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Guido Otranto: "No tengo previsto citar a Pablo Noceti"
Por Tiempo Argentino - Monday, Sep. 11, 2017 at 10:55 AM

Domingo 10 de Septiembre de 2017 | El juez de la causa habló por primera vez públicamente. Sobre el jefe de gabinete de Patricia Bullrich coincide con la versión del gobierno: “No hay elementos para que lo llame a declarar” dijo, a pesar de los testimonios de los mapuches que lo incriminan en el operativo del 1° de agosto.

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El juez federal Guido Otranto habló hoy por primera vez públicamente, a más de 40 días de la desaparición de Santiago Maldonado, y aseguró que esta semana estarán los resultados de distintas pruebas de ADN que podrían aportar alguna certeza sobre el joven artesano.

Otrato hizo declaraciones tras reunirse esta tarde con el secretario de Seguridad Interior de la Nación, Gerardo Milman, quién le entregó documentos que contienen "información relevante" para la causa en la que investiga la desaparición.

"Esta semana deberían estar los resultados de las pruebas de ADN de la ropa que nos aportaron y de todo lo que se encontró en las camionetas de la Gendarmería", sostuvo Otranto, quien agregó que la dificultad para obtener estos resultados estuvo dada, precisamente, en "la cantidad de muestras biológicas que se tomaron".

Sobre la participación en el accionar de la Gendarmería el 1° de agisto, Otranto parece coincidir con la versión de la ministra Patricia Bullrich, sobre la no participación en los hechos del Jefe de Gabinete del ministerio Pablo Noceti. A pesar de que varios videos y testimonios aseguran lo contrario, Otranto dijo que “Noceti tuvo reuniones en la zona” y que “no tengo pensado citarlo a declarar porque no hay ningún elemento que lo amerite”.

Sobre la posibilidad de tomar declaración a los gendarmes, el juez aclaró que "en esta causa aún no han declarado, ya que para definir en qué situación van a presentarse a declarar, se necesita tener el resultado de las pruebas de ADN".

El magistrado además aclaró que los gendarmes si declararon en la causa que refiere al corte de ruta realizado el 1° de agosto, que fue justamente cuando se vio a Maldonado por última vez en Chubut durante la protesta que concluyó con la actuación de la Gendarmería.

Con relación a los rastrillajes en la zona, Otranto adelantó que "van a continuar mañana" y aclaró que le pidió a Milman "reforzar la cantidad de personal para hacerlo".

"Los rastrillajes serán río abajo, hasta que la Prefectura diga que ya no es necesario", sostuvo el juez, al enfatizar que "no fue por una cuestión de respeto a la Tierra Sagrada que no se ingresó a rastrillar la zona en los primeros días, sino porque no había posibilidad de imponerse físicamente ante la negativa de los mapuches de dejarnos ingresar", explicó Otranto.

"El primer rastrillaje, el que se hizo el día 5, fui yo solo con personal del juzgado en mi auto particular y me tuve que ir porque se puso áspero. Estaban enojados por la orden de desalojar la ruta, y tuvimos que retirarnos", confió a periodistas el magistrado.

"Después de eso quedó un policía con un perro de custodia, con lo cual era imposible entrar al territorio si ellos se oponían, porque nos superaban físicamente", agregó.

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El juez Otranto se negó a allanar el casco de la estancia de Benetton
Por Ricardo Ragendorfer, Tiempo Argentino - Monday, Sep. 11, 2017 at 10:56 AM

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Domingo 10 de Septiembre de 2017 | El dato es clave porque los testigos declararon que Maldonado fue trasladado al lugar.

El 7 de septiembre hubo en El Bolsón una marcha por la aparición con vida de Santiago Maldonado que partió desde la plaza Pagano. Ya entonces se notó la presencia de un sujeto que fotografiaba la columna desde una esquina. Luego el "espía" siguió esa procesión a bordo de una camioneta Toyota Hilux. Y tres cuadras después, a pocos metros del casino de suboficiales de la Gendarmería, fue increpado por los manifestantes, a quienes casi atropelló en su precipitado repliegue. Pero su imagen quedó registrada por cámaras y celulares, al igual que la patente INR 983 del vehículo. Así fue posible identificarlo; era un tal Federico Germán Magri. Un nombre a tener en cuenta.

Se trataba del gerente de Green Quality, una empresa de biotecnología agropecuaria asentada en la localidad chubutense de El Hoyo y miembro de la pata civil del pogrom contra la comunidad mapuche en alianza con el poder político y las fuerzas de seguridad. Una suerte de "Liga Patriótica" organizada –tal como adelantó Tiempo Argentino el 27 de agosto– por el funcionario del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti, tras ciertas reuniones que mantuvo junto a su jefa, Patricia Bullrich, con referentes de las sociedades rurales de Neuquén, Chubut y Río Negro. Entre ellos resaltaban los terratenientes Néstor Becerra, Julio Crespo Campos, Roberto Jimeno y el administrador general de las estancias del Grupo Benetton, Ronald McDonald.

El administrador, secundado por el capataz Vivian Hughes, supo armar una guardia blanca con matones rurales armados con revólveres y escopetas. Suelen efectuar con regularidad tareas de hostigamiento contra los pobladores de la Lof de Cushamen. Y no son ajenos a las redadas represivas de Gendarmería y la policía local. Tanto es así que durante el ataque de 10 de enero, el propio McDonald comandó el robo de ocho caballos y una vaca de la comunidad, la cual fue carneada ante la vista de los prisioneros.

También en la mañana del 1º de agosto los paramilitares de Benetton se mostraron activos. Según el relato a este diario de Soraya Macoño –la vocera mapuche detenida con dos lamien (hermanos) al circular en un vehículo por la ruta 40, a la altura del ingreso a la estancia de Leleque– "sus camionetas iban y venían, se metían en la comisaría y volvían a la estancia para salir otra vez hacia la Lof. Los hombres de McDonald daban órdenes, indicaciones. Ellos sabían todo lo que pasaba".

En la ya citada edición de Tiempo fue revelada la existencia de una base logística de Gendarmería en el casco de dicha estancia. Eso motivó que al día siguiente la fiscal Silvina Ávila elevara al juez –por orden de la Procuración de Violencia Institucional (Procuvin)–, un pedido de allanamiento en ese lugar. A tal efecto adjuntó a la solicitud una copia del artículo en cuestión. Pero para Otranto –un hombre de profundas convicciones religiosas– aquella ciudadela privada sería parte de un "territorio sagrado". De modo que se negó a realizar aquella diligencia con el argumento de que "la información periodística resulta insuficiente" para acreditar la existencia de dicha unidad operativa.

Pero 23 días antes, durante el rastrillaje con canes en el predio mapuche, su señoría –de muy mal talante por el recelo que le dispensaban sus forzados anfitriones– se retiró a esperar los resultados del procedimiento justamente en aquella base secreta. Vueltas de la vida.

Otranto –amparado en el secreto sumarial– también se negó a cruzar las comunicaciones telefónicas de Noceti con los oficiales de todos los escuadrones de la Gendarmería en la región. La excusa esgrimida: "Al doctor no se lo vincula con la investigación". ¿Acaso teme que ese entrecruzamiento pueda detectar llamadas entre ese funcionario y su propia línea antes, durante y después de que Santiago Maldonado fuera visto por última vez?

Por lo pronto, en una telegráfica entrevista publicada el 7 de septiembre por el diario La Nación, Noceti proclamó: "Nunca hablé con quien comandó el operativo antes de iniciarse".

Los hechos –y su boca– lo desmienten. En sendas entrevistas radiales concedidas el 2 de agosto a Radio Nacional Esquel y FM Sol, Noceti se refirió con lujo de detalles a una reunión convocada por él en Bariloche el 31 de julio para impartir directivas de la acción del día siguiente. Y según sus palabras, se encontraban presentes "el ministro de Gobierno de Chubut y su jefe de policía; el secretario de Seguridad de Río Negro y su jefe de policía; la gente de Prefectura, Policía Federal y Policía de Seguridad Aeroportuaria. Además estuvieron todos los jefes de los escuadrones de Gendarmería en la zona cordillerana". Se refería, entre otros, a los comandantes Fabián Méndez, de El Bolsón, y Pablo Escola, el segundo jefe de Esquel. Ambos encabezaron la represión.

Ahora se sabe que Noceti se jactó allí de poder encarcelar a integrantes de la RAM (Resistencia Ancestral Mapuche), su enemigo interno favorito, sin orden de un juez, en base a una interpretación algo antojadiza del artículo 213 bis del Código Procesal, referido a situaciones de "flagrancia" que ponen en riesgo la seguridad nacional. "Las fuerzas federales –dispuso– van a actuar con autonomía respecto a la justicia".

La reunión terminó al mediodía. Horas más tarde, a manera de ensayo, hizo detener a nueve mapuches que se manifestaban ante la fiscalía federal en protesta por la detención del lonko Facundo Jonas Huala.

A la mañana siguiente, Noceti salió en dirección al sur. Se detuvo en la Lof de Cushamen al ocurrir la bruta irrupción de los gendarmes; su presencia allí coincidió en el tiempo con la captura de Santiago. Luego partió a bordo de su camioneta blanca. Y a las 13:30 se lo vio llegar al sitio donde permanecía Soraya y sus dos acompañantes. Luego de bravuconearla siguió viaje rumbo a Esquel. Allí mantuvo una ríspida reunión con Otranto.

Según una fuente próxima al juzgado, hubo el siguiente diálogo:

–Le adelanto que Gendarmería actuó sin orden judicial –soltó Noceti– porque, usted sabe, con la figura de flagrancia nos basta.

–Vea –contestó Otranto–, con eso usted puede despejar la ruta. Pero no entrar al territorio mapuche. Para eso necesitaba una orden mía…

Noceti insistió con el criterio de la autonomía de las fuerzas. Y remató:

–De todos modos, el operativo ya está hecho.

Dicen que por toda reacción, Otranto se quedó en el molde.

Ya eran las 17:00 cuando Soraya volvió a verlo pasar, esta vez en dirección al norte. Entonces fue fotografiado por un reportero free lance. Esa imagen fue el primer peldaño de la vidriosa situación que ahora lo envuelve. Una situación que se expande como una mancha venenosa. Hay veces que la realidad no perdona. «

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