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Patrimonio cultural arqueológico del partido de San Fernando
Por Punta Querandí Blog - Saturday, May. 11, 2013 at 7:00 PM

Para conocimiento de las organizaciones indígenas, ambientales y educativas interesadas  en el resguardo del legado sagrado aborigen, divulgamos un fragmento del estudio de impacto ambiental y social del Proyecto Desarollo Sustentable del Delta Bonaerense, del Programa de Servicios Agrícolas Provinciales, Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Presidencia de la Nación.

4.4.10. Patrimonio cultural arqueológico

“A este efecto puede deducirse que las islas más pobladas habrán sido las del alto Carabelas, Paycarabí, ambas márgenes del Paraná Guazú, alto Luján, margen derecha del Paraná de las Palmas, y especialmente todas las comprendidas en la jurisdicción de la Provincia de Entre Ríos, y, con preferencia, las que pueden comunicarse con el Uruguay” (Torres 1911: 417).

De acuerdo a la bibliografía recopilada, existen al menos 12 sitios arqueológicos localizados en el sector insular de estos partidos del nordeste bonaerense. En San Fernando se han detectado ocho (Túmulo 1 del Paraná Guazú, Arroyo Largo, Arroyo Fredes, dos sitios localizados sobre el arroyo Paycarabí y tres más sin mayores precisiones localizados por Samuel Lothrop en la década de 1930) y cuatro más en Campana (Túmulo 2 del Paraná Guazú, Túmulo 2 del río Carabelas y dos depósitos más citados por Torres [1911] sobre la costa del Carabelas) (ver Figura N° 67). Cabe destacar que en la Municipalidad de Campana hay materiales procedentes de Isla Talavera, pero su localización no es precisa (Dr. J. Musali com. pers 2011)

Figura N° 67: Localización de sitios arqueológicos de acuerdo a información publicada

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Referencias: Municipio de San Fernando (límite naranja), Municipio de Campana (límite amarillo). Sitios arqueológicos abreviados: Túmulo 1 del río Carabelas (T1RC); Túmulo 1 del Paraná Guazú (El Cerrillo) (T1PG); Túmulo 2 del Paraná Guazú (T2PG); Loth 1, 2 y 3, sitios identificados por Lothrop (1932). Fuente: Loponte y Acosta 2003-2005; Loponte et al. 2011; Lothrop 1932; Outes 1918; Torres 1911.

Estos depósitos arqueológicos han sido generados por dos de los tres grandes bloques poblacionales que habitaron el área entre 1700 y 500 años antes del presente: grupos de cazadores-recolectores locales y poblaciones de horticultores de Tradición Tupí-gu Daraní que arribaron a este sector de la cuenca del Plata unos 700 años antes del presente (véase discusión en Loponte et al. 2006).

4.4.10.1. Características de sitios cazadores recolectores

Los depósitos se encuentran ubicados sobre albardones, con los restos distribuidos dentro del Horizonte A de suelo, con una potencia arqueológica que varía entre 30 y 80 cm. Los materiales pueden recolectarse incluso a 5 cm de la superficie. Cabe destacar que el hecho de que todos los depósitos conocidos estén localizados sobre albardones se debe a que el diseño de investigación en esta área tuvo un criterio topográfico, centrándose en estas geoformas. Esto no implica de ninguna manera que solo los albardones tengan potencialidad arqueológica. Incluso en los sectores de bañados podrían localizarse restos arqueológicos, excluyendo materiales orgánicos, dada la elevada acidez de los suelos. En otros sectores de los bajíos ribereños está comenzando a excavarse las antiguas llanuras de cordones de playas estuáricos, con resultados positivos.

El registro arqueológico se presenta en forma de palimpsestos dentro de los molisoles que conforman el Horizonte A, por lo que no suele observarse una estratificación de los depósitos. En algunos casos se aprecian estructuras de combustión en forma de lentes. Los depósitos presentan una gran densidad y una variada composición de los conjuntos artefactuales y faunísticos. Todos los sitios del área han sido interpretados como campamentos residenciales donde se llevaban a cabo diversas actividades, tales como la fabricación de instrumentos, el procesamiento de alimentos y la inhumación de cadáveres.

4.4.10.2. Sitios arqueológicos de cazadores recolectores

Túmulo 1 del río Carabelas (T1RC).

Es uno de los tres túmulos existentes en esta zona (dos de ellos no han sido estudiados) (Torres 1911). Está emplazado sobre un albardón pequeño y entre los instrumentos recuperados se destacan piedras de honda y bolas de boleadora líticas, punzones, raspadores, espátulas, mangos y puntas de hueso, junto con un gran número de tiestos con decoración pintada, incisa y modelada, en este caso con representaciones zoomórficas (ver Foto N°10) (Torres 1911).

Foto N° 10: Representación zoomorfa recuperada en el T1RC

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Fuente: Torres 1911

Túmulo 1 del Paraná Guazú (El Cerrillo) (T1PG).

Está localizado sobre un albardón ubicado en la margen derecha del río Paraná Guazú y fue inicialmente excavado por Torres en el año 1905 y luego por Lothrop a principios de la década del 30, quien lo denominó El Cerrillo (cf. Lothrop 1932; Torres 1911). Se han recuperado fragmentos de cerámica grabada y lisa, artefactos líticos (lascas, alisadores y trituradores con hoyos) y óseos (punzones, mangos, horquetas, puntas de flecha y cabezales de arpón). Sin embargo, destaca la enorme cantidad de enterratorios recuperados entre ambas excavaciones, totalizando 44 individuos entre las excavaciones de Lothrop y Torres.

Túmulo 2 del Paraná Guazú (T2PG).

El túmulo estaba localizado alrededor de un kilómetro y medio de la confluencia del Carabelitas con el río Paraná Guazú, a la altura de la Isla La Paloma. Se recuperaron una gran cantidad de restos humanos correspondientes a 39 individuos, junto con una gran cantidad de cerámica, instrumentos de roca (un hacha, percutores y alisadores) y de hueso (punzones, espátulas, puntas de flecha y agujas) (ver Figura N° 68). Es destacable la presencia de cuatro láminas de cobre, hallazgos extremadamente inusuales en depósitos generados por cazadores recolectores  prehispánicos (Torres 1911).

Figura N° 68: Corte geológico longitudinal esquemático indicando la localización de los enterratorios y demás materiales arqueológicos

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Fuente: Torres 1911

Torres (1911) describe algunos hallazgos realizados por aficionados en el Carabelas y el Paycarabí, pero sin profundizar el análisis. Presenta, sin embargo, una localización aproximada de los mismos (incluidos en Figura N° 67 como Carabelas 1 y 2 y Paycarabí 1 y 2).

Lothrop (1932) presenta la localización de algunos depósitos que no han sido excavados (ver Figura N° 69) y que nosotros hemos incluido en el plano general (incluidos en Figura N° 67 como “Loth 1, 2 y 3”)

Figura N° 69: Sitios arqueológicos detectados en el nordeste bonaerense

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Fuente: Lothrop 1932

4.4.10.3. Sitios arqueológicos de horticultores tupi guaraní

Arroyo Fredes.

Arroyo Fredes se localiza sobre un albardón con una superficie de aproximadamente una hectárea, a unos 60 metros de la costa de el arroyo, en el sector insular del Municipio de San Fernando. El sitio fue descubierto por un vecino del lugar, Emilio Fabier, quien donó una urna funeraria al Museo histórico de San Fernando antes de 1880 (Torres 1911). Pablo Gaggero excavó el sitio por primera vez en la década de 1920, recuperando y parte del registro bioarqueológico fue publicado por Vignati (1941). El depósito fue reexcavado en dos oportunidades, durante los años 2002 y 2003 por el equipo dirigido por los Dres. Acosta y  Loponte (Loponte y Acosta, 2003-2005). Actualmente contamos con dos fechados radiocarbónicos para este depósito: 690 ± 70 años AP (UGA 10789) y 370 ± 50 (LP 1428)

La secuencia estratigráfica es similar a la de otros depósitos del área, aunque de una potencia menor. Presenta un Horizonte “A” de suelo actual -el cual contiene los materiales arqueológicos- ubicado entre 0 y 35 cm de profundidad. Continúa un nivel transicional “A/C” con escasos restos y unos 5 cm de potencia. Por último, se registra un Horizonte “C” conformado por arenas fluviales e inclusiones de arcilla, de unos 60 cm de potencia, en cuyo techo descansa la base de los enterratorios (Loponte y Acosta, 2003-2005; Mucciolo, 2008).

En relación al registro arqueológico, se ha recuperado abundante cerámica, la cual muestra una gran variabilidad en cuanto a su morfología y las técnicas empleadas en su acabado (Loponte & Acosta, 2003-2005; Loponte y Acosta 2008) (ver Foto N°11).

Foto N° 11: Alfarería polícroma recuperada en Arroyo Fredes

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Fuente: Loponte y Acosta 2008

A diferencia de lo que ocurre en los sitios generados por cazadores-recolectores del área, hay una abundante frecuencia de artefactos líticos en el sitio. Con respecto a los restos arqueobotánicos, se ha recuperado una gran cantidad de endocarpos carbonizados de palmera de pindó (Syagruss romanzoffiana). El registro arqueofaunístico se destaca por la presencia de cérvidos (ciervo de los pantanos y venado de las pampas), roedores (carpincho y coipo) y varias especies de peces. Otros materiales destacables lo constituyen un fragmento de cobre trabajado y una cuenta veneciana (ver Foto N°12), lo que evidencia el contacto europeo (Loponte et al 2011).

Foto N° 12: Cuenta veneciana recuperada en Arroyo Fredes

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Fuente: Loponte et al 2011

Asimismo, las excavaciones realizadas por el equipo de Acosta y Loponte han recuperado dos nuevos enterratorios (ver Foto N°13) (Loponte et al 2011).

Foto N° 13: Arroyo Fredes, enterratorio Número 2

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Fuente: Loponte et al 2011

Arroyo Largo

Este sitio está localizado sobre un albardón en una isla situada en el ángulo que forman el Canal Gobernador Arana y el Arroyo Largo, en el Partido de San Fernando. Las dimensiones del depósito hacen suponer que se trata de lo que Outes (1918) denomina una “estación permanente”.

Los hallazgos se resumen en restos óseos de ciervo de los pantanos y una gran cantidad de alfarería. También se han recuperado algunos instrumentos líticos, entre los que destacan un hacha pulida, un fragmento de tembetá, y una bola (Outes 1918). La cerámica puede ser dividida en utilitaria y suntuaria, presentando diversas formas y con una decoración variada (pintura monocroma y polícroma, unguiculadas, etc.).

Fuente: http://www.prosaponline.gov.ar/prosapwebsite/Docs/BsAsDeltaBonaerense-ImpactoAmbiental.pdf

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