Desde el jueves pasado, la sangre del maestro Carlos Fuentealba riega los senderos de la resistencia y la lucha, esparcida por una granada de gas lacrimógeno, gatillada por el Estado que lo ejecuto. El estupor de la vida asesinada movilizara y colmara las calles este lunes, con su rumor y sus pasos, con miles de labios nombrando los rostros de la muerte, con miles de manos y brazos trasformados en dignidad.
Fotos de la movilización en Neuquen
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