Mi nombre es Cristian, tengo 19 años y como cualquier persona de mi edad, algunas veces he tomado de más, una qué otra vez me pelee con alguien, pero no soy un delincuente. Ese día 1° de noviembre viajaba en el tren hacia Caballito, tenia turno en el hospital odontológico, de allí tenia una entrevista de trabajo para las colonias de vacaciones de la ciudad de Buenos Aires y aprovechaba el viaje para cambiar marquillas de cigarrillos por unas entradas para el teatro. Recuerdo que el día anterior estuvimos hasta tarde con mi vieja para armar el curriculum para el trabajo de las colonias con muchas expectativas.
Llego a la estación a las 6:15 donde me encuentro con una demora del tren. Cuando llega, se encuentra desbordado de gente, todos malhumorados porque llegaban tarde a sus trabajos. Llegando a Haedo nos encontramos con el incendio del tren. El tren en el que yo viajaba para en medio del campo, así que no llegamos a ver a los bomberos. Para bajar del tren tuvimos que nacerlo por las ventanillas ya que las puertas se encontraban cerradas, las señoras grandes se caían, se golpeaban, era indignante, no se podía respirar, la gente grande se desmayaba, había embarazadas descompuestas.
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