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Perpetua a von Wernich: una pequeña lágrima de alegría
Por Alberto a. Arias (de Signos del Topo) -
Tuesday, Oct. 09, 2007 at 5:00 PM
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UNA LÁGRIMA DE ALEGRÍA, PERO PEQUEÑA, QUE NO LOGRA AHOGAR NUESTRA INDIGNACIÓN
Perpetua a von Wernich. Una lgrima de alegra, pero pequea, que no logra ahogar nuestra indignacin
He aqu una lgrima de alegra por la condena actual de von Wernich, y nuestro deseo de que esta basura inhumana con cuello blanco y traje negro termine sus das en la crcel. Von Wernich, cura torturador y asesino, es un protegido aun hoy de la Iglesia Catlica, Apostlica y Romana: sta le brind en 1996 la proteccin necesaria para que se "borrara" de la Argentina y siguiera ejerciendo su "sacerdocio" en la parroquia de un ignoto pueblo chileno, El Quisco, donde fue hallado en 2003.
Pero esta condena a manos de la Justicia del Estado capitalista no alcanzar a esconder a nuestros ojos la impunidad existente, que solamente se puede sostener por la proteccin estatal y por la complicidad de todos los estamentos (Iglesia incluida) de la clase social responsable y benefactora del golpe genocida de 1976.
El Estado es hoy el responsable de aportar toda la parafernalia jurdica y poltica para hacer posible esta impunidad clasista. Hay miles de von Wernich disfrutando de su impunidad en libertad.
Pero quin preside el Estado hoy? Los Kirchner, los gobiernos provinciales, los partidos gobernantes a lo largo y ancho del pas. Por eso, este gobierno (como antes los de Alfonsn, Menem y de la Ra) es un gobierno encubridor. Con su mentirosa poltica de "derechos humanos" encubre las reponsabilidades del pasado y su propia poltica miserable actual: sus polticas de privilegio para las clases explotadoras y su represin a los que luchan.
Su indignante complicidad no slo deja a miles de criminales y cmplices libres; deja a Jorge Julio Lpez desaparecido, a cientos de mujeres desaparecidas y asesinadas a manos de tratantes y prostituidores (con la complicidad de instituciones del "derecho" y la "seguridad"), al asesino de Carlos Fuentealba alegremente haciendo campaa "presidenciable", a miles de luchadores procesados y a millones de nios, adolescentes, ancianos, mujeres y trabajadores hundidos en la miseria, la ignorancia, la confusin y la desesperanza.
Y como si todo esto no fuera demasiado, ahora ni siquiera ocultan su complicidad con los genocidas nmero uno del mundo, que se preparan para avanzar sobre Irn y conducirnos a la masacre en masa. (Y ni aun con esto se les cae la cara de vergenza en sus actuales e hipcritas homenajes al Che!)
As las cosas, esta lgrima de alegra es una pequea lgrima, una pequea alegra que no logra ahogar toda nuestra indignacin por el rumbo actual de la vida, esta nica vida. De aqu, y de la presencia de tantos miles de compaeros (y sus hijos) desaparecidos, torturados y asesinados salvajemente, nuestro profundo deseo de que todos los que decimos querer otra vida, otro mundo, nos comprometamos en una lucha unida que nos devuelva las verdaderas dignidad y libertad humanas.
Buenos Aires, 9 octubre 2007
Alberto a. Arias
(poeta y editor de Signos del Topo)
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