Mariano Ferreyra, de 23 años, fue asesinado el 20 de octubre de 2010
por un disparo en el pecho, cuando una patota de la Unión Ferroviaria
(UF) -con la complicidad de la Policía Federal- arremetió contra quienes
exigían el pase a planta permanente de trabajadores tercerizados del
Ferrocarril Roca. Hubo otros heridos: Elsa Rodríguez, Nelson Aguirre
y Ariel Pintos.
Mientras Mariano volvía a morir con las afirmaciones de integrantes
del gobierno nacional -para quienes el asesinato del militante del
Partido Obrero era el resultado "fortuito" de un "enfrentamiento”
y de un patotero al que "se le fue la mano"- y de los llamados intelectuales
K -que cuestionaban principalmente por qué un militante, un estudiante,
un joven, acompañaba un reclamo ferroviario- miles de trabajadores,
junto a organizaciones sociales, políticas, de Derechos Humanos
y estudiantiles, comenzaban a reclamar justicia y cárcel a los responsables.
El asesinato de Mariano Ferreyra volvió a poner en el tapete una
serie de cuestiones, desde la precarización laboral sostenida por
las empresas y avalada por el Estado hasta los subsidios que perciben
los dueños del transporte público. A ello, hay que sumarle el accionar
de patotas que responden a la burocracia sindical.
El lunes, al cumplirse el cuarto aniversario del crimen, habrá
una muestra artística y un acto.
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