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El artículo original está en http://argentina.indymedia.org/news/2017/09/911717.php Imprimir comentarios.
Monotributismo, apertura importadora y deuda para todos: claves de lo que viene
Por Alejandro Bercovich -
Friday, Sep. 01, 2017 at 1:10 PM
1° de septiembre de 2017
Mauricio Macri pasó a la ofensiva. Se puso al frente en persona y ordenó a todo su equipo económico abocarse a una campaña que no es la electoral. En una maratón inusitada de actos públicos con lobbies empresariales y encuentros más reservados con líderes del arco patronal, el Presidente buscó esta semana aventar la idea de que la recuperación del último trimestre es un mero rebote tras la brusca caída de 2016. El establishment, por primera vez, correspondió sus mimos. Convencido tras las PASO de que no le faltará oxígeno político para la audaz transformación que propone, ya sin el cepo gradualista que exigía la transición, aceptó encolumnarse detrás de un objetivo inmediato: abaratar la mano de obra.
La embestida oficial contra la CGT y los deslices antirrepublicanos para instalar en Tribunales a jueces (más) dóciles y deshacerse de la procuradora Alejandra Gils Carbó forman parte del mismo cóctel. El costo argentino, evalúan en el Gobierno, tiene que bajar por distintas vías. Algunas correcciones no son más que la sintonía fina que prometió Cristina Kirchner en 2011 y que se ahogó en el 54% de aquellos comicios. Pero otras auguran tempestades. Y otras implican un ajuste que, como diría Carlos Melconian, es como los abdominales: "Si no duele, no lo estás haciendo bien".
La Unión Industrial (UIA), el Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (CICyP) y la Asociación Empresaria (AEA) archivaron las tímidas críticas que esbozaban meses atrás al rumbo oficial e hicieron sus reverencias en un lapso de solo 72 horas, luego de que el Consejo de las Américas escenificara el mismo apoyo la semana pasada junto a la Cámara de Comercio. En el acto oficial por el Día de la Industria, convocado ayer por la UIA en un galpón logístico sin una sola máquina en el Parque Industrial de Pilar, los dueños de las fábricas no dijeron una palabra sobre los 62.817 empleos formales que perdió su sector desde septiembre de 2015 (casi un 5%) ni sobre los 21 meses consecutivos de sangría que acumulan. Tal como destacó el Observatorio de Derecho Social de la CTA sobre datos del Ministerio de Trabajo, ese declive es generalizado (incluso en los rubros que producen más) y federal (aunque con epicentro en el Conurbano y Tierra del Fuego).
Lo más novedoso es el apoyo en persona de los dueños de la Argentina. En contraste con lo que ocurrió durante el kirchnerismo, cuando los popes de AEA llegaron incluso a entronizar a un profesional del lobby como Jaime Campos al frente de la entidad, ahora los accionistas le ponen el hombro al modelo. "La continuidad es muy importante para los negocios", soltó ayer uno de sus socios fundadores, Paolo Rocca (Techint), como balance de las PASO. Campos miraba en silencio desde la segunda fila del evento, cuchicheando con la jefa de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso.
Rocca, embarcado en su apuesta por colonizar Vaca Muerta, no es el único. Antes de tocar la campana anteayer en la Bolsa por el debut bursátil de la que será en breve la mayor empresa del país (Cablevisión más Telecom), José María Aranda y Héctor Magnetto (Grupo Clarín) se dejaron ver juntos en el seminario organizado el lunes por AEA, tan consustanciado con el discurso oficial que su título llevó el gerundio típico de las campañas publicitarias gubernamentales ("Financiando la inversión para el desarrollo"). También dieron el presente Luis Pagani, Eduardo Eurnekian, Aldo Roggio, José Cartellone, Alberto Grimoldi, Pablo Roemmers, David Lacroze, Julio Saguier, Marcelo Mindlin y un Santiago Soldati orgulloso del rol que jugó como fiscal de mesa para Cambiemos el 13 de agosto. Cristiano Rattazzi, en cambio, lamentó no haber podido fiscalizar esta vez: vacacionaba en la isla mediterránea de Formentera.
Monotributristes
José Luis Basso, el exportador de válvulas rafaelino que debió achicarse durante 2015 y 2016 por el atraso cambiario, volvió a ver crecer sus ventas a Ferrari gracias a la revaluación del euro. Pero no contrató más personal. "Y no lo vamos a hacer hasta que no haya más protección frente a los juicios y los abusos", comentó ayer en el galpón de Pilar antes del discurso del Presidente. Macri pareció hablarle a él al leer su discurso del nuevo doble teleprompter transparente que se hizo traer de Estados Unidos. "Estamos enfrentando las mafias como el narcotráfico, los juicios laborales y los puertos", dijo. Y contó que participa personalmente de las negociaciones para flexibilizar de a uno los convenios laborales, como ya hizo con petroleros, peones rurales y autopartistas. El próximo es el del personal de la industria cárnica.
María Eugenia Vidal, fotografiada por los industriales con sus celulares como una estrella de pop adolescente por sus groupies, sumó su poroto al urgir desde el mismo escenario al Senado provincial a ratificar la adhesión de la provincia a la nueva Ley de Riesgos del Trabajo, que limita las posibilidades de los empleados de enjuiciar a las empresas ante un accidente o una enfermedad laboral. Es una obsesión fabril que no parece corresponderse con las estadísticas. Tal como lo demostró el laboralista Gastón Valente, los dos períodos de "baja litigiosidad" del sistema de riesgos de trabajo (1996-2003 y 2015-2017) fueron también de baja creación de empleo, mientras que el de "alta litigiosidad" (especialmente el lapso 2004-2011) abrió puestos de trabajo formales como nunca antes. Quizá el verdadero motor esté en variables menos rebuscadas, como la demanda interna o las condiciones crediticias.
La monotributización del mercado laboral, en ese contexto, parece un fenómeno que llegó para quedarse. De los empleos creados entre junio del año pasado y junio de éste, según las propias mediciones de Trabajo, la mitad fueron monotributistas, monotributistas sociales y personal de casas particulares. Los destruidos durante el año previo, en cambio, habían sido asalariados del sector privado.
Para los que quedan afuera, la receta oficial es la "inclusión financiera". En otras palabras: préstamos para sobrevivir. Rubén Lo Vuolo, el economista que propuso antes que el kirchnerismo la Asignación Universal por Hijo (AUH) y que supo orientar la política social de Elisa Carrió, criticó duramente esta estrategia en una nota en Clarín días atrás: "En lugar de aumentar los beneficios o ampliar estos programas, con los micro-créditos se transforma a los ciudadanos en deudores y a los beneficios sociales en ´garantías colaterales de pago´ de préstamos, advirtió. Lo que resulta, para Lo Vuolo, es "un mecanismo de transferencia de ingresos al interior de la propia clase trabajadora", donde "los recursos acumulados con aportes, contribuciones e impuestos pagados por quienes están formalmente empleados, se ´invierten´ para extraer rentabilidad financiera de los grupos laborales más precarios y de bajos ingresos".
Cartas Marcadas
Es la nueva dinámica de la reforma del Estado que empieza a atisbarse, distinta en sus modos al Consenso de Washington de los 90 pero con el norte compartido de "remover las trabas para la inversión". Un ajuste fiscal de nuevo tipo, como el que temen sufrir desde hoy los empleados del Correo Oficial, cuando desembarque formalmente la intervención dispuesta por el vicejefe de gabinete Mario Quintana, que adelantó esta columna el viernes pasado.
Jorge Irigoin, el presidente del Correo que seguirá en su silla aunque con funciones recortadas por el nuevo CEO, Gustavo Papini, creyó que esta vez no iba a firmar despidos masivos como cuando encabezó la concesión de Franco Macri en 1999. Pero Quintana lo acusó dos meses atrás, en una tensa reunión en la Casa Rosada, de haber sido blando con los gremios. Igual que a Isela Costantini en Aerolíneas. Y le reclamó que reduzca la plantilla en al menos 4.000 personas y que cierre las 800 sucursales que mantiene en pueblos de menos de 10.000 habitantes.
Irigoin se mantendrá por ahora en el puesto por lealtad a una familia a la que reportó durante toda su vida profesional. Pero sabe que el déficit que le achaca Quintana ($4.000 millones este año, si se computa también el Plan Estratégico que ahora se archivará) no sería tal si el propio Estado no lo usara de cadete gratuito. Según sus registros, los organismos nacionales le deben $1.523 millones. Y los provinciales (sobre todo Buenos Aires), otros $482 millones.
¿Habrá un acuerdo oficial con Patricio Farcuh para desguazar y rescatar a OCA con los fondos que se ahorren en el Correo? ¿Querrá Quintana que la rama logística de OCA se recicle en una distribuidora de medicamentos, como la que su criatura más exitosa (Farmacity) podría usar para expandirse? ¿Será el ingreso de los "Quintana boys" en el Correo un golpe a las finanzas de Hugo Moyano, el verdadero dueño de OCA? Por ahora, solo interrogantes.
En materia previsional, la reforma que ahora acelera tampoco volverá sobre los pasos de la privatización abierta. "Como sociedad no estamos en condiciones de llevar adelante una transformación del sistema para que sea como en Chile. La reforma pasa por un sistema privado voluntario con incentivos estatales", reclamó en el seminario de AEA el CEO de Sancor Seguros, Alejandro Simón. Ese incentivo es el permiso para computar a cuenta de Ganancias las primas de esos seguros. La decisión oficial es llevarlo de los actuales $900 por año a diez o veinte veces más. Dinero que dejará de recaudar el fisco y que acrecentará un déficit al que luego se combatirá con ulteriores recortes.
La apertura comercial es el último ingrediente del cóctel. Ayer Francisco Cabrera dijo que el país "está entre los tres más cerrados del mundo, después de Sudán y Nigeria". Los números del Banco Mundial lo desmienten. Entre 2003 y 2015, el comercio exterior argentino en relación al PBI representó en promedio un 35%, más que el 26% de Brasil o el 28% de Estados Unidos. Solo en 2015 hubo una caída a causa del control de cambios, que se revirtió completamente en 2016. Este año será el extremo opuesto: nos aprestamos a registrar el déficit comercial más pronunciado en dos décadas.
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