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Barrio mocovà de Berisso, Gran La Plata: 'Cumplimos el sueño del tÃtulo comunitario'
Por Indymedia Pueblos Originarios -
Sunday, Jan. 30, 2011 at 12:12 PM
originarios-arg@indymedia.org
En el 2008 una comunidad indÃgena urbana del sur bonaerense demostró que, luchando unidos, lograr un territorio y mejorar sus condiciones de vida en la gran ciudad no es un imposible.
Fotos: Nicolás Solo / Indymedia
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"Hoy por hoy obtener tierras en Argentina aparentemente es de pocos, pero bueno,
nosotros las conseguimos", así explica la joven líder del Barrio Mocoví
Patricia González (30), el histórico logro alcanzado a fines en el 2008
por 27 familias originarias de la localidad santafesina de Calchaquí. Tras deambular
por distintos distritos bonaerenses y asentarse en tres barrios de Berisso, en
el Gran La Plata, formaron su propio barrio en un campo de una hectárea
y media ubicado en la calles 28 y 156, en las afueras de esta ciudad, 68 kilómetros
al sur de la Capital Federal.
En el 2003 obtuvieron su personería jurídica y en junio de 2006 se instalaron
en el lugar actual de resistencia con un acuerdo de comodato con quien
era el titular del predio, que residía en Estados Unidos. En noviembre de 2008
lograron que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), del Ministerio
de Desarrollo Social de la Nación, financie la compra del terreno por 113
mil pesos. Esto dio pie a un proceso constante de mejoras en sus vidas y los
convirtió en la primera comunidad mocoví reconocida y con tierras en la provincia
de Buenos Aires.
"Contentísima toda la comunidad porque se ha logrado algo que no se puede conseguir.
Fue una gestión de 5 años y pico hasta obtener el título de propiedad. Y eso nos
ayudó un montón para hacer nuevos proyectos y abrir otros emprendimientos", cuenta
Patricia, quien espera que esta experiencia exitosa sirva a las otras comunidades
que están luchando por territorio.
Con el título de propiedad, por ejemplo, firmaron un convenio con la Empresa
Distribuidora La Plata (EDELAP) para tener luz gratuita para todas las familias
de la comunidad. "Vino el jefe a ver y se mostró contentó de que era una comunidad.
El título nos sirvió para mostrar que somos una comunidad indígena", cuenta. Además
con una cooperativa de Nación están haciendo las veredas
del barrio.
A pesar de que ya contaban con reconocimiento de su personería jurídica,
no fue fácil que el Gobierno Nacional financie la compra del terreno para
obtener el título comunitario. Patricia relata la experiencia: "Lo conseguimos
gracias a una lucha que hicimos todos, inclusive en noviembre de 2008 con amenaza
de prender fuego el INAI (en Capital Federal). Me hago cargo de lo que
digo, lo quisimos prender fuego porque no teníamos respuestas. Ya estábamos cansados,
eran 5 años de gestión dando papeles, papeles y papeles hasta que en un momento
ya tenían que decirnos que sí. Entonces les pusimos una fecha. Si en 10 días no
teníamos solucionado el problema nos instalábamos dentro del INAI a vivir.
Fuimos con acampe y nos dijeron 'en 15 días está la plata depositada'. O sea que
yo creo que es una cuestión de organización de cada comunidad, de decidir que
el INAI está para resolvernos el problema a nosotros".
Patricia cuenta que muchos se sorprenden cuando escuchan hablar de tierras
comunitarias. Esto significa nada más y nada menos que el territorio está a nombre
de la comunidad mocoví: "todos somos parte, no se subdividen las tierras y de
por vida no pagamos impuestos por las tierras". Son parte de la comunidad todas
las familias censadas, actualmente 98 personas entre chicos y grandes, incluyendo
algunas que iniciaron la lucha hace 5 años y luego en busca de trabajo volvieron
por un tiempo a su natal Gran Chaco santafesino.
"El día que nosotros no estemos más van a estar nuestros hijos, nuestros nietos.
Eso es lo primordial que quisimos hacer para que esas tierras no se pierdan en
manos de otros", explica la referente mocoví, ya que el territorio comunitario
no se puede vender ni embargar.
OBSTÁCULOS PARA EL RECONOCIMIENTO
Las complicaciones para las comunidades urbanas comienzan desde el mismo momento
en que deciden organizarse en su nuevo espacio territorial, ya que son muchos
los obstáculos para que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas reconozca
sus personerías jurídicas, a pesar de que esto un derecho ganado en la
reforma constitucional de 1994.
En décadas anteriores un sector importante de la población indígena no se quería
reconocer como integrantes de pueblos originarios por miedo, temor o verguenza.
Sin embargo ya no sucede tanto eso. "Hoy hay muchos que se quieren reconocer,
y cuando vos más reconocés más van a ir por lucha territorial. Yo creo que por
eso son las trabas que ponen desde el Gobierno".
Patricia conoce otras dos comunidades mocoví, una en Rafael Calzada (partido
de Almirante de Brown) y otra en el partido de Lomas de Zamora, pero a ellos no
les quieren reconocer la personería jurídica porque no viven agrupados en un mismo
barrio. "Te soy sincera, cuesta un montón, nosotros cuando empezamos con la comunidad
creo que justo nos ha tocado un momento acorde", explica la líder de los mocovíes
de Berisso, que a pesar de vivir en tres barrios distintos obtuvieron la personería.
"Te ponen muchas trabas, tenés que vivir en comunidad y ellos (los funcionarios)
vienen a verificar que vos sos indígena, que hablás la lengua, que esto, que aquello",
cuenta.
UNA COMUNIDAD ABIERTA
Patricia relata que trabajan en proyectos de charlas con adolescentes de 5
barrios, y que en el comedor comunitario comen también chicos de los dos barrios
vecinos. "Tenemos 60 pibes y no todos son de la comunidad. Pensamos no sólo en
los nuestros", aclara la referente mocoví.
Además son abiertos a los aportes de las personas que vienen de afuera, como los
estudiantes universitarios de las facultades de Medicina, Arquitectura
e Ingeniería que los apoyan, nucleados en la Agrupación de Lucha
por los Derechos de los Estudiantes (ALDE-PCR). Por ejemplo, con la ayuda
de los chicos de Arquitectura ya tienen casi terminado el Salón de Usos
Múltiples (SUM) que funciona entre otras cosas como comedor y unidad sanitaria.
"Hay un montón de gente que está a la par nuestra trabajando porque no somos una
comunidad cerrada, al contrario, queremos aprender de lo de afuera y que los de
afuera aprendan cómo somos nosotros para trabajar. Porque antes decían: Ah, el
indio no habla con nadie, el indio esto, el indio aquello", relata Patricia.
NO BAJAR LOS BRAZOS
El ejemplo del barrio mocoví de Berisso es un aliento para decenas de miles de
familias originarias asentadas en Buenos Aires que no tienen un territorio propio,
como las 60 familias de la comunidad qom Yecthakay de Tigre, localizada
40 kilómetros al norte de la Capital Federal [ver
nota de la semana pasada en Indymedia]. Si bien no hay una receta, sí
hay una lección: "Lo que hay que hacer es no bajar los brazos y demostrar que
seguimos acá", asegura Patricia González, la referente mocoví.
Entrevista: La
Flecha (Radio Estación Sur)