Julio López
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Viernes 28 de Noviembre de 2008 | Allanan una clinica clandestina

Todas abortamos

Untitled Document El miércoles 26 de noviembre fue allanada una clínica clandestina donde se realizaban abortos en la localidad de Longchamps. Quedaron cuatro personas detenidas. Luego de seis meses de investigación, que incluyeron escuchas telefónicas, detectives de la Delegación de Investigaciones (DDI) de Esteban Echeverría realizó el allanamiento.

Al momento de ingresar la policía, una joven mujer estaba a punto de abortar. Ella esta entre lxs detenidxs imputada de " tentativa de aborto". Nunca hemos visto allanamientos semejantes en las clínicas de Barrio Norte ni de Recoleta, jamás hemos visto a una mujer de las clases privilegiadas cargar con una acusación penal por intentar realizarse un aborto. No queremos que las haya, por supuesto, pero sí queremos resaltar una vez más que las que se exponen en todo sentido para realizarse abortos clandestinos son las de las clases más humildes.

No hemos visto tampoco que se investigue a los maridos golpeadores durante seis meses. No hemos visto que se apliquen escuchas telefónicas y detectives para combatir la trata de de mujeres que son secuestradas para obligarlas a ejercer la prostitución. Pero sí vemos un estado que despliega todo un abanico de recursos represivos y jurídicos para combatir el aborto. La justicia elige los temas que investiga y decidió que son las mujeres que abortan las que constituyen un peligro para la sociedad. Este caso es un claro ejemplo de violencia del Estado contra las mujeres, el mismo Estado que les niega de diversos modos el acceso a derechos ya reconocidos, como la anticoncepción gratuita y los abortos no punibles ya vigentes. La utilización de los recursos del Estado (en tiempo, personas y tecnología), no para combatir a los grandes narcotraficantes, sino para combatir a las mujeres pobres que tienen embarazos no deseados.

Las estadísticas no oficiales afirman que al menos una mujer por día muere por aborto clandestino y por lo general son las mujeres pobres, ya que son ellas las que no pueden acceder a un aborto en las condiciones mínimas de higiene que exige. En la Argentina aun los abortos no punibles nos son negados, lo que no impide que se produzcan más de 500.000 abortos anuales, lo que equivale a 4 abortos cada 10 nacimientos. Según estimaciones, en el mundo 19 millones de mujeres pobres interrumpen sus embarazos y el 13% de ellas mueren. Otras tantas sufren secuelas como sepsis, anemia, ruptura cervical, lesiones intestinales, perforación uterina, etc. Todas estas secuelas se eliminarían si el aborto fuera una práctica legal contemplada y garantizada por los sistemas de salud pública. En casi todos los países latinoamericanos el aborto es considerado un delito, salvo en Cuba, Costa Rica y Guayana, donde esta legalizado.

El significado profundo de luchar por el aborto legal es comenzar a recuperar la potestad sobre nuestros cuerpos, sobre nuestra sexualidad. Es reafirmar que nuestro cuerpo es nuestro, y de nadie más. Es afirmar que el cuerpo de la mujer no es sólo un recipiente de hijos, sino que es una fuente de placer para nosotras mismas. Nosotras decidimos si queremos ser madres y cuándo. Aunque se entablen falsos debates, estar a favor de la legalización del aborto no es estar contra la vida, es revalidar el derecho de las mujeres a una vida digna. Vida digna que supone la maternidad como opción y no como obligación para con el marido, novio o Estado.

Casi ninguna mujer es ajena al aborto: una amiga, una conocida, nuestra madre, nostras mismas. Es parte de nuestra vida, es la palabra tabú que evitamos mencionar, salvo entre mujeres. Nos convierten en clandestinas e ilegales: a las que abortamos y a las que acompañamos, a las que sabemos y guardamos el secreto, porque mañana podemos ser nosotras.

Nuestro cuerpo campo de batalla. Nuestro cuerpo preso del estado. Nuestro cuerpo rehén de las leyes. Nuestro cuerpo objeto del placer de los varones. Nuestro cuerpo víctima de la violencia. Nuestro cuerpo violado y revictimizado una y otra vez. Nuestro cuerpo golpeado. Nuestro cuerpo estereotipado. Nuestro cuerpo embellecido hasta nuestra propia muerte. Nuestro cuerpo empobrecido. Nuestro cuerpo vilipendiado. Nuestro cuerpo siempre territorio de los otros. Nuestro cuerpo siempre expropiado.

Queremos nuestro cuerpo, queremos que nos lo devuelvan, queremos educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal, seguro y gratuito para no morir.

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