19 de diciembre. Se quedaron todos. Y se los ve rozagantes, pletóricos de salud, aferrados con uñas y dientes a sus sillones y sus negocios. El congreso de la nación, los ministerios, las administraciones provinciales (ni que hablar de las municipales) siguen siendo un muestrario de lo peor que tiene para ofrecernos esta democracia de hambre y corruptelas que tan bien supimos ganar, el destino que la barbarie capitalista tiene reservado para nuestra gente y nuestra tierra.
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