Por Maite Amaya
Coco es una travesti de 27 años,
privada de su libertad en el penal San Martín, un penal de varones. Participando
de la coordinadora antirrepresiva, me entere por una militante de derechos humanos
que ingresa al penal, que allí se encontraban privadas de su libertad
dos travestis, y una de ellas en condiciones calamitosas. Con un delicado cuadro
de salud. Viviendo con vih. Torturada, abandonada, desoída, mal alimentada,
en condiciones antihigiénicas y sin apoyo externo. Entonces me dirigí
rápidamente a la cárcel averigüe cuando era el horario de
visita y comencé a ingresar.
Las tardes dentro del pabellón
tienden a ser grises y frías. Pero nuestro compañerismo travesti
logra imprimirle cálidos violetas, a veces rojos, amarillos, carcajadas
y mucho amor.
La cárcel hace parte de un
dispositivo de control de la pobreza, delincuencia hay en todos los estratos
sociales, solo que lxs poderosxs no van a la cárcel. ¿Qué
hacer con la pobreza? exterminarla es la respuesta política en el actual
sistema, con hambre, cárcel y gatillo fácil. La población
carcelaria en su inmensa mayoría esta por atentar contra la propiedad
privada. Algo terrible es que la mayoría de las personas privadas de
su libertad están esperando un juicio, son solo procesadas. Ni siquiera
tienen veredicto de culpabilidad.
En medio de este desalentador panorama
tejemos solidaridad dentro del penal. Espacio que sostenemos desde hace 10 meses.
Los días de visita se han transformado en espacios de reflexión,
formación y debate. Hoy también de entrevista, para la cual coco
se prepara humedeciendo sus labios y contesta
"Me llamo Coco Contreras.
Hace 6 años que estoy privada de mi libertad. Estuve 1año en Bouwer.
Hace 5 años que estoy en el penal de San Martín. Y hace 2 años
ocho meses que estoy en el pabellón 1".
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