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Reportaje a Charly, bajista de la banda de Miguel Bru
Por Ruben Bocasucia (((i))) -
Thursday, Aug. 11, 2005 at 3:08 AM
autroja@hotmail.com
Reportaje a Charly Rios
bajista de la banda Chempes 69, donde cantaba Miguel Bru Reportaje a charly, ex bajista de chempes 69 “Miguel siempre transpiraba Solidaridad” La calurosa tarde del sábado 22/9/01 me encontró
pedaleando en la bici. Llegué cansado hasta la casa de Charly que (junto a un
grupo de personas) alquila en la calle 6. Él es el ex bajista de Chempes 69, la
banda donde cantaba el desaparecido Miguel Bru. Antes del ensayo con su actual
grupo (Tres Tiros), hablé con él un rato sobre su pasado, presente y futuro de
lucha. H Bocasucia:
Comencemos esta charla desde tu niñez. Charly: Como nací el 7/12/70, supongo que tengo 30
años. Mi viejo venía de una familia obrera de Tolosa. Mi abuelo era comunista
militante. Laburó en YPF y participó en un montón de conflictos. Fue perseguido
por el peronismo. Murió a los 48 años, por mala praxis. Mi tío decía que lo
había matado el sistema. Él lo ayudaba cargando los fierros; una historia muy
pesada. Boc: En ese
hogar, ni más ni menos, se crió tu viejo. Charly: Mi abuelo tuvo tres hijos: mi tío Oscar
(desaparecido), mi tía Niki y mi viejo (también desaparecido). Papá de chico
empezó a laburar en fábricas. A los 4 años ya leía y a los 6 estudiaba historia
griega. Mi abuelo (además de la escuela) les imponía toda una formación, no
dejaba que el Estado eduque a sus hijos del todo. Fueron tipos muy apasionados
con la militancia. Estaban en la Fede, pero luego con el conflicto
cubano-soviético los echaron del PC. Eran como 200. Ambos ya estaban
convencidos de crear una organización política. Pasaron tibiamente por el
guevarismo, para terminar en el maoísmo pro albanés. Tipos muy sujetos a la
realidad internacional. Fundaron un partido: el «PC (M-L)», Partido Comunista
(Marxista Leninista). Eran tres grupos: uno venía de Vanguardia Comunista, otro
del socialismo y el otro grupo (el que forman, entre otros, mi papá y mi tío)
llamado «Los Cabezones». Boc:
Recuerdo (cuando tenía 15 años), haber leído en los diarios sobre un milico que habían secuestrado, el general
Pita. ¿Tuvieron algo que ver con todo esto? Charly: Sí, lo secuestraron ellos; lo tenían en el
sótano de una carpintería. Yo tenía 8 años y mi viejo me llevaba seguido ahí.
No lo vi, pero sabía que estaba. Pita era el interventor de la CGT. Lo
secuestraron para cambiarlo por 3 cumpas que los habían chupado. Los milicos
dijeron: no cambiamos nada, si quieren háganlo mierda. Al tipo no lo quisieron
voletear y se escapó. Creo que lo tendrían que haber matado. Después de esto,
el Partido tenía toda la policía atrás. Papá fue uno de los últimos jefes
guerrilleros en caer. Teniendo los medios, ni mi viejo ni mi tío se fueron del
país. A mi viejo lo agarran en una reunión en Témperley que era una ratonera.
Venía zafando de varias: a los tiros por la calle, corriendo en calzoncillos,
de madrugada. La mujer de él había caído en Villa del Parque. Papá estuvo como
un año zafando, con toda la ferretería en el auto. Tengo recuerdos muy fuertes
de esa época. Boc: Pero
vos, ¿dónde te encontrabas en ese tiempo? Charly: Vivía con mi mamá en Los Hornos, porque estaban
separados. Mi viejo desaparece en la noche del 24/5/78, una semana antes de que
empiece el mundial de fútbol. Mi tío había caído unos días antes. Me contó un
compañero que zafó que a papá lo atrapan, se pelea a las trompadas con dos
tipos grosos de la Marina y les gana. Sale corriendo y le pegan un tiro en la
espalda. Lo llevan al Banco de Ezeiza, un lugar de traslado, donde estuvo un
mes. Después lo pasan a El Palomar, y de ahí, en lo que se conoció como los
«vuelos de la muerte»: iban 200 millas mar adentro y los arrojaban. Les abrían
la panza para que les entre agua y se hundan. Todo esto me enteré por relatos
posteriores de sobrevivientes. Me encontré con gente que lo conoció a papá y me
contó lo que sabía. Armé la historia del Partido; eso me ocupó casi toda la
adolescencia. H Boc: Luego,
la lucha por el esclarecimiento del genocidio dejó al descubierto bastante de
lo que sucedió. Charly: Yo era pibito. Así y todo, no me comí ese
discurso oficial (desde la izquierda) de que los desaparecidos lucharon por la
democracia. Lucharon por democratizar la sociedad, que es muy diferente.
Pelearon por el Poder Popular, por el Socialismo. Otros, por un nacionalismo
confuso, pero que en definitiva se oponía a esto. En realidad, la gente
esperaba justicia, pero los políticos fueron traicionando una a una las
banderas que en época de elecciones levantaban. No voto porque no creo en este
circo, pero no soy apolítico. Boc: Y cómo
llegás a conocer a Miguel y la casa de calle 69 (una de las primeras
experiencias okupas de la ciudad) que venían de una historia distinta a la
tuya? Charly: Lo conocí por una amigo común, un abogado.
Luego Miguel me presentó al Chino, un punk que tocaba la batería. Yo me había
comprado un bajo y ellos necesitaban un bajista. Entonces lo llamé a José, un
amigo mío que tocaba la guitarra y que también era hijo de desaparecido. José
vivió varios años exiliado junto al hermano, al que le decían Chempes. Ese
nombre se lo pusieron cuando jugaba al fútbol en Brasil (una de las etapas del
exilio) por Kempes, el goleador argentino. Cuando después llegan a Suecia,
descubren que Chempes (en sueco) significa luchador, guerrero. Y como la casa
okupada en la que ensayábamos quedaba en la calle 69, decidimos ponerle así al
grupo. Éramos los guerreros de la calle 69. Fue mi primera banda. Boc: La
familia de José ¿por qué se tuvo que exiliar? Charly: José tiene 8 parientes desaparecidos. Hace
poco encontraron a una prima de él nacida en cautiverio. Su papá estaba en el
PC (M-L), junto con mi viejo. Con él me juntaba a tocar la guitarra tardes
enteras. Boc: Me
acuerdo ahora de la formación que debutó en El Bar (de 7 y 47), aquel 1/1/93:
el Chino en batería, Miguel en la voz, José en la guitarra y vos en el bajo. Charly: Y el Choza esporádicamente. Nosotros no queríamos
hacer sólo punk, pero sucedía que nos salía todo punk, porque recién
empezábamos. Cada recital era trasladar nuestra vida en la casa al escenario.
Tocamos 4 o 5 veces más. En Zeppelin (el último recital con Miguel) había como
100 personas. Ese fue el mejor: el grupo empezaba a sonar ajustado y a tener su
perfil. H Boc: Vos que
estuviste cerca de Miguel, ¿Cómo era él? Charly: Miguel era un tipo muy inteligente,
desaprovechado como todos nosotros. Tenía una cabeza muy adelantada. Venía
desde su precario anarquismo y despuntaba su sensibilidad, que la he visto en
muy poca gente. Si no hubiera pasado lo que pasó, hubiéramos sido muy buenos
amigos. Su actitud ante la vida me hacía reflexionar. Y más ahora, a la
distancia. Rescato de él su coherencia entre lo que decía y lo que hacía. Un
tipo que por ejemplo una noche, eran las 3 y no se podía dormir: el partido de
Rico pintaba todos los árboles de la ciudad con cal. Él dijo: -no voy a
permitir que en mi cuadra hagan esto los fachos; salió con un cepillo y limpió
todos los árboles de la cuadra, en plena madrugada. Miguel siempre transpiraba,
chorreaba solidaridad por todos lados. Un pibe sufrido, de barrio, al margen de
muchas cosas. La Universidad le chupaba un huevo. Una vez, entro a la casa y me
encuentro a una mina de la cuadra con sus dos hijos, escondidos. Tenían mucho
miedo. Vivían con un malviviente, digamos, un lumpen que andaba de caño. Cuando
Miguel vio que la empezaba a cagar a palos, le puso un botellazo en la cabeza
que le arruinó la cara. Que loco, porque a uno de esos pibitos, ahora lo veo en
las marchas, en los cortes de ruta. Algo de Miguel quedó en las luchas. Boc: Yo lo
he visto una vez subirse Miguel, Carolina (la novia) y sus dos perros (Dago y
Magui) a un taxi. El tachero se quería morir, pero igual los tuvo que llevar. A
la vez me acordaba cuando en las marchas por la desaparición de Miguel los dos
perros iban adelante, como sabiendo que, de alguna manera, ahí estaba su dueño.
Los perros son increíbles. En la casa ¿quiénes vivían? Charly: Había universitarios del interior con muy
pocos recursos; gente que si tenía que pagar un alquiler, no comía. También
había punks y rollingas. El otro día me lo crucé al Chino y me dijo: -¿viste
Okupas?. Y nos cagamos de risa porque las situaciones y los personajes eran los
mismos. La casa era una fiesta casi todo el tiempo. Toda gente joven; ninguno
más de 25 años. H Boc: El hecho
de haber vivido varios casos de desapariciones en tu familia y su entorno, y
después volver a vivirlo con el cantante de tu banda ¿cómo te afectó? Charly: Es doblemente sorpresivo cuando te pasa.
Con un amigo de papá definíamos la desaparición como un dolor sin fin. La
incertidumbre total sobre lo que pasó. Boc: ¿No te
pasaba como a otros, de verlo por la calle? Charly: No, porque cuando se descubre que detrás
de todo esto estaba la policía y el hijo de puta del juez Amílcar Vara, lo
asumí al toque. Para mí desaparición es muerte; y un rastro de agonía
interminable. La desaparición es la cobardía más absoluta del Estado. Ahora
están los «Juicios por la Verdad» que no sirven para nada, sólo para cagarlos
bien a patadas, como pasó cuando vino Suárez Mason. Temblaba como una rata. Boc: Alguna
vez los asesinos de Miguel ¿estarán así? Charly: Lo van a estar. Creo que al sargento Justo
López habría que darle un disparo «justo» en la frente. Boc:
Volviendo al grupo, las letras de Chempes 69 (aunque tenían un toque de delirio
y de poesía), eran bastante politizadas. Recuerdo ese tema que terminaba
repitiendo: ¡¡¡Hay que matar al presidente!!!. Charly: Las letras las hacían Miguel y José, pero
todos estábamos de acuerdo. Pese a que teníamos diferencias, las letras
calzaban justo y eran motivo de alegría. Boc: Quienes
fuimos a las marchas en los primeros años, pudimos ver cómo Rosa (la mamá de
Miguel) creció con la lucha, tanto política como personalmente. Charly: Yo la amo. La adoro por que sé todo lo que
ha sufrido esa mujer. Cuando Miguel vivía era una mina que se preocupaba por
saber cómo estaba su hijo. Se venía caminando desde Berisso para hablar con él.
Y Miguel por poco le explicaba la revolución permanente, ja, ja. Después de la
desaparición de Miguel pegó un gran salto. Al principio no podía ni se animaba
a hablar, ahora lo da vuelta a cualquiera. Las Madres de Plaza de Mayo han
pasado por una experiencia similar. Después que lo desaparecen a Miguel, me fui
a vivir a la casa. Y me pegó muy mal, porque vivía borracho, depresivo, con
picos de violencia absoluta. Toqué fondo. Boc: Pero
saliste del pozo, porque después te vi militando en organizaciones: en Hijos,
en Quebracho... Charly: Sí, soy un loquito bárbaro. Estuve en el
campamento de Córdoba donde nació Hijos, y fundamos acá la regional rebelde que
impuso muchos puntos que varios no se hicieron cargo. Hay muchos Hijos que
simpatizan con las ONG, Amnesty, la socialdemocracia europea y toda esa mierda.
Seguro que hoy deben estar condenando el atentado a las Torres Gemelas. Todo
dentro de esa política mezquina, basura, hipócrita, canalla. Pero bueno, hay
otros Hijos que no. Ahora milito en mi lugar de trabajo, en el ministerio de
Economía, como delegado contra la privatización de Rentas. H Boc: ¿Te
acordás de las imágenes de Miguel que vimos a los pocos meses de haber
desaparecido, esas imágenes cuando está en un asado refeliz, bailando con una
remera de los Redondos y tomándose varios vinos? Charly: Sí, cuando las vimos muchos nos quebramos. Boc: Las
volví a ver el año pasado después de la marcha por Miguel. Habían pasado casi 7
años. Y tuve una sensación extraña: Miguel me parecía mucho más chico que
aquella vez, como congelado en la pantalla. Charly: Es que nosotros crecimos y él no. Yo igual,
no puedo verlo realmente en una foto o en una filmación. Lo recuerdo como era:
un chabón alegre por la calle, con su actitud de estar siempre agitando algo.
Miguel era un generador de anécdotas, sobre todo graciosas. Boc: ¿Cómo
viviste el final de esta lucha, el juicio? Charly: Me parece que mucho de lo que se logró es
producto de la lucha de Rosa y el huevo que pusieron los amigos de Miguel. Los
milicos involucrados tienen que estar presos o muertos. Yo pienso así: me sacan
un amigo, yo les sacaría la vida. Paredón, paredón para estos hijos de puta. La
desaparición de Miguel, ese método, esa tecnicidad ¿dónde la aprendieron?. De
la experiencia que acumularon los milicos durante el Proceso. ¿O acaso no pudo
haber sido que alguno de los asesinos de Miguel, haya sido uno de los que
torturaron a nuestros familiares en aquella época?. Ellos acumulan experiencia,
pero nosotros también. Y el gran problema que tienen es que la razón nos
acompaña. Boc: Ellos,
a pesar de todo, todavía tienen la fuerza. Charly: Sí, pero guarda que la fuerza está
empezando a crecer de nuestro lado. Pese a la CTA y a la CCC, que quieren
frenar los procesos reales de lucha y transgresión. Pero el pueblo empieza a
empujar y a empujar. Como al Negro Martino (del MTR), que lo dejaron solo,
cuando la CTA se borró. Pero su gente siguió firme y lo bancó. ¡Y después me
vienen a hablar de la Marcha Grande y no sé qué carajo contra la pobreza!.
Hicieron cortes con caminos alternativos, como si el piquete fuera algo
simbólico. ¿Por qué no hacen otra cosa?. Ellos tienen un kilombo bárbaro en
tratar de imponer su política. Porque a pesar de todo, la bronca crece. Y
pronto, el pueblo los va a echar a patadas a todos. A ESTA MIERDA DIGO NO, ALGÚN DÍA VENCEREMOS. CADA CUAL SE VA A OCUPAR DE QUE TODO SALGA BIEN. SÍ YA SÉ, YO TE ENTIENDO, HAGÁMOSLO AHORA. EL MAÑANA ES NUESTRO. ESTAMOS VIVOS, TENEMOS OÍOS, HEMOS CRECIDO, SABEMOS PENSAR. YA ME PARECÍA A MÍ QUE LA VIDA NO ERA ASÍ. EL FUTURO ES NUESTRO. NO TE DEJÉS CONVENCER POR AQUELLOS QUE ESTÁN MUERTOS, QUE NO QUIEREN PROSEGUIR, QUE ESTÁN RESIGNADOS. NO TENÉS POR QUÉ SER BOBO. EL FUTURO ES NUESTRO. TODO ESTO ES UN INVENTO DE UNA MÁQUINA FATAL; NO ME IMPORTA EL DINERO, LA AMBICIÓN, EL MIEDO. EL FUTURO ES NUESTRO. (CANCIÓN DE CHEMPES 69, ESCRITA POR MIGUEL Y
JOSÉ) Esta nota salió publicada en Setiembre de
2001, en el Nº 3 del fanzine que realizo, que se llama Hasta la Victoria El Futuro es
Nuestro
SI TU VIDA NO ES ASÍ