde ese presidente estadounidense enunciara la expresión “América para los americanos”, a Washington le corresponde el resto de su propio continente.

México, con sus 106 millones de habitantes, conforma con Estados Unidos y Canadá el Nafta (Asociación de Libre Comercio de Norteamérica). Debido a los bajos costos laborales en relación a sus dos socios, muchas fábricas establecidas al norte del Río Bravo –la frontera natural con su vecino del norte- se trasladaron a las tierras de los antiguos mayas y aztecas. Sin embargo, los mexicanos pierden terreno ante la arremetida china, y son muy dependientes del mercado estadounidense: exportan por 130.000 millones de dólares, de los cuales 100.000 millones van a la tierra de los “cow boys”.

Centroamérica y el Caribe ha sido siempre el “patio trasero” de Estados Unidos. Además, este año entró en vigencia el CAFTA, un tratado de libre comercio (TLC) entre seis países centroamericanos, República dominicana y Estados Unidos.

Vemos que hasta aquí, toda Norteamérica y Centroamérica ya conforman un área de libre comercio, un “medio” ALCA.

Luego, en Sudamérica, nos encontramos con Chile, que tiene un TLC con Estados Unidos desde hace dos años. Además, la economía trasandina es la más abierta de toda Latinoamérica: es miembro integrante del MERCOSUR, de la ASEAN (incluye toda la cuenca del Pacífico), negocia un entendimiento comercial con Bolivia y Perú –con quienes mantiene relaciones diplomáticas “calientes”- y busca un acuerdo con China. Pero Chile se ha definido como una nación de cinco producciones, en las cuales es muy competitivo: cobre, pesca, madera, vinos y frutas. Y en este universo de cinco elementos basa su estrategia y futuro.

Luego, Colombia, Ecuador y Perú negocian con Estados Unidos un TLC, que debe concretarse antes de fin de año. Bogotá es un aliado estrecho de la Casa Blanca y encolumna su política exterior siempre en la dirección tomada por el Departamento de Estado. Además, gracias al “Plan Colombia”, recibe 3.500 millones de dólares en concepto de “ayuda militar para combatir a la guerrilla y el narcotráfico”.

Como observamos hasta aquí, se puede decir que aunque el ALCA hoy está muerto, puede revivir de otra manera.

El presidente de México, Vicente Fox, lo dijo en forma clara y concisa: puede realizarse el ALCA con quienes quieran integrarse, y los que se opongan que hagan lo que quieran. Traducido sería algo así como que los miembros del MERCOSUR, si no les gusta, que no ingresen al tratado. Este exabrupto motivó que el mandatario anfitrión, Néstor Kirchner, suspendiese una reunión prevista con su par antes mencionado.

Ahora, ¿cuáles son los motivos que expresan las naciones del MERCOSUR y Venezuela para oponerse? Debemos diferenciar a las causas de los cuatro integrantes del bloque sudamericano de la postura de Caracas. Argentina, Brasil, y en menor medida Uruguay y Paraguay se oponen porque quieren una solución definitiva a la cuestión de los subsidios a la producción y exportaciones agrícolas. Los socios mayores del bloque lideran, junto a China, India y Sudáfrica, el Grupo de los 20 o G-20, que buscan la liberalización en serio del comercio agrícola.

Buenos Aires y Brasilia, esencialmente, se oponen porque quieren antes solucionar este grave problema antes que embarcarse en una aventura librecambista que no garantiza absolutamente nada, y de la cual es difícil retornar.

Estados Unidos, uno de los países que subsidia su producción agrícola, se niega a avanzar en el pedido de las dos naciones sudamericanas por fuera de lo que determine la Organización Mundial del Comercio (OMC). Este organismo internacional debe reunirse en diciembre próximo en Hongo Kong para que sus 148 integrantes se pongan de acuerdo sobre este tema central.

Por este motivo, tanto el Palacio San Martín (sede de la cancillería argentina) como Itamarati (su equivalente brasileña) no van a avanzar ni un milímetro hasta que se resuelva esta cuestión en la ciudad china.

En cambio, Venezuela aduce cuestiones políticas para oponerse: el ALCA es definido como la avanzada del imperialismo sobre América Latina. Como contrapartida, el presidente venezolano, Hugo Chávez, propone la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). El as en la manga de que dispone son las cuantiosas reservas de petróleo y gas de la cuenca del Orinoco, un recurso cada vez más estratégico y que define la geopolítica.

Por lo cual podemos retomar el concepto expresado más arriba: el ALCA está muerto, pero puede resucitar de otra manera. De 34 naciones integrantes de la Organización de Estados Americanos y convocadas a integrar el área de libre comercio, sólo 5 se oponen; pero el resto, de alguna manera u otra, conforman un mercado común en forma bi o multilateral con Estados Unidos. Por eso, el peligro no ha sido disipado.

El ALCA no sólo abarca la libre circulación de bienes. En realidad se refiere a todos los factores productivos –bienes, servicios, inversiones, capitales, bienes culturales, derechos de autor- con excepción de personas: el tema inmigratorio ni siquiera es insinuado.

El mismo nacimiento fue forzado. La Unión Europea (UE) surgió porque un pequeño grupo de países del Viejo continente se convenció que podían lograr mejores resultados si se unían que si continuaban aislados. Lo mismo puede decirse del MERCOSUR. En cambio, el ALCA fue convocado por la nación más importante para asegurarse un área libre de la intervención de otros bloques de poder, europeos y japoneses fundamentalmente. Y por propio peso específico, no es una discusión entre iguales, sino un esfuerzo de las naciones menores por perder lo menos posible ante el poderoso.

Además, mencionamos que algunos países ya tienen acuerdos comerciales con Washington. Entonces, ¿cuál fue el resultado? El esperable. A Colombia ahora se le exige que el “prime time” (horario central de la televisión, que estaba reservada para producción local) se “abra” a la competencia de los productos culturales made in USA. ¿Alguien se puede imaginar el resultado de esta “competencia”? como contrapartida, las producciones colombianas podrán “competir” en el mercado yankee con las corporaciones de monstruos.

O imagínense una política de “cielos abiertos” entre Estados Unidos y Uruguay. Según esta estrategia, las aerolíneas norteamericanas tendrían libertad de establecer vuelos entre cualquier aeropuerto de ambos países; a cambio, las compañías aéreas uruguayas tendrían el mismo derecho con respecto al mercado estadounidense. Pero hay un pequeño detalle: Uruguay no tiene aerolíneas; la empresa Pluna fue vendida hace varios años a un holding brasileño.

¿O pueden imaginarse a una empresa peruana de defensa ganar un contrato multimillonario del Pentágono en desmedro de una corporación local? O a la futura Petroamérica adquiriendo a la Texaco o la Exxon, sin que el Departamento de Comercio o el Capitolio desaprueben la operación. Permítanle a este redactor mantener cierto escepticismo.

El ALCA, en su forma, ha muerto. El ALCA, en su espíritu, está resucitando y con fuerza.

agrega un comentario