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Esas palabras que no nos pudieron robar
Por por Sergio Job* - Friday, Dec. 17, 2010 at 3:23 AM

Las sensaciones son muchas. Las reflexiones seguramente vendr谩n con el pasar de las horas. Por lo pronto un sabor agridulce queda en la boca (y no me refiero s贸lo al gas pimienta que utiliz贸 la polic铆a en varias oportunidades en la jornada de ayer), sino al sabor como balance inmediato que queda en lxs que de alguna manera participamos de la jornada de lucha de ayer. Por un lado porque la Ley de Reforma Educativa de la Provincia de C贸rdoba N潞 8113 se aprob贸, si bien es cierto que gracias a la inmensa lucha que llevaron adelante los estudiantes secundarios, terciarios y universitarios pudieron al menos moderar el contenido retr贸grado y capitalista de la misma, todos sabemos igual que en una ley como esta, moderar es poco. Y la aprobaron como hacen siempre en esta democracia 鈥渞epresentativa鈥, en esta mentira de los de arriba: sin consenso, sin di谩logo, sin escucha, con soberbia, con desprecio, con represi贸n. Ya estamos acostumbrados a eso.


Lo positivo de esta lucha es que los de arriba tambi閚 se est醤 acostumbrando, desde hace ya unos a駉s, a que las leyes que son contra el pueblo tienen resistencia popular. Nada tiene que ver esta Argentina a la que soportaba que ministros y legisladores se nos burlaran por c醡ara mientras vend韆n el pa韘. Es que hubo un Argentinazo all en diciembre de 2001. Y entonces es que desde hace un tiempo que en C髍doba las leyes y las ordenanzas se aprueban as, con la Legisladura o el Concejo Deliberante vallado, rodeando de Infanter韆, polic韆, Divisi髇 Canes, polic韆s de civil y toda una descomunal maquinaria represiva desplegada. Y adentro se votan con mayor韆s autom醫icas o con arreglos de 鷏timo momento en un 搕oma y daca miserable de intereses turbios. (Todo esto sin contar que el gobierno actual gan con poco m醩 del 30% de los votos, y una diferencia del 1% respecto de la segunda f髍mula electoral. Sin embargo, cuenta con la mitad de bancas propias en la legislatura, m醩 aliados. Democracia representativa le llaman)

Lo positivo de la lucha de la 8113, es que demostr una vez m醩 la falta de argumentos, la ignorancia y desinter閟 total de quienes nos gobiernan, que aprueban las leyes porque lo ordena su bloque y nada m醩 (a eso le llaman democracia). Dej en claro que era la comunidad educativa organizada (alumnos, padres y docentes) y otras organizaciones sociales quienes m醩 entend韆n lo que estaban votando. Los otros que entend韆n bien eran las iglesias y los empresarios, los patrones de los pol韙icos serviles y cobardes que s髄o se limitan a decir que s ante las 髍denes que reciben.

La larga lucha por la 8113 tuvo ayer uno de sus episodios m醩 醠gidos, pero lleva meses y con toda seguridad no terminar ac, porque no es s髄o la 8113, es la educaci髇, es en 鷏tima instancia una lucha por definir como sociedad, qu entendemos por democracia; y ha dejado a las claras nuevamente de qu lado est la cobard韆 y donde la valent韆. De un lado, esos chicos y chicas, arrastradxs de los pelos, golpeados, pateados en el suelo por cuatro o cinco polic韆s de Infanter韆. Esos pibes y pibas que descubiertos luchaban por su presente y futuro, que pon韆n el cuerpo para defender lo que sienten, lo que creen, lo que les duele y lo que sue馻n. Esos muchachos y muchachas que eran llevados a patadas y arrastrados entre la sangre, con una integridad que emociona, con una valent韆 que hace temblar a los de arriba (y a la polic韆).

Del otro lado: empresarios e iglesias cobardes que jam醩 dieron la cara; legisladores cobardes que se encerraron a votar rodeados de un ej閞cito que los proteg韆; polic韆s de todo tipo, color y tama駉, con perros, armas, gases, balas de gomas, escudos, palos, trajes que recuerdan a la edad media, polic韆s serviles a los intereses de los de arriba, polic韆s cobardes que no muestran nombres, que no saben por qu lo hacen, que golpean salvajemente, que, como supo decir Roque Dalton, 搖n d韆 ellos tambi閚 fueron pueblo/ pero con la excusa del hambre y el desempleo/ aceptaron un arma/ un garrote y un sueldo mensual/ para defender a los hambreadores y desempleadores y creen, continuaba Dalton, que siempre las balas van a ir desde su orilla contra la del pueblo (bueno ser韆 que leyeran el poema de Roque para saber c髆o concluye y que no sea demasiado tarde para ellos cuando se den cuenta de lo que est醤 engendrando).

Y tambi閚 tuvo un m韓imo sabor a revancha cuando la movilizaci髇 fue rumbo a 揈ncausados 杁estino frecuente de los detenidos- y luego de presionar, de enfrentar el ninguneo y el escamoteo de informaci髇 y nuevamente el gas pimienta, de gritar la bronca y exigir la libertad de lxs nuestrxs, logramos que antes de la medianoche estuvieran todos y todas libres y sin causas penales. En ese momento, entre cantos y bronca, una postal lejanamente familiar nos embarg a muchos. Las distancias eran much韘imas, pero sin embargo, no falt una palabra que condensaba y recordaba a uno de los momentos m醩 felices de nuestro pueblo, de las organizaciones populares.

Cuando los pibes y pibas golpeaban las puertas del penal, y de pronto comenzaron a pintar paredes, portones, veredas, con frases y reclamos, con consignas, sin dejar un lugar en blanco; cuando los trapos ondeaban al ritmo de los cantos y los tambores sonaban alrededor de las fogatas; y cuando subidos al techo de la casilla de control de la polic韆 y del estacionamiento las banderas rojas, negras, celestes y blancas, con siglas, estrellas y caras del che; cuando todo eso pasaba, y lxs presxs sal韆n, algunxs t韒idamente, pero profundamente emocionadxs, dejaron escapar la idea que la escena recreaba un mini-debotazo[1]. Muy m韓imo, muy casero, muy otro. Pero era un triunfo, eran nuestrxs presxs libres, era la penitenciar韆 rodeada, acosada por la militancia y parte del pueblo organizado.

Dif韈il hoy sacar conclusiones, hacer an醠isis. Son escenas rescatadas, sentimientos, frases que forman un rompecabezas complejo. Y las escenas comunes se prolongan hoy en miles de conversaciones m醩 que vivimos lxs muchxs que ayer estuvimos en la calle, pero tambi閚 entre quienes no. Entre esas, para cierre provisorio a un relato fragmentado y desorganizado, hoy cuando nos escapamos del trabajo con un compa馿ro, para ir a acompa馻r un corte de otros compa馿rxs que estaban reclamando trabajo, nos recibieron acribill醤donos a preguntas y comentarios, que si est醔amos cansados, que si hab韆n salido todxs, que eran muy verdugos los 揷obanis, que vinieran a reprimir a este corte si se la bancaban, que c髆o iban a pegarle a las chicas y arrastrarlas as de los pelos, hasta que un compa馿ro de Villa Las Rosas dijo claro y conciso 揳c lo que tenemos que hacer es un Cordobazo, 縮ab閟 c髆o nos van a empezar a respetar estos culiados despu閟 de eso?, ac tenemos que juntarnos todos y tirarle la bronca todos juntos, hacer un Cordobazo 杋nsisti.

Argentinazo. Roque Dalton. Debotazo. Cordobazo. u lindo se presenta el futuro, cuando empiezan a sonar las palabras bellas de nuestro pasado, del pasado del pueblo!


* El autor es integrante del Colectivo de Investigaci髇 揈l Llano y militante del Movimiento Lucha y Dignidad en el Encuentro de Organizaciones de C髍doba.

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[1] El Debotazo fue una enorme movilizaci髇 popular que en marzo de 1973, luego del triunfo electoral de C醡pora, se dirigi hacia el penal de Deboto, lo rode y liber a lxs compa馿rxs detenidxs que hab韆n combatido durante la dictadura.

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