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Patoruzú: ¿Indio asimilado o clásico argentino?
Por Página 12 - Wednesday, Sep. 02, 2009 at 6:21 AM

Domingo, 19 de octubre de 2008

Patoruzú: ¿Indio a...
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UN PERSONAJE DIBUJADO QUE CUMPLE HOY OCHENTA A�OS
Amado y criticado, capaz de atravesar generaciones y hasta ser utilizado por la JP para responder la �ofensa� de Los Simpson, el cacique creado por Dante Quinterno abre el campo a varios an�lisis... incluyendo el del tehuelche Luis Eduardo Pinc�n.

Por Facundo Garc�a

��Guagua! �Piragua! �Vos sos meu tutor, chei? Curugua�Curiguag�igua te saluda�, suelta el indio desde el tren. Y un chanta que todav�a no se llamaba Isidoro Ca�ones le contesta: ��Por fin llegaste, Patoruz�! Te bautizo con ese nombre porque el tuyo me descoyunta las mand�bulas�. Esa vi�eta inici�, hace hoy ochenta a�os, la vida de uno de los personajes m�s emblem�ticos, amados y criticados de la historieta argentina. Su creador, Dante Quinterno �calificado por algunos como �el Disney argentino��, lo concibi� como el t�pico partenaire inocent�n. Sin embargo el cacique comenz� a tomar vuelo propio, cop� la infancia de varias generaciones y hoy parece gravitar como nunca entre los aires camperos que la televisi�n ha puesto de moda.

Aquella tira fundadora contaba la historia de Don Gil Contento, garca a quien un acaudalado t�o le hab�a encargado, antes de morir, la tutor�a de �El �ltimo Tehuelche Gigante de la Patagonia�. �Gilito� intent� aprovecharse del pajuerano reci�n llegado a la capital. Y no tuvo tiempo de intentarlo dos veces, ya que el viejo diario Cr�tica levant� la serie a los dos d�as. Semanas despu�s de aquella aparici�n fugaz, Quinterno logr� colocarse en La Raz�n, en este caso con otro prototipo del piola porte�o al que bautiz� �Don Juli�n de Montep�o�. A los dos a�os, el retorno de un aborigen ingenuo y con plata lo cambi� todo. En consecuencia, la tira tom� el nombre de Patoruz� en agosto de 1931.

A partir de entonces rompi� todos los c�lculos. Pas� por varios diarios y hubo incluso una revista con su nombre que dur� tres d�cadas; tra�a notas de actualidad y prefigur� lo que luego har�an Humor y Satiric�n. Quinterno se cort� solo, fund� una editorial y el primer �sindicato� de historietistas del pa�s. Claro que no era un sindicato en el sentido habitual, sino una agencia para administrar derechos de propiedad intelectual y explotaci�n comercial. El padrino atorrante se fue estabilizando en Isidoro, y nacieron Patoruzito e Isidorito. Sucesivas reediciones llegaron a los confines m�s remotos del pa�s. Se las analiz�, se las denost� y se las us� desde el patrioterismo. Sin embargo el narig�n tel�rico sigui� ah�, esperando al costado del inodoro o semitapado en los revisteros del subte, vendiendo aunque repita eternamente esos guiones que �aseguran los expertos� no se renuevan desde 1977.

Y merece un exaltado ��canejo!� comprobar que casi nunca se les ha preguntado a los pueblos originarios qu� opinan sobre el fen�meno. Luis Eduardo Pinc�n es tataranieto del respetado cacique tehuelche Vicente Catrinao Pinc�n y est� dispuesto a quebrar esa racha de silencio. �Creo que la percepci�n que tenemos muchos hermanos sobre esto depende de la etapa que est� pasando cada uno �adelanta� Para los que nos sentimos parte de los pueblos originarios suele haber un momento de timidez, luego cierto resentimiento y finalmente una instancia que para m� es superadora; en la que se entiende que el mensaje de nuestros ancestros es de comprensi�n y consenso entre las diferencias. Desde ah�, hoy digo que disfruto ley�ndolo. No me molesta esa suerte de caricatura: s� que tuvo cosas cuestionables y que no es un retrato fiel de nada. Una vez que les aclaro esto a mis chicos, podemos entretenernos juntos.�

�Si consider�s que se lanz� en 1928 �a�ade Pinc�n�, te das cuenta de que para su �poca era bastante avanzado. Hab�an pasado s�lo cuatro d�cadas desde la nefasta Campa�a del Desierto y no obstante ah� ten�as a un indio con buen coraz�n�. �Los abor�genes prefieren al hombre de pluma y poncho que a Batman? El tel�fono transmite una risa: �Muchos pibes de las comunidades se identifican con los valores de Patoruz� porque es honorable, valiente y honesto, puntos claves para nuestra cultura. Obviamente, no est�n fuera del planeta. Si visit�s a un hermano esta noche, casi seguro que lo encontr�s viendo Bailando por un sue�o. Nosotros siempre hacemos la siguiente reflexi�n: Si los caballos vinieron de Europa y nosotros fuimos capaces de establecer una relaci�n de cari�o �nica con ello; �cu�ntos caballos m�s nos quedar�n por conocer?`. Si lo pens�s desde ah�, asimilar Patoruz� puede estar buen�simo.�

Desde una postura menos optimista, el semi�logo y poeta Oscar Steimberg denunci� la falsedad de Patoruz� en su libro Leyendo historietas (Buenos Aires, Nueva Visi�n, 1977), al decir que �tiene virtudes gauchas pero es un indio; y los indios y los gauchos nunca fueron una unidad social�. Por otra parte, se�al� que tras su estampa de aborigen sure�o se escond�a, en lo concreto, un terrateniente de fortuna. Y hasta sugiri� que el h�roe era posiblemente homosexual: �(...) tiene una especie de relaci�n madre�hijo con Upa, y una relaci�n confusa con Isidoro, a quien espera despierto cuando lo sabe demorado en sus calavereadas�, dispar�.

Oscar V�zquez Lucio (Siulnas), humorista gr�fico, periodista e historiador del humor, explica su versi�n. �En realidad �cuenta�, esa buena situaci�n econ�mica podr�a constituir un s�mbolo reivindicatorio, como surge de las propias palabras del personaje: ��Las veces que gritar�a a tuito pulm�n que nosotros somos los verdaderos due�os del pa�s!`� (Patoruz� N� 1, p�g. 22, noviembre de 1936). El especialista no cree necesaria una cruzada de recuperaci�n patoruzesca, ya que �hoy por hoy tiene tantos detractores como adeptos, cont�ndose entre estos �ltimos muchos representantes de las nuevas generaciones�.

Respecto de la supuesta condici�n gay del emponchado, Siulnas considera que �podr� cuestionarse su manera de abordar al otro sexo, pero no poner en tela de juicio su inter�s en las mujeres, que se puso de manifiesto ya desde la �poca en que acompa�aba a Juli�n de Monte P�o (despu�s Isidoro) en la tira publicada en La Raz�n�. Carmencita, Clorinda, Lola y Azucena son algunas de las �gurisas� que lo enamoraron con final no feliz. Para el especialista, una posible raz�n de estos fracasos amorosos la dio precisamente Azucena en uno de los cuadritos: ��Usted se debe a sus pr�jimos! �No tengo derecho a absorber la m�nima parte de su generosidad y su tiempo!�, le bati� la moza.

A medida que se multiplicaban las andanzas, las l�neas del palad�n se fueron suavizando. Quinterno tom� el modelo �redondeado� de Disney, y poco a poco fue modificando el original hasta llegar �aportes de numerosos colaboradores mediante� a la forma actual. Miguel Dao, fan reconocido de la serie, estima que en contraste con estas modificaciones formales �Quinterno ten�a pautas muy fijas sobre la personalidad del protagonista, y las hab�a anotado en varios cuadernos. En ese aspecto, nada de lo que se escrib�a dejaba de pasar por su control�. Eventualmente se introdujeron nuevos datos sobre su origen. Se cont�, por ejemplo, que el justiciero descend�a de Patoruzek 1�, un fara�n egipcio que hab�a ca�do en la pampa. Conseguido el equilibrio, el resto fue estabilidad.

Dao se lamenta de que no se les haya prestado mayor atenci�n a los fondos. �De hecho, en las revistitas que se publican hoy dos por tres encontr�s que en vez de un tel�fono de los viejos han puesto un celular... �en una historia que se escribi� hace tres d�cadas!�, declara. Quiz� por eso el cap�tulo preferido de Dao es El Gran Duque de La Mancha, que se public� originalmente en el diario El Mundo entre diciembre de 1938 y marzo de 1939. Por sus ambientes y detalles, es una de las m�s buscadas excepciones a la regla del �paisaje descuidado�.

Otras rarezas son menos felices. Dao recuerda haber visto que durante la dictadura hab�a posters de Patoruz� con la camiseta de la Selecci�n, en los que se le�a que los argentinos eran �derechos y humanos�. Eso no le impidi� escribir una novela, Las claves del indio, en la que un n�mero perdido de la historieta contiene el secreto para desentra�ar un misterio. �Cont�ndote esas dos cosas te quiero decir que si uno le pone una etiqueta ideol�gica fija est� cercenando posibilidades. Si sigue vigente, ser� porque se le encuentran resignificaciones posibles.�

Basta salir a la calle para comprobarlo. Hace unos meses, cuando en una emisi�n de Los Simpson se hizo un comentario ir�nico sobre Per�n, un sector de la Juventud Peronista sali� a responder con un afiche. En las paredes pod�a verse a la criatura de Quinterno en la taberna de Moe, explicando a los parroquianos que al General lo hab�a elegido el pueblo. Por otra parte, el grito ronco, lleno de �mingas� y �ahijunas� que se escuch� por los bosques de Palermo en ocasi�n del �ltimo lockout campestre... �no se asemeja m�s a estas vi�etas en blanco y negro que a la realidad concreta de los asalariados rurales?


La vieja discusi�n sobre Ast�rix

La hip�tesis de que Ren� Goscinny �que vivi� en Argentina entre 1929 y 1946� se bas� en Patoruz� y Upa para idear el t�ndem Ast�rix�Ob�lix est� muy difundida y despierta cada vez m�s pol�micas. Para Siulnas, el franc�s �asimil� mucho de nuestros propios gustos, hasta que en 1959, ya en Francia, junto a Albert Uderzo, `dio un giro particular a la historieta hist�rica francesa`, al decir de Claude Moliterni�. �Cu�l es ese giro particular? �Ambos reflejan bondad en su rostro; ambos lucen un f�sico ostensiblemente menor que el de sus ocasionales adversarios; ambos tienen la imagen del antih�roe y, si se quiere, un poco rid�cula; ambos propinan trompadas que `sacan` al adversario del cuadro de la historieta; ambos son irreductibles en la preservaci�n de sus h�bitos ancestrales aunque deban moverse en otro �mbito.�

Se dir� que Ast�rix, a diferencia de su primo argentino, necesita tomar una poci�n m�gica para volverse fuerte, en la l�nea de Popeye. Ahora bien: Siulnas asegura que �si nos remontamos a una vieja historieta de 1937, hallamos que el tesoro de Patoruzek 1�, consistente en un gigantesco hueso del Buey Apis, es el secreto de la fuerza f�sica de su raza�.

Para Miguel Dao, esta asociaci�n que en el �mbito local se establece entre el galo y el patag�nico �responde en buena medida a una tara argentina: creernos el centro del universo, pero validarnos s�lo a trav�s de la mirada del extranjero�. �Vi�ndolo desde otra perspectiva, tanto Ast�rix como Patoruz� han pasado a ser elementos de identificaci�n local que entran en tensi�n con la cultura global, m�s all� de que a veces contienen elementos ideol�gicamente cuestionables. Hoy en Francia Ast�rix es un s�mbolo de resistencia y da la impresi�n de que Patoruz� se ha digerido similarmente. Se lo considera icono de `la argentinidad`, m�s all� de lo que hayan querido comunicar sus guionistas.� �Y para los curiosos, les cuento que para m� la verdadera influencia de Quinterno sobre Goscinny est� en un proyecto anterior, el del piel roja Oum�pah�pah, conocido ac� como Oum pa p�, cierra Dao.

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