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Como a los nazis les va a pasar...
Por Patricia Walsh - Izquierda Unida -
Wednesday, Aug. 13, 2003 at 6:21 AM
Alternativa Socialista Nº 356 ( 31-07-03 )
Así hemos cantado, en tantas marchas, movilizaciones, actos, escraches, cortes de ruta, durante años, a lo largo y a lo ancho del país.
Lo hemos cantado los 24 de marzo en todas partes, y desde Congreso a la Plaza de Mayo, en los escraches a los genocidas, en el aniversario de la noche de los lápices, en la marcha de los apagones en Ledesma, o en la última y multitudinaria marcha en Santiago. Porque el torturador Musa Azar, ahora denunciado por el crimen de Leyla y de Patricia, en Santiago del Estero, es un genocida que viene de la última dictadura militar. Y hasta está denunciado en el listado de la Conadep.
Esa consigna, con música pegadiza y murguera, que hace que la voz cansada recobre entusiasmo, esa consigna que inventaron los hijos, ha señalado con claridad a los terroristas de estado, con la dimensión de su crimen, el genocidio, y con toda nuestra convicción de lucha, al afirmar que jamás nos resignaremos hasta que estén presos.
En nombre de nuestros compañeros.
Y de los 30.000.
En cada marcha ellos están, hemos cantado, y con la patria liberada volverán.
Nulidad de punto final, obediencia debida y los decretos de indulto a los terroristas de Estado fue mi principal compromiso de la campaña electoral en el año 1999, en el 2000, y en el 2001, cuando el pueblo de la ciudad de Buenos Aires, la ciudad donde nací, me supo honrar con una banca de diputada nacional. Aún hoy me emociona escuchar, cuando los compañeras o los compañeros que me presentan en algún acto, lo hacen diciendo “incansable luchadora por los derechos humanos”. Como no soy personalista, se me ocurre que la “Incansable lucha” la sostenemos entre todos. Con compañeras y compañeros como Vilma, Patricio, Herman Schiller, Marcelo Parrilli, el Toto Zimerman, el Gringo Giordano, y la lista se vuelve larga, porque no sólo somos nosotros, son los que en todas partes de este inmenso país recuerdan y reclaman contra la impunidad.
Cuando ingresé a la Cámara, en diciembre del 2001, esperábamos dar batalla contra muchas cuestiones pendientes. Pero insisto, la lucha contra la impunidad se volvía cada día más significativa, porque la entendimos como una lucha contra el genocidio de ayer y de hoy.
Más de 30 muertos del 19 y 20 de diciembre, y Kosteki y Santillán, se sumaron a la lista, donde ya reclamábamos por Víctor Choque, por Teresita Rodríguez, por Ojeda y Escobar. La lista es larga, tan larga como la impunidad.
No es tan casual que en la lista del juez Garzón se encuentre un comisario retirado como Ernesto Weber. El mismo apellido lleva su hijo, también policía, denunciado como uno de los que dispararon contra nuestros compañeros el 19 y el 20. No todo es como el Jurassic Park, no todos son dinosaurios, algunos dinosaurios ya criaron pichones de dinosaurio.
Mientras nosotros buscábamos a nuestros seres queridos, y reclamábamos por justicia, un nuevo genocidio cobró sus nuevos millones de víctimas. Esta vez silencioso, sin campos de concentración, sin sangre en las calles, el genocidio de la última dictadura militar fue silenciosamente reemplazado por el genocidio planificado en lo económico y en lo social.
Recuerdo la Carta Abierta a la Junta Militar que mi padre, Rodolfo Walsh, desparecido el día después de haberla firmado y mandado por correo, le dejara como testamento a su pueblo, verdadero destinatario de aquella Carta.
Esa carta denunciaba las atroces violaciones a los derechos humanos en las que incurrían los genocidas. Pero advertía, que peor aún son vuestros horrores de política económica, que condenan a millones de personas a una miseria planificada. Y denunciaba como horror de miseria planificada, y aunque usted no lo crea, en marzo de 1977, al 9 por ciento de desocupación.
Nueve por ciento.
Qué decir entonces hoy, de los compañeros de Cutral-Có, de Plaza Huincul, de Concordia, de Libertador, de San Salvador, de Mosconi, y la lista va escribiendo los lugares donde se corta siempre la ruta, donde se reclaman los planes, para sobrevivir, donde se levantan las ollas populares, donde se resiste y se lucha, aunque en esto va la libertad, tantas veces, y a veces hasta la vida.
Sólo en la lucha, en la movilización, en la organización, pongo expectativa y esperanza.
Sólo pongo confianza en nuestras luchas, en plural, y en la unidad que sepamos construir y defender.
Eso dije, días atrás, cuando hablé en la marcha de los apagones, en Ledesma.
Y desde ese acto, y desde esa lucha, y desde el gran acto en Santiago, contra la impunidad, al día siguiente, pedir una sesión especial, para el martes 12 de agosto, a las 14 horas, tiene otro sentido.
No es la primera que pedimos. Es la tercera.
Le reclamamos al bloque del PJ que se siente en las bancas.
Le reclamamos al bloque de la UCR que se siente en las bancas.
Los 111 diputados nacionales del PJ, y los 61 de la UCR, tienen la posibilidad de demostrarnos qué hacen con el mandato popular cuando ocupan las bancas.
Más de treinta diputados nacionales, de distintos bloques, incluso algunos peronistas y algunos radicales, ya sentaron posición.
Por la nulidad de las leyes de punto final, obediencia debida y los decretos de indulto a los terroristas de Estado.
Sabemos hasta qué punto los van apretar, para que si llegamos a votar algo, no voten a favor de la nulidad.
Les reconocemos su decisión, si la sostienen.
Sabemos que algunos ya saben que perderán la banca, y otros ni siquiera son candidatos. Y que entonces piensan, ya que hoy estoy, y mañana no, por qué no.
Nos parece una buena pregunta.
Ya que están, por qué no recordar entonces, a todos los muertos, los asesinados, los desparecidos, los torturados, los presos, los exiliados, los chicos robados, las casas allanadas y arrasadas, el terror más profundo que haya conocido la historia reciente de nuestro pueblo...
El terrorismo de Estado.
Por qué no recordar que miles y miles de caídos eran peronistas.
Y muchos radicales.
Que la mayoría era de izquierda, o eran simplemente luchadores. Por un país distinto. Un país socialista.
Por qué no recordar que la mayoría era muy joven. Por qué no decir la verdad. Que la mayoría no eran guerrilleros. Que eran simplemente obreros. Trabajadores.
Que la razón para dar el golpe fue terminar con esas luchas. Pero no sólo eso. Garantizar que no las hubiera a la hora de venir por todo.
No ganaron.
Aún si mataran al último guerrillero, escribía mi padre, la lucha no hará más que resurgir, bajo nuevas formas.
Lo hubiera hecho sonreír, a mi padre, el piquete y la cacerola. Le hubieran gustado las asambleas. Se hubiera sentido orgulloso del corte de ruta, cuando no se puede hacer ya otra cosa.
Le divertiría ver como se las ingenian ahora, los bloques mayoritarios de la Honorable Cámara, para disimular lo que ya sabemos.
Que son cómplices de toda impunidad.
Y que les es difícil cambiar, aunque ya no sepan qué cara poner.
Que si los llamamos a votar por la nulidad de punto final, obediencia debida, y los decretos que indultaron genocidas es porque cumplimos nuestro compromiso.
Pero insisto. Sólo confiamos en nuestra lucha. Sólo tenemos esperanza en nuestras organizaciones. Sólo le damos, una vez más, el voto de confianza a la memoria de nuestros seres queridos, nuestros caídos.
Por ellos damos batalla.
adhiero y comparto
Por nano -
Friday, Aug. 15, 2003 at 3:39 AM
Adhiero a la propuesta de IU y de la compañera Patricia Walsh. La alternativa es llegar a un socialismo, único sistema que con democracia obrera permite a los trabajadores gobernar y vivir con dignidad, sin tener que soportar explotación y privilegios de hiperminorías monopolistas que siembran muerte. Hasta la victoria siempre.
La 'anulación' no es lo que parece
Por po -
Friday, Aug. 15, 2003 at 4:49 AM
EN VISPERAS
DEL ACUERDO CON EL FMI Y EL AUMENTO DE TARIFAS
LA
"ANULACION" NO ES LO QUE PARECE
Un pacto para
salvar los indultos e impedir las extradiciones
JORGE ALTAMIRA
Hasta la mañana del martes 12, ni el PJ ni la UCR estaban dispuestos a votar la anulación de la obediencia debida y del punto final y para evitar hacerlo habían intentado presentar un proyecto llamado de "inoponibilidad". Una de las voces más oficiales del peronismo, Chiche Duhalde, había declarado públicamente que se oponía a la anulación; todos los diarios hicieron saber que su marido tenía exactamente la misma posición. Rosendo Fraga, un politólogo del "establishment", había escrito que la anulación era "peligrosa" porque podía afectar a numerosos militares retirados e incluso a algunos en actividad. Todos estos planteos y pronunciamientos no podían sorprender a nadie, toda vez que esos mismos partidos votaron en su momento esas leyes que ahora se planteaba anular e incluso habían votado más tarde, en 1998, una derogación de ambas que no tenía ningún valor si se trataba de enjuiciar a los responsables de los crímenes de la dictadura.
El giro que produjeron a media mañana del martes fue el resultado de un pacto del gobierno con la bancada justicialista para excluir a los indulto de la anulación a los indultos, porque esto habría significado la inmediata prisión efectiva de todos sus beneficiarios; se dio así la paradoja (o, mejor, la descomunal hipocresía) de que se mantuvo en vigencia la medida más arbitraria de las dictadas para dejar a los militares en libertad.
"Según trascendió, pesó decididamente en este cambio de actitud del bloque del PJ la insistencia directa de Kirchner. A cambio, se evitó en principio incluir el tema de los indultos a los comandantes de la dictadura concedidos por Menem" (Clarín, 13/8). El alcance o valor estratégico de este pacto fue tal que hasta los menemistas votaron las anulaciones, una vez que quedó salvado el indulto.
El pacto tiene, con todo, un alcance mayor: evitar las extradiciones pedidas por la justicia de España. En la misma mañana Kirchner había dictado un decreto de adhesión a la convención internacional que declara imprescriptibles los crímenes contra la humanidad. Sin embargo, no se había secado la tinta del decreto ni terminado la votación en Diputados cuando el 90% de los "juristas" de derecha y de centroizquierda ya estaban diciendo que todo esto no pasaba de una "proclama", porque no era aplicable a delitos cometidos con anterioridad a la sanción de estas disposiciones. Lo dijo así, redondamente, el constitucionalista Sabsay, que hace sólo dos meses figuraba entre los candidatos de Kirchner para ir al gobierno o a la Corte. Lo reconoció también así Elisa Carrió en el debate en Diputados, al decir que quedaba siempre el recurso a la Corte Interamericana. Lo que todo esto puso en evidencia es que sin la disolución del Poder Judicial existente, que está encargado de proteger al Estado capitalista, y el reemplazo de los gobiernos capitalistas, el "juicio y castigo a los culpables" y la "cárcel a los genocidas" no podrían ser satisfechos. Ha quedado otra vez en evidencia que la "división de poderes" es un truco del régimen capitalista para trabar y dificultar la realización de las reivindicaciones populares.
La base política de la maniobra es muy clara: armar una excusa jurídica para impedir la vigencia del convenio de extradición con España, que invocó el juez Garzón para reclamar la detención de medio centenar de oficiales de la dictadura y llevar a un pantano jurídico el castigo a los responsables y ejecutores del genocidio. Salir de esta situación gobernó en todo momento la política de Kirchner. Por eso, precisamente, no vio desafiado en ningún momento el control de la situación en las fuerzas armadas (a diferencia de lo que le ocurrió a Alfonsín) e incluso obtuvo el completo apoyo de Bush y del Pentágono. Zaffaroni y Carrió (y hasta Alderete de la Ccc, que en su momento había denunciado la extradición de Pinochet en Londres) repitieron hasta el cansancio su oposición a las extradiciones, lo que significa que consideraban a la impunidad, dentro de Argentina, como el mal menor. Frenar la posibilidad de extradiciones generalizadas, salvar los indultos y llevar el tema a la vía muerta fue la plataforma que unificó a todo el arco que va desde la Iglesia hasta el centroizquierda y la izquierda democratizante (Patricia Walsh declaró, más de una vez, que "prefería" que los juicios se hicieran en Argentina, como si esto fuera una salida viable para condenar a los genocidas).
Izquierda Unida apoyó sin vacilar el pacto de eliminar del proyecto a los indultos. Que el acuerdo no tenía un carácter "táctico" se demostró enseguida cuando Patricia Walsh no denunció esta maniobra e incluso festejó y saludó la adhesión de los partidos cómplices de la impunidad a la anulación mutilada que estaba en votación.
"La propia Walsh, cuyo proyecto de ley impulsó a la sesión especial que finalmente declaró nulas las leyes de perdón, dejó de lado (a fin de lograr la anulación de las normas) su proyecto de nulidad que incluía la mayoría de los indultos dictados por el ex presidente Carlos Menem en 1989 y 1990" (La Nación, 13/8).
Patricia Walsh e Izquierda Unida se incorporaron así al campo político oficial. Al apoyar la maniobra oficialista participan del engaño de que habría una voluntad política del gobierno de ir hasta el final en el "juicio y castigo", algo que éste ni siquiera reivindica. Lo mínimo en la situación creada era naturalmente defender el propio proyecto de ley, incluyendo la anulación de los indultos y denunciar al gobierno y al peronismo por la maniobra que estaban armando. Que IU no hubiera hecho esto no debe sorprender desde el momento que apoya la designación de Zaffaroni para la Corte (IU firmó con 30 diputados del centroizquierda un texto de apoyo a la nominación de este). Luis Zamora sí denunció a los partidos del sistema y varios aspectos de la maniobra en curso y reforzó esa denuncia con un voto negativo.
Es que la maniobra política oficial no se limita al tema de evitar la extradición. En estos mismos días, los titulares de los diarios estuvieron poblados de noticias decisivas: se firma con el FMI, se aumentan las tarifas, se "compensa" a los bancos, se envía un proyecto de ley a favor de los laboratorios norteamericanos, se utilizará mano de obra de los planes trabajar (150 pesos) en emprendimientos públicos y privados (algo que ya ocurre), se autoriza el operativo militar Aguila con tropas norteamericanas (las que reciben garantías de inmunidad por los delitos que cometan), se otorgan facultades de entrega petrolera a las provincias; en suma, se desarrolla a fondo un programa capitalista y proimperialista.
La "renovación" que se le adjudica a Kirchner se puede ver en el apoyo a los Solá, Duhalde y Ruckauf; a la mafia de gobernadores del justicialismo; a Ibarra; ahora, el apoyo a Romero en Salta. Kirchner no disimula que su propósito es atravesar los meses de elecciones y "arrancar" en diciembre con un Congreso manejado en acuerdo con la patota bonaerense.
La maniobra de Kirchner contra las extradiciones y los fallos judiciales que habían declarado la inconstitucionalidad de la obediencia debida y el punto final tiene un alcance más general o estratégico: reconstruir el poder del Estado parcialmente golpeado por el Argentinazo y la bancarrota económica, y llevar adelante la agenda de salir de esa bancarrota capitalista en beneficio de los grandes pulpos económicos.
El gobierno Kirchner se perfila, no como una variante antiimperialista, sino como la punta de lanza del Alca, una vez que se puedan negociar algunos arreglos comerciales. En contraste con Brasil, la burguesía argentina no se opone a otorgar al gran capital internacional la más completa libertad de penetración económica, siempre que reciba como contrapartida ventajas de comercio exterior para la patria exportadora. La caracterización del gobierno tiene que ser hecha de conjunto, en función de los intereses sociales que representa, defiende y protege, y de ningún modo según la demagogia ocasional que emplee. Luego de la larga experiencia histórica latinoamericana de la burguesía nacional, esto último es ya imperdonable.
Recordando a Rodolfo
Por Silvia -
Sunday, Aug. 24, 2003 at 2:54 PM
wgills@earthlink.net
Es emocionante que sea justamente la hija de Rodolfo Walsh la que haya presentado este proyecto de ley contra la infamia del olvido y la impunidad. Rodolfo Walsh fue uno de los inclaudicables luchadores por la justicia, a traves de su militancia, de sus articulos periodisticos y de sus libros, como "Operacion masacre" (denuncia detallada de los asesinatos en el basural de Jose Leon Suarez, cometidos por miembros de las fuerzas armadas y la policia argentina contra activistas de la resistencia peronista combativa). Por esos crimenes nadie fue sentenciado, como nadie habia pagado por los crimenes de los obreros anarco sindicalistas durante la Semana Tragica, de la misma manera que tampoco se encontraron los culpables por los atentados en la AMIA. Que se acabe la impunidad de los crimenes cometidos por las fuerzas armadas, la policia y los "que mandan"!! Bravo Patricia Walsh, Abuelas, HIJOS, CELS y todos los que luchan por un Dia de Justicia.
soy nazi
Por nazi -
Wednesday, Sep. 17, 2003 at 9:08 AM
nazi@nazis-es.com
soy unos hijos de puta