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Cotar: remate de la planta Totoras
Por Sofía Alberti para Indymedia Rosario -
Sunday, May. 22, 2011 at 12:08 AM
rosario@indymedia.org
El próximo jueves a las 11hs se rematará la fábrica quesera de la Cooperativa de Tamberos de la Zona de Rosario Ltda (COTAR). La misma está inactiva desde 2008 y es garantía de deudas millonarias adquiridas por la histórica firma láctea durante los 90´. La valuación del terreno totorense y la planta obsoleta, no cubrirían el monto a pagar y la empresa debería responder por el faltante. "Cotar no está en condiciones de afrontar ninguna deuda", afirmó la contadora Silvia Rodríguez Soto, quien tuvo por 10 años el rol de síndica y además fue designada por la justicia como interventora controladora de la cooperativa. Objetivamente, la situación económico financiera de COTAR es acuciante, los trabajadores cobran sueldos por debajo del convenio y no se abonan las cargas sociales.
Por orden del Juez de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de la Segunda Nominación de Rosario, el 26 de mayo a las 11hs en las puertas del Juzgado Comunal de Totoras se rematará la planta que COTAR tiene en esa localidad. El terreno de 3 hectáreas había sido garantía de un préstamo con el entonces SCOTIABANK QUILMES S.A.
La fábrica quesera de Totoras dejó de producir -aunque nunca fue oficialmente cerrada- en septiembre de 2008, en el marco de una creciente conflictividad laboral en el sector lácteo en el sur provincial. En el caso de COTAR, el proceso de desgaste económico financiero lleva más de una década. Cálculos estimativos arrojan el dato de que, hoy por hoy, el patrimonio neto negativo de la cooperativa es de alrededor de 60 millones de pesos.
Actualmente, lo que hace temer sobre la continuidad de la histórica firma láctea local es que, el terreno totorense y la planta obsoleta e improductiva, no llegarían a cubrir el monto de deuda y la Cooperativa de Tamberos debería responder por el faltante. "Cotar no está en condiciones de afrontar ninguna deuda", afirmó Silvia Rodríguez Soto. "Cotar tiene muchísimas deudas. No le alcanza para los temas diarios, ni para pagar los sueldos, inclusive ni se pagan los aportes", sentenció la interventora . Esto pondría en jaque la continuidad de la firma y, por ende, la posibilidad de conservar los 180 puestos de trabajo que de ella dependen.
Si bien en 2010 aparecieron varios pedidos de quiebra para COTAR por parte de diversos acreedores, ninguno prosperó. Y la cooperativa sobrevivió, en parte, porque sus mayores deudas son con el Estado. De hecho, la planta Rosario es garantía de una hipoteca impaga que el Banco Nación no ha reclamado, según advierte la síndica.
La Cooperativa de Tamberos de la Zona de Rosario Ltda, nació en enero de 1935 y supo constituirse en empresa líder en el sector lácteo. "Rosario fue la primera ciudad del país abastecida con leche pasteurizada por COTAR. Fue una empresa líder de Rosario y era la que fijaba el precio de la leche a nivel nacional", afirmó Rodríguez Soto.
A fines de los 90´ estalló la crisis que la llevó a vender su marca y aparato de comercialización a la empresa que desde entonces la controla: SanCor. En el 2000 COTAR se presentó a convocatoria de acreedores. En el informe que los síndicos presentan en aquellos años, convalidado luego por el juez interviniente, afirman que "el contrato firmado con SanCor fue leonino y perjudicial a COTAR. A raíz de ello, Sancor y COTAR firman un nuevo contrato por 9 años más, lo que supuestamente iba a permitir reflotar COTAR", narran desde la planta rosarina de Humberto Primo y Don Bosco.
Cuando se acercaba el plazo de vencimiento de dicho acuerdo, en 2009, los síndicos informaron que SanCor incumplió sistemáticamente el mismo, no otorgando los litros de leche pertinentes para la producción de COTAR. Los trabajadores presentaron en varias ocasiones pedidos de intervención y auditoría por considerar que "los directivos de COTAR responden directamente a SanCor, que vació la empresa y no invirtió en maquinarias". El principal temor que expresaban los referentes gremiales rosarinos era que "en el caso de que COTAR vaya a la quiebra, SanCor se quedaría con la marca y con las herramientas que tienen dentro de la Cooperativa de Tamberos, pero no respodería por los 250 puestos de trabajo" que de ella dependen.
Finalmente en septiembre de 2009, la Jueza de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de la 4ta Nominación de Rosario, Silvia Cicuto, resolvió nombrar interventores controladores a quienes venían desarrollándose como síndicos. En enero de 2010 la magistrada homologó un nuevo acuerdo entre las dos empresas, estableciendo que SanCor debía hacerse cargo de la puesta a punto de la maquinaria existente, y condicionando la homologación a la previa acreditación del pago de los salarios adeudados a los trabajadores.
Por su parte, las autoridades de COTAR realizaron una presentación en Tribunales afirmando que "la puesta a punto correspondía a COTAR. No hay plata para pagar los sueldos, ni para la puesta a punto y las autoridades de COTAR siguen defendiendo los intereses de SanCor. Eso sucede porque los socios de la Cooperativa de Tamberos entregan su producción de leche a SanCor, son sus socios directos. Pretenden salir lo más limpios posibles de una posible quiebra", contaban los obreros rosarinos en aquel momento. "Sancor evidentemente tiene una influencia en las decisiones que se toman en COTAR", destacó en consonancia la síndica e interventora.
En el citado fallo de enero de 2010, Cicutto estableció además la creación de una comisión de seguimiento integrada por COTAR, los síndicos, el Ministerio de Trabajo y de Producción de la provincia y los trabajadores -a quienes no menciona el fallo, pero las otras partes decidieron incorporar-. "La comisión de seguimiento tenía algunos temas por tratar, pero la empresa dice que nuestra función es mucho más limitada de las tareas que queremos abarcar, porque creemos que el seguimiento debe ser mucho más profundo. Tenemos funciones de controlar el dinero que entra y en qué se gasta. Pero no tenemos los elementos de rendición de cuenta necesarios. Como no podemos acceder a la documentación, pedimos a la jueza que se expida sobre nuestras funciones y esto está pendiente de resolución", aseguró Rodríguez Soto a la vez que reiteró la necesidad de una auditoría.
Al día de la fecha, los obreros de COTAR -tanto los de la planta de Rosario, como quienes hace dos años son trasladados aquí diariamente desde Totoras- llevan un año sin medidas de fuerza y están cobrando los salarios en forma parcial y por debajo de lo que marca el convenio lácteo -aunque no se renunció al mismo y las sumas faltantes quedan como deuda de la empresa con sus empleados-. Esto último es producto de un acuerdo firmado en agosto de 2010 en el marco de un paro de los empleados de COTAR que se extendió por un mes, por el cual la Jueza Civil Paula Sansó congeló los asuntos pendientes de la cooperativa siempre y cuando ésta garantizase el pago de $1000 semanales a sus trabajadores.
En consonancia, los puestos de trabajo que ascendían a 250 hace tres años, se vieron reducidos a 180 por la gran cantidad de 'retiros voluntarios' otorgados. A la par, desde la fábrica rosarina afirman que actualmente hay un alto nivel de productividad y una incipiente inversión en maquinarias.
En torno a la representación gremial de los trabajadores lácteos, la situación de los obreros de COTAR está atravesada por el hostigamiento de las autoridades nacionales del gremio ATILRA, que en 2008 luego de atacar a la opositora seccional rosario, la intervino y disolvió.
Como en el caso de los despidos por persecución gremial en SanCor Rosario, los empleados de la cooperativa de tamberos han sido abandonados por el gremio cuyo accionar tiende a beneficiar a las patronales lácteas. ATILRA, con sus acciones y omisiones, perpetúa la persecución y disciplinamiento político gremial a sus opositores internos y le despeja el camino a las empresas para las conocidas políticas de 'reestructuración interna'.
Pero además de estas estrategias burocráticas
ampliamente desplegadas en la actividad sindical
nacional, y a pesar de los datos objetivos expuestos
en esta nota, tanto el Secretario General de
ATILRA Nacional, Héctor Ponce, como
sus pares de las Seccionales El Trébol
y Totoras, Jorge Álvarez y Juan Lucena
respectivamente, han expresado que:
1) No concurrían a las audiencias convocadas
en el marco del conflicto de COTAR en la cartera
de trabajo provincial por no ser las mismas "solicitadas
por la Comisión Directiva de la Seccional",
tal como figura en la justificación entregada
al Ministerio de Trabajo de Santa Fe el 14 de
agosto de 2009;
2) Que Sancor no debía hacerse cargo de
la puesta a punto de la maquinaria dispuesta por
la justicia, y que de hacerlo, podrían
peligrar las fuentes laborales en SanCor -argumento
que ni SanCor ha esgrimido en ninguna de sus excusaciones
-. Así, por medio de circulares internas,
desligaban de todo tipo de responsabilidades a
SanCor por la situación de COTAR, concentrando
la crisis en la incapacidad productiva de esta
última;
3) Que en COTAR hay "un conflicto subyacente
en su personal, en el cual un sector muy identificado
se encuentra altamente politizado, anteponiendo
sus objetivos ideológicos al logro de una
solución que priorice la existencia de
una fuente de trabajo viable", tal como figura
en un comunicado interno firmado por el Consejo
Directivo Nacional de ATILRA en enero de 2010,
justo cuando se homologaba un nuevo acuerdo entre
ambas firmas lácteas. A modo de denuncia,
advertían además que la intención
de ese sector era formar una cooperativa.
De este modo, la persecución gremial hoy expresada en el abandono de los obreros rosarinos, complica aún más la situación de los empleados de COTAR. El inminente remate de la planta Totoras es un hecho que los trabajadores venían temiendo hace al menos dos años. Es por eso que, para quienes vivieron el extenso proceso de crisis "es un milagro" que la firma siga existiendo. No obstante, ese milagro no sería tal si los trabajadores de la cooperativa no hubieran llevado adelante una intensa lucha.
Sin lugar a dudas, la pérdida de casi la tercera parte de los puestos laborales de COTAR en los últimos años muestra una sangría interna que se orienta a las fórmulas de reestructuración propuestas en algún momento por la empresa. Y el aumento de su productividad a costa de no pagar cargas sociales y abonar salarios por debajo del convenio establecido, no es un buen augurio.