El gobierno ya transformó en norma la presencia de las fuerzas de gendarmería nacional para impedir el desarrollo de movilizaciones populares que reclaman los derechos más elementales. A los movimientos piqueteros que ayer se manifestaban para reclamar el aumento de los planes sociales se les respondió con un operativo que cercó todas las calles aledañas a la estación de trenes de Avellaneda, bloqueadas por filas de gendarmes fuertemente armados con flamantes trajes defensivos, escudos, palos, perros e hidrantes.
Un dispositivo que recuerda la Masacre de Avellaneda: los uniformados de verde, la prefectura naval, la bonaerense, infantería, caballería y policía federal desde el helicóptero omnipresente mirándolo todo. Los efectivos de estas fuerzas de seguridad establecieron un virtual estado de sitio en las inmediaciones del Puente Pueyrredón que une a la ciudad de Buenos Aires con Avellaneda. Mientras tanto, los medios machacan con la idea de que nada es más preciado que no sufrir ninguna demora en manos de personas desocupadas organizadas.
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