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Biorenta universal: para un debate
Por Voluntario social - Thursday, Nov. 09, 2006 at 2:53 AM

Me sumo a la invitación de difusión. Bajado de Chiapas Indymedia. " Desde que nace hasta la muerte, cada persona es beneficiaria de una renta individual (quincenal, mensual, etc.), de bienes y medios de pago..."

BIORENTA

Esta propuesta para el animar el debate sobre la renta mínima universal se presenta de forma separada respecto a la cuestión del reparto y disminución general del tiempo de trabajo, para facilitar la comprensión de sus principios elementales, a pesar de que los dos argumentos – renta y trabajo – están evidentemente muy ligados.

La cuestión del trabajo será tratada en otro texto específico, así como otros temas relacionados: cambio de paradigmas del desarrollo, democratización social e institucional, nuevo sistema institucional internacional (200/5000), etc.

Con el concepto de biorenta entendemos una línea de solución económica y social a multitud de problemas actuales, con el abono a todas las personas de una renta de supervivencia digna.
Es decir, partimos del presupuesto que toda la humanidad puede organizarse de forma de garantizar en y para cualquier país y situación económica, cultural, política e institucional una renta individual mínima de mantenimiento, desligada del trabajo, calculada localmente por edad, condición familiar y región, que tenga que satisfacer cada institución pública (ayuntamiento, cantón, estado, etc.) de forma permanente según las condiciones específicas de cada país.

El debate sobre la biorenta universal se puede asentar sobre estas consideraciones:

1.
La capacidad productiva mundial y las riquezas acumuladas por un pequeño sector de la humanidad sobrepasan ampliamente, como demostrado por varios estudios económicos, las cantidades necesarias para satisfacer de inmediato y a largo plazo la instauración de una biorenta universal, sin afectar peligrosamente la productividad e riqueza de cualquier país. Con la evidente condición de cambios estructurales y de política económica tan paulatinos como radicales, a niveles estatales e internacionales, en particular en la redistribución del trabajo, de los objetivos de la producción y de las riquezas internas y exteriores.
Lo que por otro lado parece aconsejar también la posibilidad de una próxima catástrofe climática general, por lo que concierne permutas radicales del modelo de desarrollo.

2.
Los crecientes desequilibrios ecológicos, sociales, económicos y culturales que generamos en nuestro planeta, pueden y tienen que ser asumidos y enfrentados de forma global, por todos los países, de manera que los sectores sociales más favorecidos, que se han beneficiado hasta ahora de la mayor parte de las ventajas del desarrollo humano de forma irracional e individualista, se carguen en la medida que sea necesario de los costes de la reorganización económica general.
Únicamente teniendo en cuenta los gastos militares, de mantenimiento de gran parte de las instituciones de dominio, o muchas clases de despilfarros productivos, energéticos, comerciales, de transporte y de materias primas, la innatural acumulación y derroche individual de minorías sociales extremadamente pudientes, la corrupción, el consumo debido a competencias y promociones económicas superfluas, y otros costes y gastos ecológica y socialmente innecesarios o dañinos, es posible liberar una cantidad ampliamente suficiente para el establecimientos indeterminado de una biorenta universal.

Sin obviar la posibilidad de mejoras radicales e inmediatas de redistribución directa de las rentas, formalmente por vía tributaria o expropiación, en el marco estructural e institucional actual. En una primera fase, naturalmente, a cargo de los estados más favorecidos por la división internacional de la producción y del control de los recursos.

3.

La instauración de una biorenta puede y tiene que ser unas de las primeras cuestiones de orden del día en la necesaria reorganización institucional, política y económica planetaria, cuya exigencia se está haciendo más patente y urgente debido a la degeneración progresiva, que puede llegar a ser verdadera catástrofe ecológica y social, provocada por el desorden, debilidad y patología social estructural del actual modelo de desarrollo.
El crecimiento de procesos de poder popular, como ahora en la región mexicana de Oaxaca y en otros países, señalan la disponibilidad de madurez social necesaria para avanzar en estos cambios institucionales.

4.

La puesta en marcha de la biorenta universal, a partir por empezar de las necesidades de los países y regiones más castigadas del planeta, social y ecológicamente, puede y tiene que ser activada de acuerdo con las primeras medidas urgentes de recuperación ambiental y productiva de estos países, empezando por los sectores primarios y las demás potencialidades económicas tradicionales. Para esto, es necesario un desmantelamiento radical de políticas, acuerdos, reglamentaciones, instituciones y otros factores, sobre todo de orden interestatal, que obstaculizan por doquier medidas de recuperación y desarrollo endógeno.

5.

El cálculo, establecimiento, gestión, seguimiento y control del la biorenta sólo se puede fundar sobre una radical autonomía local, municipal y regional, de y en cada país. Las condiciones ambientales, climáticas, económicas, sociales y culturales que pueden estar en las bases de los cálculos de biorenta sólo pueden ser conocidas, detalladas y comparadas sobre asientos y determinaciones de las instituciones locales, gestionadas de manera democrática, por supuesto. Por lo tanto, es necesaria una redefinición del papel de estas instituciones, con relación a las instituciones nacionales, estatales e internacionales que pueden realizar de manera global la recaudación y redistribución de los cupos globales de biorenta por cada país.
Por esta razón, el proceso de puesta en marcha de la biorenta universal, además de la autonomía y democratización de las instituciones municipales, presupone también una redefinición, absolutamente democrática, del papel de las organizaciones internacionales encargadas de su gestión.

6.

Estas o esta organización internacional, creada ex-novo o resultado de una radical reorganización de organizaciones ya existentes (OMS, FAO, ONU, PNUD, etc), tendrá que recoger el debate social mundial para el establecimiento de los principios de base para la puesta en marcha de la biorenta.


7.Entre los principios que podrían ser recogidos en las bases de este proceso se pueden señalar desde ahora:

7.1.Cada persona, desde su nacimiento, tiene que gozar de una biorenta suficiente para garantizar su crecimiento, salud, mínimo bienestar físico (alimentos, agua, vivienda, vestimentas, etc.), acceso a cultura y formación de base, y a medios de comunicación y de transporte, para vivir con dignidad y, en las edades correspondientes, poder dedicarse a trabajos y ocupaciones que permitan mejorar su nivel de vida según sus deseos, posibilidades, aptitudes y actitudes individuales y sociales.

Desde que nace hasta la muerte, cada persona es beneficiaria de una renta individual (quincenal, mensual, etc.), de bienes y medios de pago, calculada con una serie de alícuotas dependientes de la bioregión cultural de residencia, edad, situación familial, dependencia física y síquica, y otros parámetros que se puedan determinar en el curso de su realización por parte de las instituciones locales, de acuerdo con los cupos y acuerdos institucionales generales.

7.2. La biorenta no tiene que estar condicionada al trabajo o a la venta de fuerza trabajo de las personas. Corresponde a un mínimo vital necesario, que cada persona y colectividad completa para su bienestar y desarrollo con el trabajo individual y colectivo, según las posibilidades, condiciones e indicaciones ofrecidas en cada región o país.

7.3. Toda propiedad superflua (no necesaria para satisfacer las necesidades y oportunidades señaladas en los puntos 7.1. y 7.2.) puede ser gestionada colectivamente o por las instituciones correspondientes (a su alcance medioambiental, económico, social y cultural) en función de la administración de la biorenta universal local, regional, nacional, estatal o internacional. Esto, respetando determinados límites de leyes y tradiciones de cada país, en el marco de acuerdos internacionales democráticamente establecidos y gestionados según la evolución global de las condiciones ambientales y económicas, desde las pautas específicas de cada región hasta las generales del planeta.

7.4. Todos los sistemas impositivos de todos los países, directos e indirectos, tendrán que ser reorganizados y armonizados globalmente, sobre la base de los principios generales de la biorenta, de forma que: A) sea garantizada la biorenta interior de cada país; B) sean asegurados los cupos de trasferencia internacional desde aquellos países que gozan de mejores condiciones económicas y ambientales, hacia los países actualmente más desfavorecidos.

7.5. La introducción de la biorenta garantiza en cada país el mantenimiento del nivel de vida medio individual existente al momento de su instauración, es decir, no puede provocar una disminución del nivel de vida de los sectores sociales que tienen un nivel igual o inferior a ese nivel medio (calculado bajo control internacional) en el momento de su puesta en marcha. Para esto, será seguramente necesario prever plazos de aplicación calculados en el tiempo, sobre todo en los países aventajados, suficientes para absorber los impactos directos e indirectos en la previsible disminución del tiempo de trabajo, de la demanda de empleo, de reorganización productiva, comercial, etc.

7.6. Todo el sistema internacional de derechos de arancel, y todos los sistemas de control, transferencia, mercado y gestión de bienes y capitales tiene que ser reorganizado a nivel planetario, de forma que, paulatinamente, ningún país pueda seguir gestionando, acumulando; tasar, bloquear o modificar flujos y reservas financieras por encima de determinadas cuotas que serán establecidas con acuerdos interestatales. Siempre en función de garantizar el mantenimiento de la biorenta universal en todos los países, y también las inversiones medioambientales y productivas mundiales. Para esto, se podrá reformar o poner en marcha una nueva moneda universal (DPI), derechos de pago o unidad general de cuentas, que permita el cálculo y el control de todos los movimientos de bienes y capitales internacionales por encima del control de las potencias monetarias tradicionales.

7.7. A pesar de considerarse la biorenta desligada del trabajo (7.2.), en todos sus significados, podrán ser introducidos determinados parámetros en la repartición local, interregional e internacional de los cupos de biorenta en función de la capacidad de generar, repartir o impulsar trabajos colectivos e individuales manifestada por parte de estas sociedades (locales, regionales, etc.) cuando, además de producir una mejora del nivel de vida en la correspondiente comunidad, contribuyan de forma sensible a la mejor realización de los objetivos estratégicos, fijados internacionalmente, con relación a la política ambiental, social, cultural, tecnológica y económica general.


8.

Las organizaciones y organismos internacionales, desde el momento en que se ponga en marcha el gran debate social y político internacional sobre la biorenta, que todos podemos impulsar, tendrían que poner al orden del día su participación y remodelación de cara a activar los mecanismos más apropiados para el estudio y gestión del proceso de instauración de la biorenta. Para esto, es necesario un potente impulso social a partir de las experiencias internacionales de lucha contra la globalización mercantil de las últimas décadas.

En primer lugar la ONU, por supuesto, que podría desautorizar y pedir el desmantelamiento de los sistemas ilegales y clandestinos de control, monitorización, presión y corrupción existentes en la actualidad en su seno y aledaños, por parte de algunas potencias estatales o transnacionales que dominan en práctica casi toda su estructura, para transformarse en una institución objetivamente democrática y realmente internacional. Esto es, en primer lugar, en una institución que represente equitativamente a todas las naciones existentes en el planeta y no sólo a los estados reconocidos por el actual derecho internacional.

La OIT, que en vez de basar su actividad sobre la gestión de los parámetros laborales oficiales, y de determinadas centrales sindicales, se dedique a desarrollar y proponer políticas de trabajo que tengan en cuenta todas las masas obreras nacionales (con o sin empleo o subempleo) y todos sus organismos locales, y a promover estudios y supervisiones del desarrollo del potencial productivo humano disponible, en todos los países, a partir de la instauración global de la biorenta y de los demás acuerdos internacionales, en función del reparto (local e interestatal) del trabajo y de la reconducción progresiva de horarios y jornadas laborales.

Las organizaciones y comisiones internacionales que se ocupan actualmente de la cuestión ecológica global, pueden poner en marcha un organismo de coordinación no sólo de la investigación, seguimiento, información, etc. medioambiental, sino también de gestión general, por encima de los estados, de los mayores problemas ecológicos globales.

La OMC, que se transforme de cúpula bandolera de repartición del saqueo internacional en organización reguladora de los intercambios internacionales, no sólo interestatales, según una ética social democrática y ecológica. En el absoluto respeto de todas las vidas, biosistemas y culturas del planeta..

La OCDE, que de consorcio elitista mafioso para la administración capitalista minoritaria del desarrollo, se transforme en centro de coordinación de la producción e investigación tecnológica mundial, de control del despilfarro competencial y de la tecnología productiva y mercadotécnica, de localización equilibrada de los centros de producción, de revisión y devolución de las deudas históricas originadas por el saqueo colonial, y de supervisión macroeconómica internacional de la biorenta.

El FMI y el BM, que de organizaciones corsarias a las dependencias de algunos estados y transnacionales, se transformen en organismos democráticos para la supervisión de las transferencias mundiales de biorenta, la planificación de los recursos financieros para el desarrollo ecológico, la harmonización y gestión tributaria, monetaria y financiera internacional, la supervisión de las inversiones internacionales para el desarrollo local y regional, la investigación científica, espacial, etc.

9.

Si definimos la biorenta como una renta individual de mantenimiento digno, desligada del trabajo y calculada por edad, condición familiar y región, y cuyo cómputo, establecimiento, gestión, seguimiento y control sólo puede fundarse sobre una institución local, municipal y regional, también las condiciones individuales para su usufructo sólo pueden ser planteadas, aceptadas y supervisadas en el marco social e institucional físicamente más cercano a sus beneficiarios.

Por lo tanto, es posible su atribución y gestión únicamente sobre la base de una relación colectiva e institucional local muy transparente y libre, por cada persona o núcleo familiar, que permita una evaluación correcta de las condiciones establecidas para al cómputo y, al mismo tiempo, sobre la base de parámetros aceptados y codificados a nivel internacional, por evidentes razones (gestión de los cupos locales, regionales y nacionales, migraciones, etc.). Si las condiciones ambientales, climáticas, económicas, etc. que están en la base de los cálculos de biorenta sólo pueden ser detalladas y comparadas sobre la base de las indicaciones de las instituciones locales, igualmente sólo es posible su aplicación con una relación de cercanía con cada persona beneficiada.

Además, en el periodo de puesta en marcha y adecuación de la biorenta en cada país, la participación local en su establecimiento será seguramente fundamental para perfeccionar los mecanismos y parámetros de cálculo propuestos desde los ámbitos internacionales.
En particular, es necesario tener en cuenta todo este aspecto, precisamente con relación a los profundos e inevitables cambios y nuevas reparticiones del trabajo y de los tiempos de trabajo que acompañarán inevitablemente todo el proceso de instauración de la biorenta (tema que será tratado en otro texto), visto que también en esta cuestión las colectividades locales tendrán un papel absolutamente determinante. Lo mismo se puede observar, con relación al usufructo y propiedad de la vivienda, que también tendrá que entrar a hacer parte de las alícuotas de base para los cálculos de biorenta, según los diferentes regímenes de uso, locación y propiedad existentes en cada país. Si y donde se precise mantenerlos en vigor.

10.

Todos los sistemas de seguridad social, salud, asistencia y otros servicios sociales individualizados, directos o indirectos, existentes en cada país, tendrán que ser remodelados un función de la biorenta. Empezando por los sistemas de atribuciones económicas para hijos y familias, todo tipo de ayudas sociales especiales, rentas de vejez, desempleo, pensiones públicas o privadas, becas, premios y tasas para muchas cuestiones relacionadas con la renta y el gasto personal, será necesario un bastante largo periodo de adaptación que permita integrar todo esto en el concepto y sistema internacional de biorenta universal.

Si desde que nace hasta la muerte, cada persona será beneficiaria de una renta individual (quincenal, mensual, etc.), de bienes y medios de pago, calculada con una serie de alícuotas dependientes de la bioregión cultural de residencia, edad, situación familiar, dependencia física y síquica, todas los demás tipos de renta individual, familiar o comunal tendrían que ser naturalmente incluidos o ajustados a la biorenta.


11.

La base y los primeros pasos para restablecer un desarrollo armónico de nuestra especie, de cuyas posibilidades generales de supervivencia ahora hasta se empieza a dudar por las consecuencias ecológicas que acarrea el modelo de desarrollo vigente, no pueden surgir desde el interior de la ética y política social y económica dominante, ni menos aún de sus principios, valores y mecanismos de desarrollo. Tampoco de ideologías producidas en su contexto, aunque se presenten aparentemente de forma reformadora o asimétrica.

Cada humano consciente de los desastres ecológicos, sociales y culturales presentes, puede hacer y decir algo para que esta devastación social y ecológica no vaya a peor. Aquí se ha hecho así, esperando encontrar más compañeros de viaje animados para un debate y un trabajo a la altura de las circunstancias.


Copiar, socializar, debatir, desarrollar, organizar, luchar. Hay que adelantar con éticas e ideas nuevas la reconstrucción ambientalista del capitalismo que están preparando las progresías oligárquicas y el laborismo

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