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El crimen del mapuche-aymara Atahualpa MartÃnez en Viedma
Por Tomás Eliaschev / Revista Veintitrés -
Friday, Jul. 18, 2008 at 12:09 PM
10 de julio de 2008
Atahualpa Martínez Vinaya quería terminar el secundario, viajar a Cuba a estudiar medicina y luego ejercer la profesión en los pueblos a donde nadie va.
Sus sueños quedarán truncos: en la madrugada del domingo 15 de junio fue asesinado por la espalda. Una bala calibre 22 le perforó un pulmón. Su cuerpo apareció tirado en un descampado en las afueras de Viedma. La fiscalía no descarta ninguna hipótesis. Sus familiares y compañeros reclaman que se conozca la verdad. “La Justicia empezó a moverse cuando comenzamos a movilizarnos”, destaca Julieta Vinaya, madre del joven.
Una marcha de antorchas iluminó la noche del martes último las calles de la capital rionegrina. La mamá de Atahualpa compartió con Veintitrés su desconcierto ante la ausencia de respuestas. “Pensaron que era una muerte más de las tantas que no se investigan, no nos tomaron en serio. No sabemos por qué lo mataron, si fue por tomar tierras o qué. ”Atahualpa había ocupado un terrenito para su hermana, soltera y con un chico. La toma fue denominada 30 de Marzo, en honor a la fecha en que centenares de familias sin techo ocuparon un predio abandonado. Los delegados de la toma denunciaron amenazas de muerte. Hombres con aspecto de matones merodean la zona en autos sin patente preguntando por ellos.
Como referente de los pueblos originarios, Vinaya ya conocía lo que es luchar. Nacida en Oruro, Bolivia, siempre reivindicó su sangre aymara.
Casada con un mapuche, tuvo a Atahualpa hace 19 años.
Frente a los tribunales, los amigos del joven pintaron su rostro, una whipala y una bandera mapuche.
La fiscal Daniela Zagari, luego de la primera movilización, ofreció una recompensa de 100 mil pesos a quien brindase información. Ninguna pista importante fue aportada. La policía hizo allanamientos en donde detuvo a dos personas vinculadas al tráfico de drogas, pero sin relación aparente con el asesinato.
“Qué casualidad que desde el crimen se dieron cuenta de que hay gente que vende drogas, cuando todos sabemos que Viedma está lleno de drogas. Da toda la sensación de que lo quieren ensuciar y desviar la investigación. Muchas personas lo conocían y dan cuenta de que Ata ayudaba a la gente colaborando en lo que necesitaran. Tenía ideales”, evoca Vinaya.
En el CEM 18, donde cursaba quinto año, los compañeros y docentes del joven destacan que no tenía problemas con nadie y era muy tranquilo. Lo pintan con una anécdota: recuerdan que fue sancionado por llegar tarde, pero luego se supo que la causa era que todos los días llevaba en bicicleta a un vecino discapacitado.
Finalmente, el joven fue reconocido por las autoridades de la escuela. “Queremos saber qué es lo que pasó, que se haga justicia y se esclarezca esta situación. No queremos que esto quede impune. Exigimos el compromiso de la comunidad. Cuando me dan un abrazo y me dicen ‘lo lamento’, yo les digo: ‘Te espero en las marchas’. El tema es comprometerse para ser más solidarios. Eso hacia Atahualpa, ser solidario”, evoca Vinaya.
Para seguir el caso: http://justiciaporata.blogspot.com