El 18 de septiembre de 2006 Jorge Julio López debía presentarse en los alegatos de las querellas en el juicio contra Miguel Osvaldo Etchecolatz, el comisario de la policía bonaerense que, como mano derecha del general Camps durante la última dictadura, dirigió 21 centros clandestinos de detención en la provincia. En su testimonio él había reconocido a varios genocidas, entre ellos al mismo Etchecolatz. 9 años después de su secuestro sigue sin saberse qué fue lo que sucedió con él ese día. “No es este tribunal el que me condena, sino que son ustedes los que se condenan” fueron las últimas palabras de Etchecolatz en aquel juicio. Pese a que, desde el primer momento, los organismos denunciaron la desaparición de López y exigieron que se investigara a los genocidas reconocidos por López y sus vínculos con policías en actividad, el gobierno se empecinó en implantar la idea de que se trataba de “un viejito perdido”. La causa judicial fue iniciada como “averiguación de paradero”, en manos de la justicia provincial y con la Policía Bonaerense como fuerza encargada de llevarla a cabo. Recién en 2008 se apartó a la Bonaerense y se creó la Secretaria Especial para Delitos de Lesa Humanidad para seguir el caso. Sin embargo, a 9 años de su segundo secuestro, la investigación continúa paralizada. La Plata: |