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A 6 años del 20 de Diciembre de 2001
Por Indymedia Rosario -
Thursday, Dec. 20, 2007 at 9:47 PM
rosario@indymedia.org
Seis años ya desde aquellas jornadas de levantamiento popular, de rechazo a la política ultraortodoxa neoliberal y la instauración del estado de sitio. Seis años de la represión feroz desatada en distintos puntos del país: en Buenos Aires, por el gobierno agonizante de De La Rúa; en Santa Fe, por el aún impune ex gobernador, corredor de autos, Carlos Reutemann. Seis años de la lucha mano a mano y calle a calle entre el pueblo y la policía en el centro de Capital Federal. Seis años de un despertar político cuyo potencial sigue rebotando al interior de nuestra sociedad y cuando lo creemos adormecido, agotado, nos sorprende en lugares y formas inesperadas.
La marcha del 20 nos encuentra cada vez cargados de de sentimientos contradictorios. Las promesas del 2001 no se han cumplido. La vitalidad de las asambleas y el encuentro entre la clase media movilizada y los movimientos piqueteros se fue desvaneciendo mientras fueron llegando Kirchner y Blumberg y Macri y con ellos siguieron muchos de los que tenían que irse y nunca se fueron.
Pero mientras tantas personas se hartaron de estar hartas y volvieron a dedicarse a comprar electrodomésticos en cuotas tan pronto tuvieron la oportunidad, en ese mismo país siguieron caminando muchos espacios abiertos al calor de aquellos días y mucha de la gente que entró y de la que recuperó la práctica política en el verano que tumbábamos presidentes.
Cada 20 nos encuentra frente a una realidad que es un rompecabezas difícil de ordenar. La hegemonía kirchnerista es tan cierta como los índices de abstención y el propio frente gobernante parece un frankenstein, un partido justicialista muerto y resucitado, atado con alambre y con las costuras a punto de saltar, y esto es tan palpable como el hecho de que ellos tienen el poder y lo seguirán aferrando con uñas y dientes, caiga quien caiga. De nuestro lado, son endémicas la fragmentación y las prácticas políticas grotescas y caducas, como el aparateo y el ombliguismo. Muchas organizaciones que se reivindican populares o revolucionarias se dedican cotidianamente al fraticidio. Pero al mismo tiempo las luchas obreras y sociales siguen estallando por uno y mil rincones, haciendo propia tantas veces y de forma casi instintiva la democracia directa, asamblearia, de base, ese gran redescubrimiento de diciembre de 2001.
En la marcha del 20 en Rosario se pidió un aplauso para los trabajadores del Lavadero Virasoro, protagonistas de un prolongado y agotador conflicto que sirvió como punto de encuentro, generador de experiencias, escuela de lucha para muchos, y trascendió largamente al grupo de duros obreros que viene resistiendo hace seis meses, alimentándose de su puro orgullo porque el fondo de huelga siempre fue raquítico, soportando toda clase de traiciones y abandonos. Depende de todos nosotros que no queden solos cuando esta etapa de la lucha finalmente concluya.
Se pidió un aplauso para las trabajadoras precarizadas de la secretaría de Derechos Humanos, que hace veinte días tomaron las oficinas de esa dependencia de cartón pintado, desnudando el abismo que separa lo que declama el gobierno de lo que hace.
Se pidió un aplauso para los desocupados, en su gran mayoría jóvenes, en su gran mayoría mujeres, que ocuparon las calles por trabajo y vivienda y pusieron en cuestión con su sola presencia el discurso de buenas noticias que desgranan los oficialismos y sus medios adictos.
Las causas más profundas de la pueblada de 2001 siguen vigentes. Cuando se terminó de leer el documento de la Multisectorial de Rosario, se recordó a todos los caídos en nuestra provincia bajo las armas de la policía santafesina, asesinatos vueltos a cometer en las oficinas de los tribunales provinciales donde los jueces se ocuparon de dejar impunes a casi todos los responsables directos y a todos los ideológicos. Uno de ellos es senador: nunca se fue.
La concentración de la riqueza, la injusticia, la explotación de los recursos naturales o humanos continúan sin apenas cambiar, de una década a la otra. Contra estas cosas nos levantamos en diciembre de 2001. El futuro nos pareció más cercano entonces y ahora a menudo tan lejos, pero despierta, una y otra vez, y cuando lo hace nos ilumina el rostro.
Por Ernesto Torres.