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Burgos: “La violencia no es cultural, simplemente se ha naturalizado”
Por Diario Norte / Chaco - Monday, Oct. 09, 2017 at 5:59 PM

CON PRESENCIA NACIONAL, EL INADI REALIZA TALLERES CONTRA LA DISCRIMINACIÓN EN EL CHACO

La responsable del área de Pueblos Indígenas del Instituto Nacional contra la Discrimina­ción, la Xenofobia y el Racismo Inadi), Carmen Burgos, realizó un balance del ciclo de talleres que el organismo realizó en varios puntos de la provincia, con el objetivo de empoderar a las mujeres indígenas para la defensa de sus derechos y la lucha contra las prácticas discriminatorias contra los pueblos indígenas.

Burgos: “La violenci...
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7 de Octubre, 2017
“En cada encuentro, ganamos aliados, lentamente, las hermanos y los hermanos van saliendo del silencio en que se encontraron durante muchos años”, sinteti­zó y cuestionó la perspectiva con que los medios de comu­nicación abordan los temas re­lacionados a las comunidades originarias, que alcanzó un alto nivel de estigmatización hacia el pueblo mapuche a partir de la desaparición for­zada de Santiago Maldonado.

Recorrida provincial

La delegación Chaco del Inadi visitó las comunidades indígenas de Colonia Aborigen, Pampa del Indio y del barrio Toba de Resistencia en el marco de un trabajo que viene realizan­do para promover los derechos de los integrantes de los pueblos originarios, y en especial de las mujeres indígenas.

El delegado del Inadi en la provincia, Javier Dumrauf y Carmen Burgos, mantuvieron reuniones con integrantes de pueblos indígenas para sen­sibilizar sobre sus derechos y organizaron talleres para fortalecer y empoderar a las y los integrantes de cada co­munidad.

Además, el equipo del Inadi se reunió con Elizabeth Gonzá­lez, coordinadora de Pueblos Indígenas del Superior Tribunal de Justicia de la provincia.

Violencia naturalizada

En una visita a la redacción de NORTE, Burgos entendió que es vital “comenzar a des­mitificar el origen cultural de la violencia: la violencia se ha naturalizado y profundizado hacia las mujeres, pero no es cultural”, aseguró y añadió: “La intención es hacer un trabajo articulado con el Inadi y los distintos estamentos estatales para trabajar en esta dirección, incorporando buenas prácticas y desterrando algunos precon­ceptos y prejuicios hacia los pueblos indígenas”.

En ese marco, admitió que “la discriminación no se ter­mina con un taller, pero es­tos encuentros nos permiten ir ganando aliados en esta construcción colectiva que im­plica abandonar las prácticas discriminatorias en general, y hacia los pueblos y mujeres indígenas, en particular”. “En cada encuentro ganamos aliadas y respaldo de distintos organismo, el interés creciente se nota cada vez que vamos a distintas localidades que nos toca visitar. Y esto nos motiva para seguir trabajando”, dijo.

Burgos aseguró que los cam­bios “comienzan a notarse” en una provincia donde hay mucho por hacer, visibilizando la discriminación y empode­rando a las comunidades. “No alcanza con remarcar lo que se hace mal, también es necesario generar políticas pú­blicas para que los integrantes de pueblos indígenas pasen a ser sujetos de derecho”, ase­veró y agregó: “Lentamente, las hermanos y los hermanos van saliendo del silencio en que se encontraron durante muchos años”.

El tratamiento mediático, un debate necesario

La funcionaria del Inadi Nacional dedicó un párrafo a una cuestión que entendió es “fundamental”: el trata­miento y abordaje mediático de la problemática de los pueblos originarios. En esa línea, remarcó que “hubo una fuerte estigmatización y criminalización hacia el pueblo mapuche a partir de lo que pasó con Santiago Maldonado”. “Creo que esto terminó siendo perjudicial para todos los pueblos indígenas porque el preconcepto y el prejuicio hacia los mapuches se traslada hacia el resto de los pueblos, y genera que las propias genera­ciones no quieran reconocerse como tal por miedo a las burlas o a la discriminación”, analizó.

En ese sentido, Burgos apuntó que “el tema se ha abordado desde el prejuicio: si no tenés tal vestimenta, no sos mapuche; si no hablás tu lengua, no sos indíge­na; y esto no es así, muchos de nosotros no hablamos la lengua materna pero como empoderados salimos a pelear por nuestros derechos y esto no se puede cues­tionar por la vestimenta que llevemos”.

Burgos instó a los medios a capacitar a sus trabajado­res en buenas prácticas para el abordaje de temas como la discriminación y la violencia hacia las mujeres en ge­neral e indígenas en particular. “En general, las noticias referidas a los pueblos indígenas tienen que ver con cuestiones muy negativas, como una niña embarazada, lo que además se aborda desde el prejuicio y la discrimi­nación. Estos es lo que tenemos que cambiar”, entendió.

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«Que la juventud no se avergüence de pertenecer a un pueblo ancestral»
Por La Voz del Chaco - Tuesday, Oct. 10, 2017 at 9:47 AM

«Que la juventud no ...
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Carmen Burgos, titular del área de Pueblos Indígenas del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), vino al Chaco para concretar un ciclo de talleres con el objetivo de empoderar a las mujeres indígenas para la defensa de sus derechos y la lucha contra las prácticas discriminatorias hacia los pueblos indígenas. De eso y de otros temas como el femicidio, la violación a las niñas, habló con este diario. Pidió a los medios de comunicación no estigmatizar a las comunidades, acercarse para poder contar desde el saber. «También el Estado debe garantizar el respeto a esa diversidad», definió.

Martes, 10 de Octubre de 2017

ENTREVISTA Y TEXTOS: Patricia Muñoz

Con la intención de sensibilizar a los pueblos indígenas sobre sus derechos, los últimos días de septiembre el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) realizó diferentes talleres en las localidades del Chaco, que buscan fortalecer y empoderar a las y los integrantes de cada comunidad. El Chaco es una de las provincias del Noreste donde los pueblos qom, moqoit y wichí continúan ejerciendo sus derechos lingüísticos y afrontando día a día, situaciones discriminatorias en el ámbito de la salud y la educación.

Para ello, vino a la provincia Carmen Burgos, titular del área de Pueblos Indígenas del Inadi, quien visitó Colonia Aborigen, Pampa del Indio, Puerto Tirol y el barrio Toba en Resistencia.
En su gira, Carmen hizo un lugar para visitar la redacción de LA VOZ DEL CHACO donde habló de todo: femicidio, embarazo de niñas indígenas, casos judiciales que sientan precedentes, el avance de la droga, y la realidad de los pueblos, sobre ella, el camino que eligió y el lugar que ocupa en la sociedad argentina.

Con un léxico claro, una personalidad fuerte, un abanico de conocimientos que adquirió con el perfeccionamiento personal que se propuso para su vida y por su familia, en la entrevista Carmen se emocionó. «Siempre me preguntan sobre las cosas que hago, las que represento, mi lucha, mis ideas, pero hablar de mí es la primera vez», reconoció.

-¿Cuáles son los motivos de su visita al Chaco?
-Mi razones para venir son varias, una es que desde el año pasado hemos comenzado con el delegado local -Javier Dumrauf- a trabajar fuertemente en el tema de discriminación a mujeres indígenas, y asimismo el empoderamiento.
Nos preocupa el caso de Anita Gómez, que es una niña indígena, con el que se juzgó el primer caso de femicidio a nivel nacional, y se condenó. Este caso estuvo acompañado por la Multisectorial de Mujeres y eso también llegó a mis oídos, por lo que he presentado la propuesta en el Inadi de trabajar fuertemente las violencias que sufren las mujeres indígenas, y particularmente acá. Ese fue uno de los objetivos que planteamos el año pasado, y este año, justo antes de venir, se da un nuevo femicidio (caso Andrea Vera, mujer de 32 años de Pampa del Indio, quien fue apuñalada tres veces por su ex, delante de sus hijos, el pasado 23 de septiembre. Un caso que se pudo haber evitado porque la víctima había realizado denuncias contra el femicida, Darío Ledesma). Es una hermana que tuvo tres hijitos y los dejó porque su ex la mató. Esta persona está detenida, pero sin cargo de conciencia, sin nada. Entonces, a diferencia del anterior caso, aquí sí hubo denuncias y eso nos lleva a esta lucha. Al igual que el caso de la nena wichí en el paraje Techat, quien sufrió un abuso intrafamiliar y está embarazada.
Justamente con la hermana Elizabet González que es la coordinadora de acceso a la justicia de los Pueblos Indígenas en el Superior Tribunal de Justicia (STJ) y con la Multisectorial trabajamos juntamente porque estos casos nos preocupan y bastante. La niñez indígena que no tiene una perspectiva de vida bastante común como cualquier otra niña.
Nos preocupa también el tratamiento que se da a estos temas en los medios de comunicación, que dan datos violando el derecho a la identidad, estigmatizando, porque a veces las noticias solamente son para las cosas malas y nunca para resaltar las positivas o aquellas acciones que favorezcan la mirada de los pueblos.
La idea es trabajar en la buena práctica de la comunicación sobre el tema de los pueblos, y en particular de las mujeres y de las niñas. Siempre la noticia, en casos de menores, se asimila como algo cultural, y queda en la sociedad como que es propio de los pueblos y de la cultura indígena, y eso no es así. Ningún pueblo indígena y menos nosotras las mujeres vamos a verlo como algo cultural. Acá hay una clara violación por parte de los mayores, pero los medios creyendo que es algo cultural tienden a naturalizar estas prácticas.
-¿Falta mucho para que eso cambie, para que esas prácticas que hacen los hombres en las comunidades indígenas dejen de hacerse?
-Claro que son prácticas muy arraigadas y más en la visión del varón, como hombre, de abusar y ver a la mujer o a la niña como un objeto. Esto también pasa en los varones que no son indígenas. Podemos decir que es un trabajo a mediano plazo donde la niña tiene que constituirse como un sujeto de derecho y no verse así indefensa. La madre también y la comunidad debe tener en cuenta que debe recuperar sus prácticas ancestrales de cómo eran antes tratadas las niñas y la mujer. Por ejemplo en mi cultura tenemos especial énfasis en la niñez porque tienen tareas diferentes, pero que se complementan. Es volver a recuperar la identidad y sentir que sí se puede hacer. En mi cultura ya tenemos esa forma de vida y en la provincia seguramente también lo tienen los tres pueblos (qom, wichí y mocoví).
-¿Se hace mucho o todavía no para que las mujeres originarias accedan y conozcan sobres a sus derechos y dejen de estar en un estado de vulnerabilidad?
-Se está haciendo, por lo menos nosotros sí. Siempre estamos recorriendo las comunidades, estamos cara a cara con las hermanas atendiéndolas, conteniéndolas en el sentido de que puedan hablar, que sientan que somos personas que vamos a acompañarlas en este proceso. Empezar a hablar es salir de ese silencio, de ese dolor que no es fácil para ninguna mujer, no indígena también, cuesta hablar. Por eso hay tantos casos de femicidios de mujeres indígenas. Acá se agrava porque también tenemos dentro de nuestra historia ancestral diferentes violaciones. Estuve en Colonia Aborigen donde las hermanas me decían: «Sí, a veces nosotras soportamos muchas cosas». Pero cómo no lo van a soportar si el silencio ha sido una forma de resistencia, si ahí no más, al lado están las fosas de sus abuelos que murieron ahí. Hay que saber y poder entenderlas y a veces las políticas públicas no tienen ese enfoque de pertenencia, de respeto a la cultura, hay otras realidades. Se debe observar el desarrollo de la niñez y la juventud indígena. Hay ciertas cosas que son entendibles y por eso una de las acciones del Inadi es acompañar y estar con las comunidades.
-¿Hay apertura en las comunidades?
-Sí, por eso es importante que también hermanos y hermanas estén en los propios espacios de decisión como también de participación de las políticas públicas porque eso facilita mucho el trabajo. En nuestro caso nos facilita mucho trabajar con la hermana Eli (Elizabeth, indígena que tiene un rol importante dentro del STJ). Ella es una indígena hablante, entonces conserva su idioma y las hermanas tienen con ella la empatía, y la confianza de poder hablar.
Hay diferentes herramientas, y el hecho de que la Multisectorial haya acompañado con el caso de Juanita, que se haya llevado a una justicia, que el Inadi haya intervenido y acompañado, va creciendo el boca a boca de decir que se puede confiar también en las instituciones. Por eso acudimos a los medios para que sean nuestros aliados en el tratamiento de las noticias, que resalten lo positivo también como lo son los talleres que hemos dado para tratar todos estos temas, y contar que no todo es malo dentro de lo que pasa en las comunidades.
-¿Qué le hace falta a los medios para que expresen plenamente lo que las comunidades necesitan?
-Quizás un acercamiento con las comunidades para conocer, porque a partir de que uno ve y conoce también puede decir, escribir o por lo menos hablar. También nosotros vemos desde el Inadi que hay una fuerte estigmatización al indígena por el caso reciente del pueblo mapuche y la desaparición de Santiago Maldonado. Queremos decir que debemos tener cuidado en cómo se transmite la información para que las nuevas generaciones no se sientan avergonzadas de pertenecer a un pueblo ancestral. Si yo hoy no conservo mi idioma no significa que no sea indígena, porque mi color de piel, mi forma de hablar está en mí, y eso es una muestra de que no soy europea, sino que soy de acá.
-¿Saber que pueden evolucionar les está faltando entender a las comunidades?
-Un poco y un poco. También el Estado debe garantizar el respeto a esa diversidad porque muchas veces exigimos muchos a los pueblos que tienen que adaptarse a una sociedad cuando en realidad proclamamos desde el Inadi el respeto a la diversidad y eso es entender también que cada pueblo tiene su forma diferente de concebir al mundo, tiene costumbres diferentes incluso con otros pueblos indígenas. En el país hay como 40 pueblos indígenas, imagínate lo tan diversos que somos. Y tomo como ejemplo que acá en el Chaco el director del Complejo Educativo de Pampa del Indio nos decía que aquí han convivido pacíficamente entre pueblos moqoit, wichí, pilagá y qom, entonces ya la diversidad y el respeto ya ha estado presente en nosotros, en el mismo territorio. Se debe resaltar que no todo es nuevo, que ya hubo sociedades y culturas que se han respetado siempre.
-La Unne hizo recientemente un homenaje a tres profesionales de las comunidades indígenas. ¿Qué hace falta para que todos accedan a la educación?
-Por ejemplo políticas educativas. El Chaco tiene un ejemplo a nivel nacional de políticas educativas, aquí ya hay una visión de una gestión comunitaria entre una comunidad y el Ministerio, entonces ya hay una apertura, una accesibilidad, ahora también corresponde a las comunidades y el Estado garantizar su permanencia. Que el Estado garantice también la alimentación y el sostenimiento para que ellos puedan estudiar. Entonces hay un poco y un poco.
-¿Se puso en contacto con la presidenta del Idach, Andrea Charole?
-Sí, ya desde el año pasado cuando encaramos el proyecto de los talleres e hicimos este diagnóstico de la discriminación hacia la mujer indígena, incluso ella tiene un diálogo permanente con el Inadi Chaco
Y también ahora hemos tenido reuniones con la diputada provincial qom Claudia González, y también me reuní con el hermano Egidio García que está en el Comité contra la Tortura, entonces hay una articulación porque justamente la violencia hacia las mujeres en todas las instituciones tenemos que verla y ver cómo contribuimos para que se erradique.
-¿Hay algún número, porcentaje que indique que sí ha aumentado más la violencia a las mujeres?
-Esos datos los está manejando el Observatorio de la Multisectorial, pero desde el año pasado a ahora creemos que sí porque hubo un nuevo feticidio, donde creíamos que era una de las comunidades donde ya habíamos avanzado en el tema del empoderamiento pero no es tan así.
-¿También le preocupa el avance de la droga?
-Sí, totalmente porque eso también afecta directamente a la niñez y a la adolescencia y en eso también entendemos que desde el Estado deben haber políticas que garanticen su tratamiento para quienes ya están en adicción y para prevenir en beneficio de aquellos chicos y chicas que no están consumiendo porque eso de alguna manera perjudica la continuidad de la comunidad, la continuidad del pueblo indígena.

¿Quién es Carmen Burgos?
Carmen es de Jujuy. Es una mujer indígena, nacida en la comunidad tolamayo de Santa Catalina, en la frontera con Bolivia y Chile. Luego de terminar la escuela secundaria, viajó a Buenos Aires para estudiar abogacía y así luchar por la visibilización y los derechos de los pueblos indígenas.
De raíces kollas-quechua, creció entre tradiciones y costumbres. Con un fuerte compromiso y una gran fortaleza, Carmen trabaja hace más de diez años en el área de Pueblos Indígenas del Inadi para garantizar los derechos de los pueblos de todo el país y erradicar la discriminación. «Soy indígena, del pueblo quechua de Jujuy. Soy la responsable del área de Pueblos Indígenas del Inadi de sede central en Buenos Aires», dice con definición.

La familia
Carmen Burgos no revela su edad, pero sí habla de su estado civil, y de la familia, la maternidad.
-¿Formó una familia?
-No, la lucha no me lo permite. Eso quizás haya sido una de mis materias pendientes, pero no me arrepiento porque creo que en cada lugar que voy estoy con los chicos y me llevo la contención y esa expresión maternal. También es un debate que me hago, porque tengo unas amigas feministas que me dicen que la maternidad es un mandato. Yo no lo veo como un mandato, para mí es la continuidad de mi pueblo, pero también es una realidad que yo no estoy en un solo lugar, llevo en el Chaco una semana, y con esto qué posibilidad voy a tener una familia. Pero tengo ahora familias en todos lados.

-¿el término correcto?
-Yo no utilizo el término aborigen. El término jurídico es indígena, pero también el término de reivindicación es originario. El periodismo pude utilizar originario indígena que es lo mismo. Aborigen no porque todo tiene su razón de ser. Cuando se estaba realizando la Conferencia Global de Pueblos Indígenas había países que los llamaban autóctonos, aborígenes y otros términos, pero como no había un nombre que identificara a todos. Verdaderamente la colonización nos provocó que estemos en la nada, en la indigencia. Nos despojaron de nuestros territorios, están vendiendo nuestros recursos naturales. Entonces de acuerdo a esa significación, vamos a reivindicarlo y de esa nada vamos a volver, y ese es el término que se adoptó a nivel mundial. Y originarios porque los pueblos dijeron: «Nosotros somos originarios de estas tierras». Así literal. Eso es muy lindo porque es propio de la autodeterminación de cada pueblo y de cómo quieren ser nombrados.
Aborigen surge de la Iglesia que nos ha querido decir que estamos desde el origen, pero esa denominación no ha sido consensuada con los pueblos.

32° Encuentro Nacional de Mujeres en el Chaco
-Que se realice el encuentro en el Chaco para mí es muy importante. De hecho voy a venir y con el Inadi, vamos a acompañar con la Multisectorial y con las hermanas porque el Chaco tiene mucho para decir, de lo bueno y de lo malo que les pasa a las mujeres indígenas. El Chaco es una de las provincias que tiene mayor población indígena, tenemos más aliadas acá, muchas feministas que tienen mucho respeto por nosotras. Y el logo de este encuentro es importante. Por primera vez en 32 años que tiene un rostro indígena. Esas son luchas internas que se realizan dentro del feminismo. Yo más me identifico con el movimiento de mujeres que con el feminismo, porque desde sus orígenes el feminismo era para ciertas clases sociales y generalmente las mujeres indígenas hemos estado en otra clase social. Entonces si queremos tener las mismas oportunidades, o esa equiparación de género, yo me enrolo más en el movimiento de mujeres y desde ese espacio que me identifico, defiendo y trato también hacer ver la diferenciación y el respeto. Me parece muy bien que se haga el encuentro en el Chaco y vamos a acompañar a las hermanas de aquí. Va a ser algo inédito y que va a pasar en el encuentro de mujeres con nuestra participación. Las estamos organizando y esperamos que llegue a buen puerto para expresar todas las ideas que tenemos porque la presencia indígena, más en estos tiempos, es necesaria. Es necesario la visibilizarían, pero remarcando también nuestros aportes que hacemos en la sociedad.
-¿Cuál es su visión de la mujer?
-Mira, yo soy mujer indígena así que imagínate, siempre voy a querer que mis hermanas accedan a todos sus derechos. Si quieren estudiar que estudien, si quieren trabajar que trabajen, si quieren ser madres, si quieren ser profesionales que puedan. Que tengan el derecho y la oportunidad de elegir que quieren ser libremente, que no sea por producto de una violencia. Eso es lo que bregamos todas las mujeres indígenas y por eso desde este espacio en el que estoy trabajando también lo solicito y tengo el acompañamiento del delegado provincial que vamos haciendo este trabajo que parece de hormiguita pero va viéndose, y tenemos que ver las diferentes herramientas y estrategias para que se visibilice que estamos en contra de todo tipo de violencia.
El Chaco tiene muy sensible a sus funcionarios, a sus autoridades. Cuando entregaron los títulos comunitarios en los 90 acá fue una de las primeras provincias en hacerlo porque hubo dirigencia clave que estuvo en espacios gubernamentales que visibilizaron la necesidad, y es tiempo que las mujeres también visibilicemos nuestra realidad que se complementa con la visibilización que hicieron los hermanos del grupo de los seis. Siempre estamos en armonía o buscando la armonía.

El compromiso de defenderse y defender
-Usted es abogada, ¿cómo fue estudiar?
-Yo empecé a estudiar porque en mí comunidad hasta los 90 o 2000 mis abuelos tenían que pagar una arrienda al terrateniente, entonces era más no por una elección, sino una decisión imperante ya porque no queríamos pagar por un territorio que era nuestro. Yo veía llorar a mi abuelita cuando le pedían los mejores corderos. Yo soy del límite de la puna jujeña, donde los únicos corderos que tenemos, a veces los más gorditos, se los llevaban y mi abuela lloraba y yo decía: «Abuela yo te voy a defender».
Entonces llegué a Buenos Aires a estudiar y ahí conocí al primer abogado indígena que tuvo el país (Eulogio Frites), quien redactó las leyes y los textos constitucional que tenemos y la verdad que fue una contención conocerlo y seguir porque como ya conté este tipo de violencia hacia las mujeres no es nueva y me siento impotente al ver que esto suceda porque nadie quiere que ninguna niña, ninguna joven muera, deje a sus hijos, o que tenga un trauma más adelante en su vida. Por eso también asumí la meta de estudiar, defender, y acompañar todo el proceso de todas mis hermanas.
-¿Fue difícil?
-No fue difícil porque en ese sentido yo estaba muy entusiasmada porque ya había los casos antes de recibirme muy avanzados y los veíamos con el doctor Frites, entonces cualquier duda que tenía estaba él para consultarle, y junto a otros hermanos indígenas también y que ahora son abogados. Entonces, no lo vi en ese momento difícil, porque ya en ese momento era la práctica y el estudio. Pero reconozco que estuve contenida con ellos, con ese grupo que me tocó. Sí sentí el desarraigo de mi provincia, de mi tierra, porque estaba a más de 3 mil kilómetros, en ese momento dije: para defendernos hay que superar todos los obstáculos que uno ve, y ahí estuvimos.
-¿Finalmente pudo defender a su familia?
-Sí, al año siguiente, después que le comenté a Frites lo que pasaba, él me dijo: «No, de ninguna manera», y nos pusimos a trabajar, hicimos la denuncia a la Policía y ya no le pedían de forma constante a mi abuela sus corderos, ya lo hacían una vez al año, hasta que dijimos que era nuestro territorio y ya todo el departamento se organizó en sus comunidades y eso fue una victoria de la organización. Por eso yo también hago mucho hincapié en que cada una de nosotros tenemos que saber cuáles son nuestros derechos porque a partir de que uno conoce y sabe que tiene derechos puede exigirlo, y por eso lo que hago es golpear todas las puertas que sean necesarias para que se respete.
-¿Cuál es su sueño personal?
-No sé (dice Carmen y se ríe ante la sorpresa de la pregunta. Reconoce que siempre le toca responder sobre lo que hace, los derechos de sus hermanos y que nadie antes le había preguntado sobre ella y confiesa que se logró hacerla emocionar). Yo creo que hay muchas cosas que he logrado y un sueño sería que por lo menos ningún pueblo indígena viva alguna situación de discriminación, que seamos tratados como pares, como iguales. Ese sería, y ahí podré decir que nuestra tarea ha funcionado.
-¿Si tuviera que nombrar a algún referente, de alguien que haya tomado algún ejemplo de vida o que la haya marcado con algo?
-El doctor Eulogio Frites, mi abuelita y mi mamá que han resistido con su cultura y que ahora yo pueda decir orgullosamente soy indígena, soy coya, soy quechua, que defiendo. Puedo elegir libremente cómo vestirme, y que quizás otras hermanas por temor a ser abucheadas, avergonzadas públicamente, no lo realizan.
-¿Alguna vez tuvo vergüenza de su origen?
-Sí, tuve vergüenza cuando yo llegué a Buenos Aires. Ese choque de decir soy indígena, mi forma de hablar, porque uno cuando vive en estos territorios tiene vocablos o palabras propias del lugar. Por ejemplo cuando mis compañeros decían sacapuntas yo decía tajador, y a veces se reían y yo no entendía por qué se reían, y esa era una de las cosas que te avergonzaban y me preguntaba: «¿Lo estaré diciendo bien?». Después, con el tiempo, fui viendo como el sistema, el Estado, y diferentes ámbitos como la educación te adoctrinan sobre cómo tenés que estudiar, cómo vas a defender, entonces nunca contemplan la diversidad. Y esa fue también una de las cuestiones que yo comencé a analizar y que me hacían pensar que estaba viviendo situaciones de discriminación y ahí fue que se lo comenté al doctor y él me dijo: «Tenemos que estar en el Inadi». Y es una lucha, esa fue una lucha que el doctor la realizó y ahí entendimos nosotros del racismo que nuestros pueblos, nuestros abuelos, lo vivieron hace más de 500 años.

» La explotación sexual
-¿Las mujeres indígenas también están afectadas por la trata de personas?
-Sí, exactamente. Las afecta en el tema sexual; muchas hermanas son engañadas, llevadas a los centros urbanos para trabajar como empleadas domésticas pero no terminan trabajando de eso, sino que son engañadas y explotadas para trabajar sexualmente contra su voluntad. Hay casos también de acuerdo al trabajo que realizó una organización abolicionista que no concibe a la prostitución como trabajo, y ahí empecé a ver que casi la mayoría de las chicas que tuvieron como única opción la prostitución eran casi todas de comunidades indígenas. Entonces eso también muestra que el Estado no garantiza políticas de trabajo para las mujeres. En mi caso yo también haber sido engañada porque llegué de mi pueblo de 15 mil habitantes a una gran ciudad, pero tuve la gracia de contar con mi familia, y los hermanos y hermanas que vivían en Buenos Aires y que me pudieron contener, pero creo que cualquier joven que va por primera vez a una gran ciudad es presa fácil de que sea engañada y llevada lamentablemente a estos espacios de prostitución.
Es un tema complejo. Las chicas necesitan contención, no estigmatizarlas. Esas situaciones fueron las que me llevaron cada vez más a defender los espacios de las mujeres y que haya trabajo para ellas. Que la mujer, la adolescente pueda elegir qué ser. He pedido que las becas sean amplias para los estudiantes, sin tanta burocracia, porque lamentablemente el hambre no espera. Y es por eso que siempre digo que muchas veces el Estado no contempla la diversidad y piensa que todos los chicos viven como en las grandes ciudades, y no todos viven así. Por eso hay que tener un respeto a la diversidad.

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