Próximo a cumplirse un nuevo aniversario del golpe militar de 1976, sigue sin conocerse el paradero de Julio López, testigo en el juicio contra Etchecolatz, donde por primera vez la justicia Argentina determinó que lo actuado durante la dictadura militar fue un genocidio.
Mientras la indiferencia de la sociedad y sus instituciones pavimenta el camino hacia el olvido, desde distintos puntos del país, organizaciones, sindicatos, partidos políticos, activistas de derechos humanos, no renuncian a hacer presentes sus voces reclamando y exigiendo justicia.
Los hechos de impunidad que se vienen sucediendo desde el ingreso a la democracia surgen de las mismas instituciones asentadas en la corrupción, el saqueo, la represión y la muerte; y por una sociedad que legitimó siempre las violaciones a los derechos humanos desde la campaña del desierto, hasta la tolerancia y complacencia de que los asesinos de ayer y de hoy caminen libremente entre nosotros y nosotras.
Teniendo memoria, los gobiernos eligen la amnesia.
Teniendo memoria, la justicia elige la amnesia.
Teniendo memoria, la historia elige la amnesia.
Teniendo memoria, los medios eligen la amnesia.
Teniendo memoria, la educación elige la amnesia.
Nosotros y nosotras, teniendo memoria, elegimos la dignidad de no olvidarnos.
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