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Cárceles argentinas: “Bienvenidos al infierno”
Por (reenvìo) agencia walsh - Wednesday, May. 21, 2008 at 11:16 AM

(AW)La “bienvenida”, el “pata-pata”, el “puente chino” o “la pirámide”, no son los nuevos ritmos de la noche. Se trata solo de algunas de las prácticas violentas de la política penitenciaria destinada al aniquilamiento de los presos y presas.

En esta entrega de Para la libertad, la Agencia Walsh sintetiza el Informe Sobre Malos Tratos Fsicos y Tortura: Un Estudio sobre Procedimientos de Requisa, Sancin de Aislamiento y Agresiones Fsicas, producido por la Procuracin Penitenciaria de la Nacin.

Alcira Daroqui, reconocida investigadora y Carlos Moto, socilogo y ex preso poltico, condujeron este meticuloso estudio que da cuenta de la frrea Paloterapia que se descarga sobre los cuerpos y las almas de quienes habitan del otro lado de las rejas. Otra forma de alimentar el sistema de despojo y exclusin disparando contra los ms vulnerables.

En uno de sus prrafos, los socilogos sostienen que la regularidad y sistematicidad de las prcticas violentas institucionales por parte del personal penitenciario le imprimen a la crcel el atributo de pena corporal. Se consider entonces, el maltrato fsico como castigo reflejado en el cuerpo del detenido/a, el cuerpo como medio y fin de aquellos ejercicios regulares y sistemticos de soberana, disciplina y control, que en tanto dispositivos desplegados y articulados se constituyen en estrategias de gobernabilidad en el marco de las relaciones sociales carcelarias.

La publicacin del Informe coincidi con la divulgacin pblica de una conspiracin para asesinar al titular de la Procuracin, Francisco Mugnolo, urdida desde el Servicio Penitenciario Federal (SPF), segn declararon cuatro detenidos en sede judicial, a quienes funcionarios del SPF le haban encargado la tarea y luego se arrepintieron.


Buenos Aires, 18 de mayo de 2008 (Agencia Walsh) Con fotos, testimonios y textos que dan cuenta de modo contundente de los golpes con cadenas y palos, cortes y balazos de goma efectuados a corta distancia en los cuerpos de los presos y presas en crceles federales, la Procuracin Penitenciaria de La Nacin present recientemente el Informe Sobre Malos Tratos Fsicos y Tortura: Un Estudio sobre Procedimientos de Requisa, Sancin de Aislamiento y Agresiones Fsicas.

La difusin de la investigacin tuvo lugar, precisamente, cuando sali a luz una conspiracin para asesinar al titular de la Procuracin, Francisco Mugnolo, urdida desde el Servicio Penitenciario Federal (SPF), segn declararon cuatro detenidos en sede judicial, a quienes funcionarios del SPF le haban encargado la tarea y luego se arrepintieron.

La investigacin, desarrollada entre el 29 de junio y el 7 de septiembre de

2007, fue encabezada por los socilogos Alcira Daroqui y Carlos Moto. A la vez, participaron de la misma Ariel Cejas, Mariana Lauro, Jennifer Wolf, Maria Santos, Sebastin Galcern, Samanta Claro Desiderio, Pilar Rejas Lupo, Jessica Lipinszki, Paula Ossietinsky, Andrea Triolo, Laura Macarrone, entre otros.

Las entrevistas a 939 presos y presas, abarc las siguientes Unidades: Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires (Unidad N 2 Devoto); Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza; Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz; Complejo Federal para Jvenes Adultos de Marcos Paz (Unidad N 24); Instituto Correccional de Mujeres de Ezeiza (Unidad N 3); Centro Federal de detencin de mujeres Nuestra Seora del Rosario de San Nicols de Ezeiza (Unidad N 31); Instituto de Seguridad y Resocializacin de Rawson, Chubut (Unidad N 6); Prisin Regional del Sur de Neuqun (Unidad N 9); Prisin Regional del Norte de Chaco (Unidad N 7).

La Constitucin Nacional asegura en su artculo 18 que: Las crceles de la Nacin sern sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaucin conduzca a mortificarlos ms all de lo que aqulla exija, har responsable al juez que la autorice. Sin embargo, el Informe demuestra que el gobierno nacional y sus hombres del SPF se pasan este contenido bien por el cuerpo del olvido. Porque con toda certeza la tortura en las crceles es una poltica, es el cotidiano padecer de quienes fueron depositados tras las rejas, luego de ser marginados de la sociedad. Y en tal sentido la investigacin sostiene que la regularidad y sistematicidad de las prcticas violentas institucionales por parte del personal penitenciario le imprimen a la crcel el atributo de pena corporal. Se consider entonces, el maltrato fsico como castigo reflejado en el cuerpo del detenido/a, el cuerpo como medio y fin de aquellos ejercicios regulares y sistemticos de soberana, disciplina y control, que en tanto dispositivos desplegados y articulados se constituyen en estrategias de gobernabilidad en el marco de las relaciones sociales carcelarias.

De tal modo, resulta notoriamente contrastante el discurso que el gobierno argentino mantiene sobre la defensa de los derechos humanos y la poltica de castigos no previstos en el Cdigo Penal, que constituyen un empeoso intento de destruccin de la entidad humana de detenidos. Como se sabe, la Argentina es slo uno de los cinco pases del planeta que tiene un servicio penitenciario militarizado, a la vez que se halla altamente especializado en una diversidad de suplicios que no son letra, pero si hechos rotundos que acuden presurosos ni bien cualquier hijo de vecino ingresa a un penal. Precisamente, de esas polticas, de esos dolores habla esta sntesis que la Agencia Walsh realiz sobre el Informe que produjo la Procuracin Penitenciaria.

La bienvenida

Lo llaman el cocktail de bienvenida, es terrible: Te ponen en bolas, te pegan y se burlan de uno. Es Guantnamo. Relat un detenido haciendo referencia al campo de concentracin que el gobierno de los Estados Unidos mantiene sin tapujos en territorio cubano.

Sucede que de la clsica y naturalizada bienvenida no se escapa, adems, existe la certeza de que sucedi, sucede y suceder y que todos pasan por ella y es por eso que esta prctica reconoce una trayectoria histrica y un claro mensaje enviado desde las ms conspicuas autoridades. Se trata de la recepcin institucional que reciben al momento de ingresar a una unidad carcelaria, sean mujeres o varones adultos, mujeres o varones jvenes, reincidentes o primarios y se define a travs de mltiples y variadas violencias ejercidas por personal penitenciario.

Algunos testimonios en el Informe dan cuenta de las agresiones sufridas bajo esta modalidad:

Me dieron la bienvenida como a todos los ingresos. Los policas cuando ingresas, mientras te pegan, te advierten: estos no es nada comparado con lo que te va a pasar si haces quilombo adentro, expres uno de los encuestados.

Otro sostuvo que: La bienvenida en Devoto fue terrible, me cagaron a palos, trompadas, estaban borrachos y me pegaron tanto que por un mes no me pude rer.

Por su parte, la descripcin de un tercero es categrica: Los penitenciarios casi me matan, estuve a punto de desmayarme, me daban la cara contra la pared, me cortaron la oreja y me decan: viniste al infierno.

La requisa: En busca de elementos peligrosos?

Las requisas, es decir la inspeccin, revisin y control de las personas, sus cuerpos, espacios y pertenencias, tanto en la variante personal como de pabelln es siempre feroz y humillante.

En el Informe se detalla que la requisa personal constituye en uno de los aspectos del trato que han designado como maltrato fsico vejatorio y degradante. Registra la peculiaridad ms gravosa, el desnudo total y flexiones que da cuenta de la exposicin del cuerpo totalmente desguarnecido con el agravante de realizar esas flexiones a efectos de agudizar la inspeccin por parte del personal del servicio penitenciario de la zona genital-anal.

Existen cuatro instancias en la requisa personal que son: Desnudo total y flexiones, desnudo total, desnudo parcial y cacheo.

Como puede apreciarse, la violencia vejatoria que intenta describir el Informe se vincula a los grados de exposicin del cuerpo desnudo ante otros, que exceden una prctica excepcional y configuran una rutinizacin de experiencias degradantes de fuerte impacto material y simblico. La gradacin de esta variable est construida sobre el criterio de cuantificar el nivel de intensidad de la inspeccin del cuerpo por parte del personal penitenciario. El grado de mayor inspeccin suma a la desnudez un plus de intrusin humillante en la intimidad del propio cuerpo, dicen Daroqui y Moto, en relacin a las flexiones.

Las voces

En la requisa te abren las nalgas y no les importan si ests indispuesta, hasta se manchan de sangre. Si contestas o te resists, te llevan a los tubos.

Cuando entra la requisa, depende de cual te toque ese da, te hacen desnudar y hacer varias flexiones para ver si se te cae algo de la vagina, pero no lo hacen por eso, lo hacen para que te sientas mal, no respetan si sos una mujer grande, hasta lo han hecho con embarazadas.
Todo el tiempo te tens que poner en bolas, seguro cuando entra la requisa al pabelln, pero tambin cuando volvs de un comparendo de Tribunales o del hospital y de visita, siempre te hacen desnudar por ah tens que agacharte pero flexiones, no.
Cuando entra la requisa te desnuds y si vienen malos, te pegan palazos en los testculos.
Siempre tens que sacarte la ropa, cuando volvs a tu pabelln o cuando entra la requisa, te miran y te dicen barbaridades, a m al principio me daba vergenza, ahora estoy anestesiada


As, olmpicamente obvian el articulo 70 de la Ley de Ejecucin que dispone que para preservar la seguridad general, los registros en las personas de los internos, sus pertenencias y locales que ocupen, los recuentos y las requisas de las instalaciones del establecimiento, se efectuarn con las garantas que reglamentariamente se determinen y dentro del respeto a la dignidad humana.

Por su parte, La Comisin Interamericana de Derechos Humanos en el informe 38/96 -Argentina, 15 de octubre de 1996- seal que la revisin o inspeccin vaginal de los visitantes excepcionalmente resulta legtima, siempre que se cumplan cuatro condiciones: 1) ser absolutamente necesaria para lograr el objetivo de seguridad en el caso especfico; 2) no debe existir alternativa alguna; 3) debera, en principio, ser autorizada por orden judicial; y 4) debe ser realizada nicamente por profesionales de la salud.

Requisa de Pabelln
Segn explica el informe, la temporalidad y motivos se articulan entre s y de alli surgen dos tipos diferenciados de requisas: las de rutina y las imprevistas. Las requisas de rutina en el pabelln suelen realizarse con regularidad y los motivos ya expresados, son requisados rutinariamente con una frecuencia que va desde de una vez por semana, hasta una vez cada quince das.

Por su lado, las requisas imprevistas en el pabelln, tambin responden a a la misma lgica, pero deben aadirse aquellos motivos de orden y seguridad que les imprimen un carcter mas indiscriminado y violento.

Las causas que convocan a estos procedimientos de requisas imprevistas, detectados a partir de las respuestas de las personas encuestadas, se concentran, bsicamente, en 7 motivos, ello no implica que sean excluyentes entre s. Se vinculan a peleas entre internos, conflictos con el personal penitenciario, al ingreso a pabelln despus de la visita, buscar droga, buscar objetos, por ltimo, lo que se presenta como particularmente interesante es que en 19 pabellones con 574 personas detenida, las repuestas refirieron que las requisas imprevistas se realizan sin motivos, es decir, no reconocen causas que motiven este procedimiento.

Es decir, los procedimientos de requisa realizados por este cuerpo especial son registrados, controlados por autoridades del penal y por personal profesional como as tambin por subalternos a cargo de la custodia del pabelln. De modo que buena parte de las irregularidades que se describen en este Informe se realizan bajo el consentimiento de personal jerrquico y/o profesional, en particular mdicos.

Los que hacen las requisas son el Director de Mdulo, el jefe de mdulo, oficial de turno, jefe de requisa y todos los subalternos de requisa, son un montn. Entran al pabelln, los vestidos de negro, los de requisa y el jefe del da, detall una presa.

Desde otra unidad, un detenido explicit: Los agentes de requisa y el enfermero, a veces viene el mdico tambin, parece que saben que nos van a matar. Entran todos los que se visten de negro, esos son los de requisa, adems un enfermero, el jefe de requisa y el jefe de turno.

La ausencia de placas identificatorias en el uniforme del personal en general y del personal de requisa en particular, obstaculiza seriamente la individualizacin de los mismos cuando algn detenido o detenida decide realizar una denuncia judicial con relacin a los malos tratos fsicos y/o torturas padecidas. A esta falta de identificacin se le suman las prcticas de amedrentamiento para impedir la mirada de los presos.

Atento a la pregunta acerca de la cantidad de agentes penitenciarios que participan en las requisas imprevistas, las personas detenidas respondieron que el nmero de agentes oscila entre 20 a 40 y hasta 50, aproximadamente. Tambin expresaron que a veces no se corresponde con ninguna lgica clara.

En el marco de estas condiciones construidas por el personal de requisa, se despliegan distintos ejercicios de violencia sobre las pertenencias que Daroqui y Moto caracterizan a partir de las respuestas de las personas detenidas con las siguientes categoras: 1) mojan o ensucian la ropa; 2) mezclan y/o tiran la mercadera al piso; 3) rompen objetos; 4) roban objetos y ropa, 5) secuestran objetos.

Sanciones y aislamiento

La Procuracin Penitenciaria detect que el principal modo de sancin aplicado por el personal penitenciario es el del aislamiento individual en espacios diferenciados, pabellones y/o celdas, que implica condiciones altamente gravosas de detencin, tales como racionamiento de la comida, ausencia de utensilios, encierro permanente, imposibilidad de acceso a otras instalaciones, falta de higiene personal, falta de camas y mantas, espacios sin luz y deteriorados, efectuar la necesidades fisiolgicas bsicas, defecar y orinar, en botellas, bolsas de plstico o recipientes que se encuentran y mantienen por largo tiempo en el interior de las celdas.

Un objetivo complementario fue detectar si esta modalidad tambin se aplicaba en forma encubierta, es decir, no explcitamente como sancin en el marco de un procedimiento disciplinario formal.

Segn los investigadores la utilizacin del aislamiento excede las prcticas sancionatorias formales, aunque en ellas tambin se presenta en forma recurrente, sistemtica y casi excluyente en relacin a otro tipo de sanciones disciplinarias y en este sentido el aislamiento entendido, no solamente como el alojamiento de las personas en espacios diferenciados con relacin al resto de la poblacin, sino tambin como una prctica que se replica en otras medidas que suspenden la relacin y el contacto con sus pares detenidos y con el mundo exterior.

Estos espacios diferenciados son denominados celdas de aislamiento o castigo, y en la jerga carcelaria: buzones o tubos.

Los testimonios a cerca de cmo aislar sin reglamento
Al ingresar a la unidad 6 estuve 3 das en buzones y despus me llevaron a pabelln.

Estuve aislado varios das cuando ped cambio de alojamiento.

Estuve en un buzn 7 das porque no haba lugar en el

pabelln.

Estuve en buzones pero nunca me explicaron por qu.

As, observamos que la sancin de aislamiento es aplicada prcticamente en forma excluyente por parte del personal penitenciario en relacin a otros tipos de sanciones y quiz por ello mismo, para las personas detenidas, sancin y aislamiento son equivalentes: sancionado es aislado.

Los relatos de cmo aislar con reglamento
Acerca del tiempo: Cuanto tiempo estuvo aislado/a?

Me sancionaron y estuve 18 das engomado

Una vez estuve 8 das y otra vez 15 das, la ltima sancin fue la de los15 das, no se terminaba ms.

Estuve en un reten de la planta 5, la sancin fue de 5 das, pero estuve 12.

Me sancionaron tres veces con aislamiento, la peor fue la de 35 das, la anterior haba sido de 11 das, pero me dejaron 13.

Estuve 90 das, tres meses justos, ni ms ni menos, en el parte figuraban 30 das.

Acerca de cmo se vive en las celdas de aislamiento
Las condiciones sanitarias:

En la celda de aislamiento, el inodoro estaba tapado, yo hacia igual ah y tiraba agua a veces porque sino sala todo y se me iba al lugar donde dorma, a veces no poda dormir del olor.
En una celda de sancin tena un agujero en el piso para hacer las necesidades y sin canilla, durante das enteros no me dejaron salir ni un minuto.
En la celda no tena inodoro y haca en una bolsa que a veces se la dejaban en la celda 2 o 3 das, me descompona del olor.
El mdulo 6, pabelln A tiene celdas distintas a las del resto del complejo, porque son acolchonadas, estn vacas, sin nada, solo tienen una letrina de acero y cuando tens sed, de ah mismo tomas agua. Adems te meten desnudo y no te pueden llevar ropa.

La alimentacin:

En la celda de aislamiento le daban el almuerzo y la cena juntos al medioda, se guardaba un poco para la noche pero juntaba olor y moscas y como no tena luz artificial a veces a la maana se daba cuenta que haba dejado el plato al lado de la botella que tena pis.
Mientras estuve aislado no recib nada de comida del servicio yo le peda algo a otros presos que pasaban frente a la celda, una vez el celador me dio sus sobras.

Los malos tratos fsicos:
Durante el aislamiento siempre tuve que estar desnudo para el recuento y adems te doblan los brazos.

El ao pasado cuando estuve aislada, vi como golpeaban a las menores en las celdas de aislamiento, eso te mata.

Cuando ms me golpearon fue cuando estuve aislado, siempre cuando mas te golpean es cuando ests sancionado, porque nadie te ve y ests 10 o 15 das en un buzn sin tener contacto con nadie.

Agresiones fsicas, golpes y lesiones

De las tres dimensiones, por medio de las cuales el informe pretende dar cuenta del maltrato fsico, la dimensin agresiones fsicas es claramente la ms grave, en cuanto a la accin directa violenta sobre los cuerpos.

La primera pregunta apunt entonces a saber si el encuestado sufri alguna agresin fsica por parte de personal penitenciario, cualquiera sea, durante su presente detencin, se obtuvo aqu 601 respuestas positivas lo que representa el 64,3% de la poblacin penal.

Si bien la agresin fsica ms tpica en el mbito penitenciario es el golpe, este registra una amplia variabilidad de subtipos que van desde el cachetazo al apaleamiento, y se registra adems una cantidad de otras modalidades de agresin fsica particularmente gravosas y/o degradantes, que merecen un anlisis cualitativo global.

Golpes y lesiones durante la detencin, por edad:

18-24
25-34
35-44
45-54
55-64
65-ms
Total

69,6%
65,0%
55,5%
42,0%
19,7%
15,0%
59,0%

El grfico es elocuente, los intervalos etreos de 18-24 aos y de 25-34 son los que concentran a la mayor cantidad de personas encarceladas golpeadas por parte del personal penitenciario, 69,6% y 65% respectivamente. Aunque disminuye, contina siendo impactante para los intervalos de 35-44 y 45-54 con el 55,5% y 42% respectivamente.

Sobre la circunstancia en que se produjeron estos golpes en las unidades

si se puede afirmar que son discrecionales y arbitrarias, estn altamente ritualizadas, es decir firmemente arraigadas a los acervos institucionales y por tanto son habilitantes y legitimantes de esas discrecionalidades y arbitrariedades.

Prcticas violentas del personal penitenciario


De acuerdo al Informe, las siguientes prcticas son regulares en tanto se producen peridicamente en el tiempo, pero adems requiere de organizacin, recursos y decisiones institucionales. Es decir, de un sistema que las habilite para su despliegue y tambin para su encubrimiento.

Pata-Pata: reside en patadas con los borcegues con punta de hierro o palazos o gomazos en la zona de los tobillos y plantas de los pies de las personas detenidas por parte del personal penitenciario.

El puente chino: consiste en dos filas de personal penitenciario enfrentadas dejando un espacio entre medio por el cual pasan, generalmente desnudos, los detenidos corriendo, ida y vuelta varias veces, durante ese pasaje el personal penitenciario los golpea con palos, gomas, cadenas, patadas y escudos

La pirmide: es una modalidad de maltrato altamente gravoso ya que el personal penitenciario obliga a los detenidos, con sus cuerpos casi siempre desnudos, a apilarse uno encima de otro (la montaa humana) mientras les va pegando con palos, los de abajo padecen situaciones desesperantes de asfixia por lo que tambin pegan a sus compaeros para sacrselos de encima, si estos salen de la pirmide son golpeados fuertemente por los penitenciarios.

Atencin Mdica

Ante la magnitud y caractersticas de las lesiones padecidas por los detenidos, los investigadores preguntaron : Recibi atencin mdica por la lesin? Qu tipo de atencin?

As, del total de las personas agredidas y lesionadas, el 60,1% expres que no recibi ninguna atencin mdica por su lesin, mientras que el 36,4 % respondi que s fue asistido mdicamente por las lesiones padecidas.

Es importante resaltar que un 40,6% de las personas lesionadas manifest que la atencin mdica se circunscribi a una observacin superficial (inspeccin ocular) de las lesiones padecidas, sin revisacin clnica, prescripcin de medicamentos, ni estudios radiolgicos entre otros.

Y lo que ya pertenece al gnero de la literatura de terror, aunque tambin a la prctica mdica en los penales es que los doctores en medicina, los que realizaron el juramento hipocrtico de defender la vida son parte activa de las torturas y golpizas. De modo concluyente as lo denunciaron los detenidos.

Los relatos:

Quera hacer la denuncia por los golpes y cuando vio al mdico, se dio cuenta que haba sido el que le haba pegado.

El mdico es uno de los que nos golpea. l est delante mientras nos pegan y l tambin pega.

Al ingresar a la unidad le pegaron entre 7 u 8 penitenciarios, incluso el mdico.

Eran como 20 cuando me sancionaron: Me pegaron tanto que me desmayaron, cuando llegu a los buzones estaba desvanecido. El mdico hizo un acta de que estaba en perfectas condiciones y estuve tres das orinando, vomitando y defecando sangre.

Segn la investigacin, de las 939 personas detenidas-encuestadas en crceles federales, 601 sufrieron agresiones fsicas, (el 64,3%). De las 601 personas que padecieron agresiones fsicas, como consecuencia, 321 fueron lesionadas (el 53,4%). Si consideramos este 53,4 como el 100% de los lesionados/as, 151 (el 47%) personas padecieron lesiones severas.

El conjunto de las lesiones, severas, intermedias y leves se produjeron en una temporalidad mediata a la realizacin de la encuesta y bsicamente en las dos circunstancias en las que el personal penitenciario despliega el mayor grado de violencia contra los detenidos/as: el ingreso a la crcel y la requisa a los pabellones.

El 60,1% de las personas lesionadas no recibieron ningn tipo de atencin ni asistencia mdica.

Malos tratos humillantes y degradantes
En el Informe se abordaron especficamente los malos tratos fsicos y torturas, dada la gravedad, intensidad, regularidad y sistematicidad de esas violencias fsicas sobre los cuerpos de los detenidos/as.

De ese modo, se conformaron dos tipificaciones diferenciadas: 1)aquellas que si bien no se desplegaban en trminos de violencia fsica severa s lo haca en trminos de una violencia fsica limitada en su intensidad complementando a una expresividad verbal que opera como un dispositivo devastador en trminos de impacto psquico-emocional y 2)otras que en tanto prcticas violentas discursivas, se constituan en s mismas como una expresin singular de malos tratos institucionales.

La referencia a malos tratos fsicos y psquicos humillantes y degradantes expresa claramente: los cachetazos en la cara, las palmadas en la nuca, las escupidas en la cara, los empujones, los tirones de pelos, las patadas en la cola al pasar, conjuntamente con insultos agraviantes y descalificatorios, amenazas intimidatorias, rdenes de sometimiento y sujecin, cabeza agachada, la mirada al piso, caminar contra las paredes, manos atrs, correr desnudos por el pabelln.

Los relatos:

Estaba desnudo, esposado y adems me tiraron del pelo varias veces, me puteaban, me decan putito y cuando los mir a la cara, uno de ellos me escupi y como me qued callado, me dijo putito, cagn.

Tens que aprender de golpe a poner las manos atrs y cabeza gacha, decir: si, seor y soportar que despus que lo decs viene el golpe con la mano abierta en la nuca, es como si te tocaran el culo y ellos a veces te lo dicen.

Me empujan con el escudo, y mientras te van puteando y amenazando, tambin te dan cachetazos y te insultan. Te dicen, que sos una mierda, un animalito (eso me lo dijeron el otro da), que tu mujer se est acostando con otro, y siempre te la rematan amenizndote con trasladarte o mandarte a buzones.

La agresin verbal es de todo los das, se dirigen as, no saben hablar de otra manera, las ordenes son humillantes, te gritan que te agaches, que te desnudes, que bajes la cabeza, que no las mires, te gritan y te gritan, te ofenden a veces con palabras y otras con un cachetazo al pasar, por nada, eso es para que te sientas una mierda. Y muchas veces lo logran, es difcil estar presa.

A mi me hicieron mirar como estaban golpeando a un pibe y me pegaban en la nuca y pataditas en el culo y me amenazaban con que el que segua era yo, as me tuvieron como media hora, mirando la golpiza a ese pibe y dicindome que segua yo. Cuando llegu a mi pabelln, vomit del miedo y la impotencia.

Mujeres: destinatarias privilegiadas
El segundo tipo parte de una reconstruccin que realizaron Daroqui y Moto a partir de los relatos de las personas detenidas que refirieron a diferentes agresiones verbales, tambin, con un severo impacto psquico-emocional.

Los malos tratos psquicos humillantes y degradantes son aquellos producidos por un discurso fuerte e intenso de carcter amenazante, agraviante y descalificatorio.

Los relatos:

Duelen tambin los golpes psicolgicos. Hay maltrato verbal, no hay lgica para prohibir ni para permitir. Te amenazan en forma permanente, es todos los das, te amenazan con sacarte el telfono, la visita, mucha falta de respeto.

En la Unidad 31 te amenazan todo el tiempo con traslados, a la unidad 3 o a la 27 y a las extranjeras las amenazan con quitarle el telfono, eso las angustia mucho, dependen de eso para contactarse con sus familias.

A nosotras las extranjeras nos tratan peor, nos insultan, nos dicen

africanas y yo soy boliviana, nos dicen monos de mierda, anda a robar a tu pas.

Cuando te requisan mal, te dicen que se lo van a hacer a tu familia as no viene ms a visitarte, eso te desespera.

A las visitas las requisan como a nosotras, las desnudan, les hacen hacer flexiones y hasta las amenazan, y si tu familia no te cuenta para no preocuparte, viene la de requisa y te lo dice, as te amarga la vida.

Cabe destacar la cuestin de los malos tratos en relacin a las mujeres destacando que la modalidad de trato humillante y degradante analizado en este apartado las registra como claras protagonistas, en tanto destinatarias privilegiadas, de esas prcticas penitenciarias. Si a ello les aadimos que la modalidad de requisa personal ms vejatoria, la padecen el 69, 9% de las mujeres, podemos afirmar que las prcticas penitenciarias de carcter humillante, degradante y vejatoria, se orientan especialmente hacia las mujeres. Por lo que, si tenemos en cuenta el contenido del artculo 2 de la Convencin Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, las mujeres detenidas en crceles federales padecen malos tratos con fuerte impacto en trminos de sufrimiento psquico-emocional constituyndose por lo tanto en ejercicios violentos de Tortura.

Puerta abierta
A modo de reflexin final, Daroqui y Moto revelan que ante la contundencia de los datos que indican el maltrato fsico y torturas ejercido por personal penitenciario contra de los presos y presas en crceles federales, consideramos interesante realizar un ejercicio de reflexin y de interrogacin

Finalmente, los investigadores subrayan que su investigacin ha dado cuenta que el 72, 1% de las personas detenidas en crceles atraviesan situaciones de malos tratos y torturas por parte del personal penitenciario, en este sentido nos parece fundamental recuperar la sntesis de aquello que destacamos como lo ms relevante, no para concluir sino para contextualizar nuestra reflexin final, que no es un cierre sino una puerta abierta a continuar produciendo informacin y conocimiento como aporte al compromiso por la defensa de los derechos humanos de las personas encarceladas.

Oscar Castelnovo y Ayelen Stroker

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