D'amico con la ex favorita de los Juárez : Argentina Indymedia (( i ))

La Voz del Interior - C�rdoba, Argentina, Domingo 24 de noviembre de 2002
Por Sergio Carreras (enviado especial a Santiago del Estero)

Cristina Flores todav�a le cuesta dormir en su pabell�n del Instituto Penal de Mujeres de Santiago del Estero. Padece ataques pasajeros de depresi�n, tiene vivo el recuerdo de cuando vio ascender por sus piernas las escamas de una repentina psoriasis, sufre por no poder estar con su �nica hija y porque cree que todos los santiague�os est�n convencidos de que ella est� presa por traidora, por desleal y por una vanidad sin barreras que la llev� a exigir zapatos, vestidos y regalos a cada mujer que pas� por su despacho de diputada.

Cristina Flores est� en la c�rcel desde el 21 de agosto. Ese d�a se entreg� a los jueces santiague�os. Durante m�s de ocho meses, desde diciembre del a�o pasado, vivi� como una pr�fuga y se convirti� en la santiague�a m�s buscada del pa�s, con pedidos de captura ante Interpol y el FBI.

En aquellos d�as, se dec�a que cualquier jefe policial o sabueso de la Secretar�a de Informaciones (encargada del espionaje) habr�a dado un dedo de la mano por poder ofrecer su captura como una ofrenda al pie de los monarcas pol�ticos de la provincia: Carlos �Tata� Ju�rez, el caudillo cinco veces gobernador, y su esposa Mercedes �Nina� Aragon�s, vicegobernadora y jefa de la temida Rama Femenina del peronismo. �Qu� terrible pecado cometi� Cristina Flores? �Asesin� a alguien? �C�mo pas� de ser la segunda mujer m�s poderosa de la pol�tica local a encargarse de la limpieza de la capilla y la vajilla de la c�rcel de mujeres santiague�a? �C�mo fue que lleg� a la dur�sima situaci�n actual, en la que denuncia haber sido torturada en la prisi�n por un funcionario del juarismo?

La leyenda de Cristina

En una provincia prol�fica en leyendas pol�ticas, la leyenda de Cristina Flores nunca pas� inadvertida. Nacida en la capital santiague�a hace 47 a�os, hija �nica, morocha, de baja estatura, por toda la provincia corri� la historia de que ella lleg� a triunfar en la pol�tica luego de haber sido mucama y secretaria personal del matrimonio Ju�rez, que la habr�a considerado poco menos que como una hija. La hija que nunca pudieron tener.

En la entrevista exclusiva que, por escrito, contest� desde la c�rcel para La Voz del Interior (ver �Soy una presa...�), Cristina neg� ese supuesto origen de escobas y repasadores. Afirm� que nunca vivi� una situaci�n dif�cil como para necesitar trabajar de mucama. Que siempre tuvo �las comodidades normales de una familia com�n, sin jam�s sufrir padecimientos econ�micos�. Que para conocer el confort, no necesit� de la pol�tica. Record� tambi�n que su padre fue diputado provincial y convencional constituyente por el peronismo en 1950. Y reconoci�, eso s�, que toda su carrera pol�tica se la debe al matrimonio Ju�rez.

De la mano de Nina, Cristina fue subiendo escalones en la pol�tica santiague�a hasta convertirse en su dirigente m�s cercana. Se la consideraba su mano derecha en los asuntos relacionados con la vida interna de la Rama Femenina. Para llegar hasta Nina, hab�a que pasar primero por ella, quien era como el term�metro del humor de la vicegobernadora. Si Cristina estornudaba, todas las dem�s dirigentes de la Rama corr�an a comprar pa�uelos para la se�ora Nina.

A fines del a�o pasado, todo cambi�. Los J�arez, despu�s de renunciar a la gobernaci�n, �l, y a la vicegobernaci�n, ella, se fueron a ocupar cargos en el Congreso de la Naci�n. Cristina Flores fue acusada de haberse plegado a la idea de gobernar la provincia prescindiendo de la pareja de caudillos.

Cuando trascendi� el complot, los Ju�rez volvieron a renunciar a sus cargos y regresaron a Santiago del Estero. Cristina Flores se transform� autom�ticamente en mala palabra. Maestras, juezas, polic�as, encargadas de unidades b�sicas, comenzaron a recibir la orden de presentar denuncias judiciales contra ella. Les dijeron tambi�n que no le dirigieran m�s la palabra. Que la ignoraran, le esquivaran el saludo y hasta la escupieran si la cruzaban en la calle, como denunci� despu�s una empleada de los tribunales a la que echaron del trabajo por negarse a inventar una causa para acusar a Flores.

Las 17 denuncias se fueron presentando en distintos tribunales. �Una farsa total�, dijo a este diario su abogado defensor, Domingo Cavallotti. �Todas las denuncias eran iguales, fotocopiadas, con puntos suspensivos en los lugares en que cada mujer deb�a poner sus datos y mencionar el regalo que supuestamente mi clienta les hab�a pedido�. La acusaci�n elegida casualmente por todas las denunciantes, tambi�n casualmente al mismo tiempo, pese a que eran hechos ocurridos a�os atr�s, fue que Flores les hab�a exigido regalos a cambio de la realizaci�n de tr�mites.

Torturas

Cuando no hab�a cumplido un mes de c�rcel, el 19 de setiembre, Flores recibi� la visita del secretario de Seguridad, Jorge D�Amico. Las visitas, m�s de 20 en total, se hicieron habituales y rompieron los nervios de Flores hasta el punto que decidi� denunciarlo por torturas.

El ex mayor del Ej�rcito D�Amico es mencionado por organizaciones de derechos humanos por la actuaci�n que habr�a tenido durante la dictadura. Flores lo acusa de que se presentaba en la c�rcel fuera del horario de visitas, la sacaba de su pabell�n y con �hostilidad profesional� y de manera sistem�tica, la maltrataba duramente, aunque sin llegar a lo f�sico. Seg�n su denuncia, entre gritos y maltratos, D�Amico alternaba amenazas, presiones, preguntas intimidatorias que le destrozaron la psiquis y su voluntad. Le dec�a que no ver�a nunca m�s a su hija, y luego le promet�a una r�pida libertad.

Con paso castrense, habr�a caminado dando vueltas a su alrededor, mir�ndola y en completo silencio, mientras ella temblaba. Le ped�a que cambiara sus declaraciones judiciales y, en ese estado de �manipulaci�n psicol�gica�, la habr�a obligado a nombrar a un abogado m�s del agrado del Gobierno.

Esa mec�nica tortuosa, dice Flores, la �quebr� y le provoc� la aparici�n de psoriasis (constatada por un perito judicial), insomnios, depresi�n y gastritis. Adem�s, le prohibieron elegir las visitas y hasta hoy s�lo la pueden ver miembros de su ex familia pol�tica, aunque hace tiempo que est� divorciada. Pese a las numerosas llamadas realizadas a su secretaria, D�Amico no pudo ser localizado por este diario.

El defensor de Flores ya cuenta con cuatro testimonios de mujeres que fueron echadas de sus trabajos por haberse negado a denunciar a Cristina Flores. �Es una cautiva pol�tica�, dice Cavallotti, quien no se atreve a afirmar que el matrimonio gubernamental est� detr�s de la detenci�n. Cristina Flores tampoco puede saberlo.

El �nico mensaje del Gobierno que recibi� en los �ltimos meses fueron las visitas de D�Amico.

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