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El Ayuntamiento de Barcelona suspende el derribo de Can Vies
Por reenvío anred - Tuesday, Jun. 03, 2014 at 5:04 PM

Tras cuatro días de enfrentamiento, el Ayuntamiento de Barcelona recula y suspende el derribo del centro social Can Vies. Por La Marea. Foto: Una persona es detenida durante la actuación de los Mossos de d’esquadra / RAMÓN FORNELL Por ANRed- E (redaccion@anred.org)

El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado que suspende las obras de derribo de lo que queda de Can Vies, el centro social okupado que fue desalojado el pasado lunes y que provocó la reacción de diferentes colectivos sociales que se manifestaron por la ciudad durante cuatro noches.

Según ha expresado el consistorio en un comunicado, se toma esta decisión "como muestra de buena voluntad para retomar el diálogo con el colectivo okupa". En el comunicado el Ayuntamiento explica que delimitará un perímetro de seguridad para evitar que en caso de que se produzca un desprendimiento pueda causar algún daño. “El Ayuntamiento mantiene su apuesta para encontrar una solución acordada y satisfactoria para todas las partes”, dice la nota.

Los vecinos del barrio propusieron ayer mismo al concejal del distrito de Sants, Jordi Martí, que parase el derribo como muestra de buena voluntad y para intentar destentar la situación y reabrir el diálogo.

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Restos de un contenedor utilizado como barricada en la carretera de Sants. VÍCTOR SERRI

Can Vies: La protesta violenta como única salida

Can Vies llevaba 17 años ocupado por un colectivo que se dedicaba a la promoción cultural. La ocupación de este inmueble, propiedad del Ayuntamiento y por tanto de los barceloneses, nunca había provocado ningún disturbio en la ciudad. Su taller literario nunca había causado la quema de contenedores. Su ciclo de cine nunca había sido el detonante de lanzamiento de piedras contra entidades financieras.

Los disturbios que durante cuatro días han dejado una imagen desoladora de algunos barrios de la capital catalana se produjeron después y con el motivo del desalojo de un centro social, que durante 17 años había funcionado sin incidentes y coexistido en paz con sus vecinos dándoles una opción cultural que el Ayuntamiento había negado al barrio.

El estallido de violencia social vino precedido de un ejercicio de violencia estructural del Ayuntamiento de Barcelona, que con una actitud caciquil y autoritaria pasó por encima de los intereses vecinales. Xavier Trías, alcalde de Barcelona, menospreció e ignoró a los ciudadanos a los que debe servir y actuó de una manera soberbia, intransigente e irresponsable que provocó una reacción violenta al negarse a los vecinos cualquier otro canal de expresión y negociación.

De la violencia que se ha producido en el barrio de Sants estos días no sólo es responsable el que la ejerce, sino también el que en el ejercicio de su cargo de gobierno ignora todos los elementos de riesgo y actúa de forma imprudente. Valorar los peligros y las consecuencias de una decisión política forma parte de la responsabilidad de un dirigente.

Cuando la Comunidad de Madrid quiso poner una pantalla en la Puerta del Sol para que las aficiones del Real Madrid y el Atlético pudieran ver la final de la Liga de Campeones estaba actuando de un modo claramente negligente. Si las aficiones se hubieran juntado en un espacio tan reducido y hubiera habido incidentes violentos entre las aficiones, todos estaríamos de acuerdo en que los responsables habrían sido los que tomaron la decisión de unir a las aficiones de dos equipos rivales en torno a una plaza. La violencia no sólo se reprime, también se deben evitar las condiciones para que esta surja.

Pero no solamente hay que valorar la responsabilidad política en la sucesión de cuatro días de actos violentos y represión policial, sino también la innegable eficacia de la protesta, incluyendo actitudes violentas, a la hora de defender las posiciones sociales frente a los abusos de poder y las formas autoritarias. Porque la percepción de la violencia es un acto subjetivo.

Hay quien considera que desalojar por la fuerza un centro social, ejerciendo la violencia, es un acto legítimo y legal, porque tiene el respaldo de la ley, parte irrefutable del contrato social. Esta percepción se basa en el monopolio de la violencia por parte del Estado. Un elemento que no tiene en consideración la moralidad de la actuación, es aceptable por el simple hecho del elemento que ejerce la violencia. Es legal ergo es aceptable.

Esta apreciación de la violencia suele ir acompañada de la negación absoluta del ejercicio de ésta por todo aquel que no pertenezca a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Por lo tanto, quemar un contenedor, un daño mínimo, es completamente condenable sin entrar a valorar los motivos por los que ese acto se produce, no importa los objetivos que persiga la protesta, es inaceptable por el autor que la produce.

Sin embargo, la apreciación moral de la violencia no está sujeta a las leyes. Algo moralmente aceptable puede ser ilegal, y a la inversa. Desahuciar de forma violenta a una familia de un piso propiedad de una entidad financiera rescatada para dejarlo vacío es completamente legal, pero moralmente inaceptable. Hacer barricadas y quemar contenedores para protestar por el derribo de un centro social que promocionaba la cultura de un barrio es ilegal, pero moralmente aceptable. Al menos para el escribiente.

La violencia es un camino peligroso, sólo a algunos psicópatas les puede parecer la mejor forma de solucionar cualquier situación social. Nadie quiere que la violencia sea el camino para mantener las conquistas sociales y los espacios autogestionados que los ciudadanos se han otorgado. Pero la violencia en las protestas sociales y en la larga historia de la lucha obrera es reactiva.

Si no quieren violencia en las calles que no derriben Can Vies. Si no quieren violencia en las cuencas mineras que no mermen los derechos ni la seguridad de los mineros. Si no quieren violencia en los astilleros que doten de carga de trabajo a las miles de familias que viven de ellos. Si no quieren ciudadanos radicales, que les permitan vivir con dignidad y los poderes públicos pasen a estar a su servicio.

Las protestas violentas en Sants han conseguido parar el derribo del centro social. Otra victoria de las protestas violentas como ya ocurrió en el barrio de Gamonal en Burgos. Una violencia que no se hubiera producido si se hubiera mantenido el statu quo del centro cultural, si se hubiera escuchado a los vecinos. La protesta violenta ha vuelto a ser el único camino de expresión que han dejado a los ciudadanos, y mil declaraciones de condena de la violencia con voz afectada no cambiarán que cuando se presiona de forma sostenida a las clases populares, cuando se les impide ejercer sus derechos y no se escucha sus reivindicaciones pacíficas, acaba ejerciendo la violencia.

http://www.lamarea.com/
Info relacionada

BARCELONA

El cuarto día consecutivo de apoyo a Can Vies deja más de veinte detenciones

Por cuarto día el barrio se movilizó ayer contra la actuación del Ayuntamiento y TMB en el desalojo y derribo de una parte del centro social de Can Vies. Cuarta noche también de enfrentamientos en Sants, algo que no se recuerda en la historia reciente del barrio .

Manel Ros - La Directa

Las protestas comenzaron a las nueve de la noche en la plaza de Sants, donde se había convocado una nueva cacerolada de protesta. A las nueve en punto sonaron las cacerolas, no sólo en la plaza sino en muchos de los balcones del barrio. En los primeros momentos un millar de personas se daba cita en el centro del barrio pero la cifra fue aumentando a medida que pasaban los minutos. Al final de la cacerolada, momento en que un miembro de Can Vies leía un manifiesto, más de 2.500 personas se concentraban a apoyo al centro social del barrio.

Solidaridad con las personas detenidas

La lectura del manifiesto recordó las cuatro demandas en este conflicto: la dimisión de Xavier Trias (alcalde de Barcelona) y Jordi Martí (concejal del distrito), la libertad sin cargos de todas las personas detenidas, que la policía se vaya del barrio y que se detengan todos los desahucios y los desalojos de los centros sociales.

Una vez leído el manifiesto se anunció el recorrido y el objetivo de la manifestación: ir hasta la comisaría de Les Corts para pedir la libertad de las personas detenidas (un total de 18 en esos momentos).

La manifestación transcurrió en todo momento de manera pacífica. Llegados al cruce entre la calle Nicaragua y Travessera de Les Corts, los manifestantes se encontraban con un fuerte cordón policial que les impedía llegar hasta la comisaría. En esos momentos giraban por la calle Nicaragua dirección plaza de Sants y se daba por desconvocada la manifestación. Los manifestantes fueron bajando hasta plaza donde parecía que, esta vez sí, la noche terminaría allí.

Nuevos enfrentamientos y más de veinte detenciones

No ha sido así . Pocos minutos después de las las once de la noche se tumbaba el primer contenedor de la calle de Sants. A partir de ese momento, comenzaban a arder los primeros contenedores y se rompían algunas cabina de teléfonos, así como varias sedes bancarias. En una sede del Banco Popular, se producía un pequeño un incendio que más tarde apagaron los bomberos.

La tensión iba en aumento y a la altura de la calle de Sants con la calle de la España Industrial se prendía fuego a contenedores y se improvisaba una barricada. Desde allí varios manifestantes arrojaron piedras contra los antidisturbios. Sobre las doce de la noche, los Mossos comenzaban la carga, disparando salvas y proyectiles de foam. Los vecinos allí concentrados se dispersaban por el barrio mientras los Mossos efectuaban las primeras detenciones: cuatro personas en la misma calle de Sants.

Un gran despliegue de policías de paisano, muchos de ellos con sudaderas con capucha y algunos con las caras medio tapadas, informaba a la policía sobre la situación de los manifestantes y se producían nuevas detenciones. En la calle Guadiana se detenía en el mismo operativo a 14 personas que se refugiaban en un portal. Lo que sitúa en 21 el número total de personas detenidas durante la cuarta noche de enfrentamientos.

A pesar de la espectacularidad de las imágenes, los enfrentamientos con la policía fueron menores que en la noche anterior y de forma mucho más dispersa, limitados a la calle de Sants.

Apoyo a Can Vies fuera del barrio

En la sede del distrito de Gracia se colocaron bolsas de basura y se colgó una pancarta donde se podía leer ’Can Vies resiste en cada espacio liberado’.

En la sede de Convergencia Democrática de Cataluña de Cornellà se lanzaron globos de pintura y se realizaron pintadas para denunciar la actuación de esta formación en el conflicto.

Can Vies no se toca

La actividad entorno a Can Vies vuelve hoy con una rueda de prensa a las diez de la mañana y una concentración en apoyo de las personas detenidas a las once de la mañana en la Ciudad de la Justicia .

Para la noche del 30 de mayo, se mantiene la convocatoria de una nueva cacerolada a las nueve de la noche en plaza de Sants y para el sábado 31 una concentración a las diez de la mañana en Can Batlló para ’reconstruir Can Vies’. El día terminará con una manifestación a las seis de la tarde en la plaza Universidad donde se anima a los barrios a bajar en columnas hacia el centro de la ciudad.

http://directa.cat/

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