El artículo original está en http://argentina.indymedia.org/news/2016/06/893050.php Ocultar comentarios.
Deconstruyendo un comunicado nuclear
Por ECOS Córdoba -
Tuesday, Jun. 14, 2016 at 1:02 PM
Un derrame de agua pesada radiactiva en la Central Nuclear Embalse, el comunicado de la operadora de la planta, y algunas consideraciones sobre la seguridad de los trabajadores que realizan la extensión de vida de la vieja central.
Estampilla CNE 1982 (2)
Por Cristian Basualdo para ECOS Córdoba
La empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina SA emitió un comunicado el 20 de abril de 2016: Ante informaciones periodísticas referidas a la planta, vertidas en el día de la fecha, la Central Nuclear Embalse desmiente lo mencionado por los medios. Ya en su primer párrafo, con una desmentida ecuménica que no señala a un medio o periodista en particular, se revela uno de los elementos discursivos de la industria nuclear: tiene el monopolio de la técnica y el diagnóstico de los riesgos. Toda versión que no sea la oficial es mentira, la información está sacralizada.
Desde sus orígenes a mediados del siglo pasado, con la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el sector nuclear argentino procuró imitar sistemas de objetos y acciones pretéritos de los países centrales. La división territorial del trabajo nuclear le asignó a Embalse un lugar de jerarquía con la central nuclear más grande del país. La localidad cambió para siempre su orientación turística, para convertirse en un pueblo atómico con la central como destino laboral codiciado, por tratarse de un empleo tecnológico estable y con buenos salarios.
La Central Nuclear Embalse fue construida entre 1974 y 1984. Foto: Sr. Flores
Una central nuclear funciona de manera similar a una central térmica de generación eléctrica, sólo que la fuente de calor, en vez de provenir de un combustible fósil es de origen nuclear. La fisión del uranio produce el calor necesario, además de desechos radiactivos que perdurarán por la eternidad. En marzo de 2012 la Central Nuclear Embalse alcanzó su vida útil de diseño, que es el período de tiempo durante el cual se espera que sus componentes cumplan con las especificaciones técnicas bajo las cuales fueron construidos [1].
Un spa atómico
El Estado Nacional dispuso que siga funcionando, para ello implementó el Proyecto Extensión de Vida (PEV), que lleva casi una década, arrastra numerosos retrasos y tiene previsto para su tercera etapa las tareas más sensibles que son el retubado del reactor y el reemplazo de los generadores de vapor. Otro aspecto a considerar es el diseño de la central, que proviene de Canadá, país que domina la tecnología de extensión de vida, y ya no la aplica a sus centrales debido a los altos costos implicados en el procedimiento [2]. En Canadá cuesta tres veces más que en Argentina, de ahí que en nuestro país se ocultan los costos reales, y/o no se exigen las medidas de seguridad necesarias.
En el PEV participa una armada brancaleone de empresas, sindicatos, obras sociales y aseguradoras de riesgo de trabajo. Para apreciar el grado de precarización laboral, basta señalar que más de un millar de personas prestan servicios con contratos temporarios y recurrentes conflictos salariales. En tales condiciones, cabe preguntar que pasará con aquellos trabajadores que padezcan enfermedades ocupacionales varios años después de concluído el PEV, y no tengan la cobertura social necesaria para tratarlas.
Lejos de estas preocupaciones, Nucleoeléctrica sostiene que es saludable trabajar en la central embalseña. El Estudio de Impacto Ambiental del PEV analiza los riesgos a la salud de los trabajadores y concluye que en las 3 décadas de operación de la planta la cantidad de cánceres encontrados es menor que para una población de similar cantidad. Una especie de spa atómico donde las campañas para dejar de fumar y la buena nutrición mejoraron las estadísticas.
La desmentida paradójica
La radiación es un tipo de energía que puede penetrar en el cuerpo y dañar la salud. Es un peligro invisible, no lo sentimos, no lo vemos, ni lo notamos, ni lo olemos. Pero aun así puede matarnos [4]. La radiación ionizante es una causa conocida de cáncer.
Cuando menos es paradójico que la desmentida de Nucleoeléctrica haya confirmado los trascendidos: Al respecto informamos que el día viernes 15 de abril aproximadamente a las 17:30 hs durante tareas de mantenimiento en el Edificio del Reactor se produjo un derrame de 10 litros de agua pesada que mojó parcialmente la ropa de trabajo de 9 operarios [5]. Sobre el asunto, el biólogo Raúl Montenegro explicó que el agua pesada en sí misma no es radiactiva: Si los 9 operarios hubieran estado en contacto con agua pesada recién adquirida, obviamente ni siquiera alcanza para noticia, ni hubiera sido necesaria ninguna aclaración, por lo tanto la conclusión es que estos operarios estuvieron en contacto con el agua pesada que forma parte del circuito primario, por ende agua radioactiva. Histórico activista antinuclear, Montenegro preside la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam) y es una figura despreciada por el lobby nuclear argentino.
Montaje de los tubos de presión del reactor en la Central Nuclear Embalse. El reemplazo de los tubos es una de las tareas principales del PEV. Una parte significativa de la dosis colectiva la recibirá el personal que realice esta tarea.
Una cosa es segura, no fue el primer derrame de agua pesada, ni el más grave, ni tampoco será el último. Tomemos por caso el ocurrido el 9 de noviembre de 2009, cuando un trabajador de mantenimiento mecánico estuvo expuesto a un ambiente con una alta concentración de tritio en unas válvulas, debido a un venteo del sistema moderador. El tratamiento consistió en el incremento de la ingesta de líquidos y diuréticos por unas semanas, hasta que el trabajador fue dado de baja porque terminó sus tareas de parada según la versión de la empresa [6] [7].
Síndromes radioinducidos
Y llegamos al argumento principal de Nucleoeléctrica, un ladrillo literario con el que arman sus comunicados: Cabe destacar que luego de las mediciones tomadas al personal involucrado, se constató que la dosis individual recibida fue 20 veces menor al límite anual establecido según normas internacionales. El derrame de agua pesada radiactiva se produjo el mismo día de la Radioprotección en América Latina y el Caribe. Una fecha para recordar que la industria nuclear y los organismos que la controlan, establecieron umbrales de dosis para regular sus actividades [8].
Si la dosis es baja o se recibe en un lapso de tiempo prolongado, hay más probabilidades de que las células dañadas se reparen con éxito. Aún así pueden producirse efectos a largo plazo. Un estudio publicado en octubre de 2015, indica las estimaciones más precisas de los riesgos de cáncer relacionados con la exposición prolongada a la radiación ionizante de bajo nivel entre los trabajadores de la industria nuclear. El estudio incluyó a 308.297 trabajadores de la industria nuclear de Francia, Reino Unido y Estados Unidos, que fueron controlados por exposición a la radiación externa, y seguidos durante una media de 27 años. Los resultados sugieren un aumento lineal de la tasa relativa de cáncer con el aumento de la exposición. Contrariamente a la creencia de que las dosis altas son sustancialmente más peligrosas que las dosis bajas, el riesgo por unidad de dosis entre los trabajadores era similar a las estimaciones derivadas de los estudios a los sobrevivientes de la bombas atómicas en Japón [9].
Efectos a largo plazo de la radiación ionizante. Carcinoma de células basales 13 años después del accidente de Chernóbil. Foto: Autoridad Regulatoria Nuclear.
Se estima que la dosis de radiación colectiva será mayor durante las actividades de extensión de vida que durante la operación normal, ya que aumentará el personal ocupacionalmente expuesto por las tareas a realizar. Los trabajadores pueden sufrir eventos radiológicos accidentales, como el síndrome agudo de radiación o el síndrome cutáneo radioinducido. Siendo este último el más esperable y constituye un desafío en lo que concierne a la evaluación dosimétrica y a la determinación de la extensión y profundidad del daño [10].
Respuesta médica en accidentes radiológicos
Embalse, miércoles 27 de agosto de 2014, en el Centro Integrador Comunitario personal de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), brinda una charla de capacitación sobre radiación nuclear a profesionales de la salud. La emergencia radiológica está planificada en base a niveles de organización de la respuesta de complejidad creciente: Nivel 1 asistencia en el escenario del evento, Nivel 2 hospitales locales, Nivel 3 hospitales de alta complejidad, y Nivel 4 cooperación internacional [11]. En ese momento no había prestadores para los niveles intermedios.
Como parte de esta nota se investigó la situación actual del esquema. Respecto al Nivel 1, si bien existe un procedimiento para hacer frente a eventuales emergencias médicas [12], el año pasado un trabajador que sufrió un injuria convencional esperó más de 3 horas el traslado en ambulancia. Después de este hecho se exigió a las empresas que contraten servicios de emergencia permanentes en las obras. Para el Nivel 2 la ARN no precisó un prestador en particular, mientras que para el Nivel 3 señaló 2 hospitales de la Ciudad de Buenos Aires [13].
Cuando existe contaminación de la piel con radionucleidos emisores beta pueden producirse lesiones cutáneas, el cuadro es denominado quemadura beta. La imagen no tiene relación con el accidente radiológico que motiva esta nota. Foto: Autoridad Regulatoria Nuclear.
Se llega así a lo viceral de la cuestión, hay una gran distancia entre la organización en emergencias radiológicas que figura en los papeles y la realidad prestacional del sistema de salud. Y no se debe a la falta de recursos económicos, puesto que Nucleoeléctrica aporta a la Municipalidad de Embalse una suma anual millonaria mediante un convenio de asistencia médica. Pero esto no cambió la realidad de los dispensarios locales, con sus carencias e irregularidades, que incluye la coexistencia de un dispensario en una clínica privada [14]. En el análisis de la situación corresponde subrayar que uno de los compromisos asumidos por Argentina para obtener financiamiento para el PEV fue preparar planes de atención de emergencias [15].
La escribanía del átomo
El texto finaliza diciendo que: Este incidente para la industria nuclear no constituye un Evento Significativo por lo que no requiere ser reportado a la Autoridad Regulatoria Nuclear [16]. No obstante la ARN emitió un comunicado similar respondiendo a inquietudes del público. Es de esperar que una empresa tenga ojos para sus intereses y barra bajo la alfombra sus estropicios, lo extraño es que el regulador repita a coro las excusas de uno de sus controlados. Así las cosas cabe preguntar ¿La ARN es un regulador fuerte? ¿O se trata de una especie de escribanía destinada a refrendar las actividades de Nucleoeléctrica? ¿Puede un funcionario controlar correctamente a quien le paga el sueldo?
Para aclarar el panorama, lo primero a considerar es que en 1994 la CNEA fue dividida en tres organizaciones: una de ellas retuvo la denominación original, la otra es Nucleoeléctrica, que se encargó de las centrales nucleares, y la última el Ente Nacional Regulador Nuclear, más adelante ARN, constituida por el sector de la CNEA que se encargaba de la actividad regulatoria desde 1958. Si bien entre sus filas se encuentran profesionales de incuestionable calidad científica, los tres entes estatales mencionados están institucionalmente orientados a legitimar ideológica, científica y técnicamente la fábula de la seguridad de la que alardea el sector nuclear.
Eritema y edema 30 horas después de la exposición. La imagen no tiene relación con el accidente radiológico que motiva esta nota. Foto: Autoridad Regulatoria Nuclear.
Como parte de esta nota le preguntamos a Nucleoeléctrica el motivo por el cual el comunicado fue emitido varios días después de haberse producido el derrame. La empresa contestó que tuvo la intención de: Llevar tranquilidad a la población debido a que se aludió al evento en algunos medios de comunicación de manera distorsionada. Además ratificó que se trató de un evento de consecuencias radiológicas insignificantes que no requiere ser reportado a la ARN ni al público. Casi contradiciéndose con lo expresado por su gerente general, Jorge Sidelnik: En una situación de emergencia no sólo hay que considerar lo que sucede en la planta, sino también la ansiedad que se genera a nivel social, su temor y su desconocimiento de estos temas. Somos conscientes que eso se administra brindando información, sin subestimar lo que el público pueda llegar a pensar.
Monsergas pronucleares
El comunicado de Nucleoeléctrica fue difundido en facebook por CoolFM Calamuchita, y tuvo 57 comentarios. A lo largo de los cuales se aprecia la conflictiva relación afecto- rechazo que produce la energía nuclear. Afecto al presentarse como una solución, y rechazo al suscitar peligros y situaciones confusas. Entre los comentarios se destacan los de Roman, que trabaja en radioprotección en Atucha y considera que a la empresa se la defiende con fundamentos, no con agresiones. De esta manera explicó los detalles de su profesión a cuanta persona encontró en la red social.
Pero los comentarios de Roman fueron una rara avis en un desierto de monsergas pronucleares. Repasemos algunas: Lore comentó Para hablar sin saber sobran dolobus no ingeniero y/o físico nuclear; Luciano dijo Ignorantes que hablan sin saber nunca faltan los empuja la envidia igual les puedo asegurar que muchos de los que hablan mal después de eso mandan CV a nuestra planta; Maximiliano señaló Cuánto pelotudo suelto opinando de lo que no sabe O por envidia ya que le encantaría laburar en la Central y no le da el pinet.
Estudio comparativo de una región irradiada (izquierda) y una región sana periférica (derecha). Engrosamiento y alteración de la arquitectura dermo-epidémica. El incremento en el número y dimensiones de las señales hiperecoicas en el TCS es el correlato sonográfico de la presencia de trabéculas fibrosas. La imagen no tiene relación con el accidente radiológico que motiva esta nota. Fuente: Autoridad Regulatoria Nuclear.
Estos argumentos asocian la crítica a la energía nuclear con ignorancia y envidia. La conclusión es inadmisible, porque de ser así Alemania -que anunció un apagón nuclear- estaría poblada de ignorantes. Es oportuno traer a colación las palabras del biólogo y periodista ambiental Sergio Federovisky: La descalificación del otro siempre recurre a un tótem: la ciencia, talismán que anula la discusión y desvela que quienes critican el desarrollo nuclear en realidad ocultan finalidades ulteriores y espurias.
Mente estudiantil nuclear argentina
Las primeras 3 décadas de la CNEA coincidieron con el auge de la tecnología nuclear a nivel mundial, sus actividades gozaron de prestigio en buena parte de la sociedad argentina. De la mano de gobiernos militares de facto y fuertemente influenciada por la Armada, pobló distintos puntos del territorio con minas de uranio, reactores nucleares, complejos fabriles y laboratorios. Después, con el surgimiento del movimiento antinuclear y los accidentes de Three Miles Island y Chernóbil, la CNEA desplegó estrategias tendientes a inocular, en los imaginarios colectivos locales, una nueva opacidad de conciencia que acepte la cuestionada tecnología.
Esto explica la propaganda permanente de Nucleoeléctrica en las radios de Embalse, y las visitas de escolares de la región a la planta nuclear. Tanto Nucleoeléctrica como la ARN cuentan con programas o estrategias de comunicación con los alumnos de las escuelas cercanas a los complejos nucleares. Para aquellos que tachan de amarillista el discurso ambientalista antinuclear, le proponemos que consideren las campañas de Nucleoeléctrica, tales como Ponele energía al verano o El camino del átomo. Un remake -60 años después- de la publicidad del programa norteamericano Átomos para la paz.
La obra La energía no es un cuento en el Parque de la Energía Nuclear. Nucleoeléctrica explica que: El gran Merlín, Caperucita rock y el Sombrerero loco ayudan a Amelia a comprender el intrigante mundo de la energía nuclear.
Una investigación de la ARN recogió información en 2012 sobre las imágenes mentales de los alumnos de los últimos años del secundario, sobre la energía nuclear, la seguridad de las centrales nucleares, las radiaciones ionizantes, la regulación de la actividad nucelar y el impacto al medio ambiente de la energía nuclear. Como estrategia para intentar comprender en forma más acabada la información recolectada, se elaboró un Modelo de Mente Nuclear Estudiantil Argentina (MENAR). Una de las conclusiones del estudio de campo fue que en Embalse la percepción de seguridad de las centrales es mayor en comparación con alumnos de otras ciudades [17].
A 42 años del comienzo de las obras de la central nuclear, Embalse se quedó con aquel deslumbramiento inicial, y no percibó el declive de esta tecnología en los países que la desarrollaron. Después de todo, las centrales nucleares resultaron una manera peligrosa y costosa de calentar agua.
Referencias
Lecturas relacionadas:
Vázquez, M.A. y Pérez, M. del R., Guía para la respuesta médica en la fase inicial de una emergencia radiológica, Autoridad Regulatoria Nuclear.
Gómez Lende, Sebastián, División territorial del trabajo y circuitos espaciales de producción: la Industria Nuclear Argentina (1950-2007), Caderno de Geografia, vol. 20, núm. 33, enero-junio, 2010, pp. 16-57 Pontifícia Universidade Católica de Minas Gerais Belo Horizonte, Brasil.
La inserción de la tecnología nuclear en el entorno simbólico de la cultura humana, 21/07/16, No Queremos Inundarnos
Fuente No Queremos Inundarnos >> http://goo.gl/f6q6F1.