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¿Quién fue Herbert Shelton? La curación como proceso biológico
Por (reenvio) Crimentales - Monday, Jul. 18, 2011 at 4:13 AM

Prólogo de la edición póstuma del libro Mitos de la medicina de Herbert Shelton, por Jean A. Oswald

Herbert M. Shelton (1895–1985) ha sido uno de los principales críticos de la Medicina Moderna. Al tiempo que defendía las prácticas de un sistema de atención sanitaria denominado Higiene Natural, informaba a sus lectores de las muchas prácticas peligrosas que ejerce la medicina moderna. Desde 1920 a 1985 trabajó sin descanso para decirle al mundo que la salud se construye, no se compra. «Un pueblo sano destrozaría y haría que la industria farmacéutica cayera en la bancarrota; una industria farmacéutica con éxito debilita la salud y acorta la vida de las mismas personas que hacen que su éxito sea posible».

Proclamaba que los sistemas de curación pueden ir y venir, pero que la curación es eterna. Muchos fármacos milagrosos y técnicas revolucionarias han desaparecido en cuanto se ha descubierto que hacen más daño que bien. Al médico le preocupa más la intervención que la prevención; está encaprichado con los fármacos y la tecnología y ha perdido el sentido común.

Rubíes en la arena (ahora Mitos de la Medicina) se escribió doce años antes de que un artículo del The Jewish Press (19 de junio de 1973, Brooklyn, Nueva York) publicara la siguiente información procedente de Tel Aviv:

El número de funerales, según las estadísticas suministradas por la Sociedad Funeraria de Jerusalén, ha descendido casi a la mitad desde que, la semana pasada, comenzó la huelga de médicos.

Las estadísticas que se han obtenido de los archivos de la citada Sociedad demuestran que hace 20 años se produjo una disminución similar del número de funerales, la última vez que los médicos se pusieron en huelga.

Algunos años después, cuando los médicos de Toronto y los de Holanda se pusieron en huelga, se produjo una caída similar del índice de mortalidad.

Según el Dr. Shelton, el hecho de que se produjera un gran descenso del número de funerales justo después de que comenzara la huelga no fue una coincidencia. Él creía que muy a menudo los médicos enterraban sus errores.

El Dr. Shelton no pensaba que los médicos fuesen menos compasivos y tuviesen menos integridad que el resto de los humanos. Sabía que hay veces en las que la cirugía es necesaria, y en este libro afirma: «Un cirujano hábil, uno que sea consciente e inteligente, es una persona valiosa que merece la pena tener cerca en ciertas ocasiones.» Algunos médicos sí salvan vidas. Cuando mejor trabajan es cuando se encuentran ante una emergencia médica; cuando peor, cuando se sienten obligados a hacer algo para satisfacerse a sí mismo o a sus pacientes. Al Dr. Shelton le gustaba comparar la forma en la que el médico trata los síntomas con el capitán de un barco perdido en el mar, avanzando a tientas sin una brújula.

A lo que él se opone es a las enseñanzas y principios de la Medicina Moderna. «El mayor de los genios no puede hacer bien las cosas con las herramientas equivocadas.» En este libro explica que lo que se ha denominado cura de la enfermedad ha tenido consecuencias desastrosas para millones de personas. Una cosa es curar la enfermedad y otra bastante diferente devolver la salud al enfermo. Con un tratamiento farmacológico los síntomas pueden desaparecer, pero en su lugar quedan enfermedades que, a menudo, son graves y, algunas veces, mortales. La curación pertenece al organismo vivo.

El Dr. Shelton pensaba que la Higiene Natural era mejor que la Medicina Moderna. La práctica de la Higiene Natural consiste en construir nuestro sistema inmunitario dentro de nuestra fisiología, gracias a una forma saludable de vida. El Dr. Shelton nos enseña que cuidar la salud significa cuidarnos a nosotros mismos y que lo que necesitamos es ampliar nuestra perspectiva para situar la responsabilidad por las enfermedades en un nivel más profundo de la conciencia, donde se puede encontrar el potencial curativo. Describe la mentalidad higiénica como una receta que proporciona de forma adecuada los requisitos naturales que exige una vida saludable − descanso mental, físico y fisiológico, alimentos adecuados, aire fresco, ejercicio, luz del sol, calor y limpieza−. Shelton investiga las causas que provocan los daños y las elimina. Entre los factores causales se incluyen cada acto, hábito, indulgencia, circunstancia o material que dañe, ya sea a largo o corto plazo, la integridad estructural del organismo. Intentar remediar la enfermedad sin eliminar la causa es como intentar que a una persona se le quite la borrachera mientras sigue bebiendo.

«Id y educad al profano» − solía decir −, porque es el profano quien pensará, escuchará y responderá. Pensaba que los médicos estaban ciegos y tenían el cerebro lavado por una serie de teorías infundadas sobre las enfermedades y dolencias. Sin embargo, el profano, en especial si ha seguido un tratamiento farmacológico, suele estar deseando volver al plan de sanidad que le ofrece la propia Naturaleza. Sólo la Naturaleza cura el organismo y es éste el que tiene el poder inherente para hacerlo. En este libro, el Dr. Shelton nos enseña que la curación es un proceso biológico, no un arte. La curación no es algo que se hace para el organismo vivo, sino que es algo que el propio organismo hace por sí mismo desde dentro de sí mismo.

Las enseñanzas y principios higiénicos sobre las leyes básicas de la vida que el Dr. Shelton explicaba no cambiaron durante los sesenta años que los promulgando. Aunque jamás proclamó poseer todas las respuestas para las enfermedades, la salud y la curación, se demostró que los principios higiénicos que defendía eran correctos y válidos. Antes, se le llamaba charlatán y la mayoría de las veces los miembros de la profesión médica denominaban charlatanismo a sus enseñanzas. Ahora, el disentimiento de la Medicina no es diferente; sin embargo, las obras del Dr. Shelton están ahora en primera línea de la reforma sanitaria.

Me acuerdo de una conversación que tuve con él, en la que una vez fue su famosa escuela de salud, en San Antonio, Tejas. Fue a principios de los años ochenta. El Dr. Shelton me habló con gran entusiasmo y emoción de su deseo de actualizar, reeditar y acabar la nueva Introducción de la segunda edición de su libro Rubies in the Sand [Rubíes en la arena]. Por aquel entonces, recibía muchas consultas sobre dónde se podía comprar su libro, pero, por desgracia, la edición estaba agotada. Deseaba profundamente que el público dispusiera del libro.

Tras su muerte, en 1985, el proyecto permaneció dormido durante nueve años. Entonces, John Lodi, un editor jubilado, creyó necesario continuar con lo que el Dr. Shelton no pudo acabar en vida. Lodi había recibido muchas consultas sobre el paradero de los clásicos del Dr. Shelton. Muchas gracias a Lodi por cumplir uno de los últimos deseos del Dr. Shelton. Aquí al menos sus obras siguen vivas.

Si usted es de los que se hacen preguntas como estas:

-¿Es esta operación realmente necesaria?

-¿Tendré una nueva enfermedad ocasionada por los efectos secundarios de este fármaco? ¿Quizá una peor que la que me van a tratar?

-¿Qué peligros acarrea esta vacuna?

-¿Podría realizar un tratamiento externo o es totalmente necesario que ingrese en el hospital?

-¿Es mejor morir en casa con dignidad, rodeado de mis familiares, que vivir un poco más con ayuda de la moderna parafernalia médica?

-Si alguna vez se las ha planteado, este libro es para usted. Y para aquellos que deseen conocer las circunstancias que rodearon el comienzo del sistema médico, este libro les servirá para descubrir por sí mismos qué es mito y qué es realidad.

Jean A. Oswald
Septiembre de 1994.

Autor de Yours for health, The life and Times of Herbert M. Shelton.

fuente http://crimentales.blogspot.com/search/label/Salud

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