En el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, celebrado en Bogotá, en Julio de 1981, se decidió conmemorar cada 25 de noviembre como el día de reflexión y denuncia contra las diferentes formas de violencia que sufren las mujeres. Se eligió esa fecha porque en 1960, en la República Dominicana, fueron asesinadas las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, opositoras al dictador Trujillo.

En el mencionado encuentro de Bogotá se tomó el compromiso de impulsar en los respectivos países la celebración de esa fecha. Este compromiso representaba un acto de gran valor dado que la mayor parte de los países de América Latina estaban bajo dictaduras tan o más sangrientas que la de Trujillo, muchas de ellas apoyadas en los sectores conservadores que no veían con buenos ojos la lucha de las mujeres. Constituía también un acto de gran valor porque se planteaba en el medio de una sociedad que consideraba que si una mujer era maltratada "por algo habrá sido o algo habrá hecho", o que para "mantener la paz en el hogar" debía guardar silencio y seguir soportando la violencia psiquica o física.

La marcha del orgullo gltttb se celebraba en Buenos Aires originalmente el 28 de junio, como en muchas otras ciudades del mundo. La fecha recuerda que en 1969, se iniciaron tres días de revuelta para resistir la brutalidad policial en el bar Stonewall de Nueva York, dando origen al movimiento de liberación homosexual. Luego, se decidió tomar una fecha más vinculada a la historia local: la marcha se haría el primer sábado de noviembre, recordando que el 1/2 de noviembre de 1967 fue la primera aparición pública de un grupo homosexual en América Latina: Nuestro Mundo.

Este año, lamentablemente, la marcha del orgullo glttb tendrá lugar el 25 de noviembre. Extraña superposición cuando la marcha ha devenido, tristemente, en un desfile frívolo bajo el auspicio de boliches y otros patrocinadores del mercado gay. Hace ya varios años que la marcha del orgullo ha dejado de ser una jornada de lucha de quienes quieren construir un mundo más humano para convertirse en una maratón de individuos ávidos por ser "integrados" a través de su potencialidad como consumidores. Ciertamente, bailar tras un camión al ritmo de una música de volumen ensordecedor y hacer un jueguito de abuchear a ministros, funcionarios y personas famosas y homofóbicas puede ser divertido para algunxs, pero no representa en absoluto un cambio real de la situación de discriminación, criminalización y represión de la que seguimos siendo objeto quienes nos negamos a asimilarnos a este sistema de muerte, explotación y opresión

La violencia contra las mujeres se repite impunemente día tras día, sobre todo contra aquellas que, como Romina Tejerina, nunca serán cool ni fashion como participar del lujoso crucero gay o alojarse en el nuevo hotel gay cinco estrellas. Aquellas que como Marita Verón no serán consumidoras en ningún mercado sino mercadería traficada por bandas ligadas a los feudos provinciales o a las fuerzas represivas. Aquellas que como Lucila Yaconis, Rocío Ubilla o las niñas Evelyn y Marela están al alcance de cualquier depredador que se siente muy a salvo al amparo de una legislación y un sistema judicial profundamente machista y patriarcal. Aquellas como las dos chicas discapacitadas mentales, violadas primero por hombres brutales y vueltas a violar luego por las y los ultraconservadores católicxs.

Si la marcha del orgullo se realizara el 24 de marzo, se consideraría de mal gusto y lo sería. Se considerarían ridículos los trajes y la música de discoteca justo el día en que se conmemora el genocidio a todxs lxs que lucharon por un mundo mejor. Sería desubicado hacer la marcha del orgullo porque ese día se conmemora otra cosa. Y sin embargo, la marcha del orgullo este año se realiza el día en que se conmemora la lucha contra la violencia hacia las mujeres, y ese mismo hecho es un acto de violencia más hacia las mujeres

En una alarde de liviandad y frivolidad, la consigna de la marcha del orgullo de este año es "Todos y todas somos maravillosamente diferentes". En una sociedad capitalista, patriarcal y racista hay una diferencia fundamental e irreconciliable: la que existe entre quienes detentan el poder y quienes lo padecen. Hay mujeres que detentan el poder. Hay gays y lesbianas que detentan poder. Pero la mayoría de las mujeres y de lxs glttb padecen el poder, soportan y confrontan sus abusos e injusticias todos los días. Resisten. Se organizan para cambiar el orden establecido y naturalizado por una sociedad que les da vuelta la cara en tanto se atrevan a cuestionar los privilegios de clase, los roles familiares y el sustento cultural de este sistema.

La polémica ha tomado estado público por la denuncia de diversos grupos feministas y de mujeres, de que esta decisión de la Comisión Organizadora oficial de la Marcha del Orgullo, es un aporte más a la sistemática invisibilización de la violencia hacia las mujeres. Ahora le queda la palabra a la Comisión, aunque difícilmente pueda repararse el efecto de esta decisión, y en todo caso quedara relegado a una vacia mención desde el escenario.

Las alianzas entre el movimiento GLTB y el de mujeres y feministas son necesarias contra la opresión del patriarcado, pero para que estas alianzas sean reales y fructíferas, deben basarse fundamentalmente en el respeto por la diversidad y en el consenso de una visión clasista de las distintas opresiones sexuales y de género.

¡El 25 de noviembre es y será hasta su completa erradicación, el día de lucha contra todo tipo de violencia hacia las mujeres, no el día del consumo gay!

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